Justo ahora, que estamos aislados socialmente, frente a una virus sin vacuna y en plena discusión de lo que es o no esencial en la vida de los seres humanos, este libro compilatorio de Noam Chomsky es ideal.
Chomsky irrumpió en la escena política de los Estados Unidos a mediados de los sesenta y se convirtió en uno de los principales críticos de la política exterior ejercida la nación más poderosa del planeta. Todo comenzó con su oposición a la guerra de Vietnam y no se detuvo hasta analizar cada variante de la democracia o el impacto de los medios de comunicación.
Por América Gutiérrez Espinosa
¿Cómo es que tenemos tanta información, pero sabemos tan poco?
Noam Chomsky
Ciudad de México, 30 de mayo (LibreríasElSótano).- Justo ahora, que estamos aislados socialmente, frente a una virus sin vacuna y en plena discusión de lo que es o no esencial en la vida de los seres humanos, reapareció entre mis lecturas Noam Chomsky, un viejo conocido que me hizo compañía buena parte de la Universidad en las materias con dilemas lingüísticos o filosóficos.
Este reencuentro fue en un conveniente formato de bolsillo y está editado por Austral. Comencé su lectura, bajo promesa de contraportada, que advertía de una sugestiva reunión de ideas fundamentales en un sencillo pero poderoso volumen llamado: Chomsky esencial.
La promesa se cumplió, imaginé a este lingüista de aspecto sensible y cuya agudeza es capaz de sensibilizar al cabeza más dura de la región, sentado en mi sofá (llevo 50 días en casa, tengo derecho a imaginar unicornios en mi estancia) respondiendo a todas las preocupaciones del mundo, con casos de estudio lúdicos y comprobables. Pero, después de leer a detalle, es importante establecer que Chomsky antes que un académico, es un activista político y social.
El mismo se reconoce como ciudadano, como integrante de una comunidad; cuyas responsabilidades incluyen: mantenerse informado, participar en el debate público con argumentos consistentes y sobre todo, poner el ejemplo tomando acción.
Chomsky irrumpió en la escena política de los Estados Unidos a mediados de los sesenta y se convirtió en uno de los principales críticos de la política exterior ejercida la nación más poderosa del planeta. Todo comenzó con su oposición a la guerra de Vietnam y no se detuvo hasta analizar cada variante de la democracia o el impacto de los medios de comunicación.
Algo que sorprende es que Chomsky sostiene sus premisas con modelos certeros, no se conforma con limitarse a hablar sobre los hechos desde una posición cómoda y segura. Fue de los primeros pensadores contemporáneos en alzar la voz, en manifestarse durante una época en que cualquier acción de protesta o de desobediencia civil eran juzgadas duramente. Para él, todo está relacionado con la coherencia y los valores, nunca tuvo intenciones de elucubrar y teorizar al margen de los sucesos, su motivación sigue siendo provocar un cambio con acciones específicas.
Chomsky revolucionó no sólo el estudio del lenguaje, sus ideas tienen un profundo impacto en la psicología, filosofía, política, ciencia y la vida intelectual en su conjunto. Para él “expandir las ilusiones es simplemente una parte de organizar y actuar”, en estos momentos es vital alejarnos de cualquier tipo de engaño, de las tristemente célebres fake news.
Es curioso como los autores que lo han influenciado como Kant, Descartes, Russel, Guérin, Luxemburgo, Smith y Bakunin, comparten una ética orientada a la lucha y producción intelectual por una sociedad más justa e igualitaria, en la que los individuos vivan dignamente, en función de su vocación y habilidades, intenciones que difícilmente se puede alcanzar en una sociedad autoritaria o llena de “ilusiones expansivas” que permiten un control social casi imperceptible.
El encierro nos provoca irritabilidad, va más allá de una abrupta alteración de la vida diaria. No elegimos esta situación de confinamiento, nos alcanzó, fue obligatoria, la sobrevivencia depende de ello. Por eso al llegar a una reflexión incluida en el capítulo Enseñar sobre la resistencia, entendí que no puedes enfrentar a ningún sistema político sin información verificada y confiable o terminarás rompiéndote algo más que la cara, “…hay que empezar comprendiendo cómo funciona el mundo: el mundo no recompensa la honestidad y la independencia, recompensa la obediencia y el servicio.”
Una de las cosas más interesantes de un estudioso como Noam Chomsky, es su apuesta por la conciencia y las relaciones de solidaridad comunitaria. La conciencia a la que se refiere el autor, supone que un auténtico proceso de liberación, es una manera de superar la apatía y la indiferencia.
Chomsky nos da ejemplos de cómo asumir un pensamiento libre y expresarlo con responsabilidad. Cada conversación, ensayo o sesión de preguntas incluidas en Chomsky esencial es un todo, una entidad completamente independiente, se puede empezar por cualquiera de ellos y encontrar análisis que no necesariamente están enlazados pero que argumentan, desde pensadores clásicos y contemporáneos, el problema de la libertad humana.
Y elijo terminar con esto: “Blas Pascal planteó lo siguiente: no hay forma de saber si Dios existe. Y dijo: si asumo que existe y resulta que existe, me irá bien. Si no existe, no pierdo nada. Pero si existe y asumo que no existe, puedo tener problemas. Ese es, en esencia, su argumento. Con respecto a la libertad humana, si asumes que no hay esperanza, estás garantizando que no la habrá. Si asumes que existe un instinto de libertad, hay posibilidades de cambiar las cosas, existe la posibilidad de que puedas contribuir a hacer un mundo mejor. Tú eliges.” Noam Chomsky
América Gutiérrez es Coordinadora de contenidos de Librerías El Sótano. Ha trabajado para Discovery Channel LA, Nat Geo, A&E, IMER y Penguin Random House. Siempre se pregunta: ¿en qué se parece un cuervo a su escritorio? Actualmente estudia las leyes que rigen las excepciones.