Dado que en fases tempranas el cáncer de ovario es curable, tener claros los síntomas iniciales es vital para su detección. A pesar de no contar con una prueba de cribado para identificarlo, una experta destaca los signos más importantes basada en un estudio realizado a mil 700 mujeres.

Por Barbara Goff
Professor of Obstetrics and Gynecology, School of Medicine, University of Washington

Madrid, 27 de mayo (The Conversation).- El cáncer de ovario es el más mortal de los tumores ginecológicos. Menos del 40 por ciento de las personas a las que se les diagnostica un cáncer de ovario se curan, y aproximadamente 12 mil 810 mujeres en Estados Unidos y  mil 900 en España mueren cada año a causa de esta enfermedad.

Durante los últimos 25 años, los científicos han tratado de encontrar una prueba de cribado para detectar el cáncer de ovario en sus fases más tempranas, cuando las posibilidades de curación son altas.

Desgraciadamente, múltiples ensayos clínicos con cientos de miles de participantes no han logrado identificar una forma eficaz de detectar el cáncer de ovario.

De hecho, el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de Estados Unidos otorgó al cribado del cáncer de ovario una calificación de D en 2018, lo que significa que desaconseja el cribado periódico porque no mejora la supervivencia y puede resultar perjudicial para las pacientes.

Dado que actualmente no existe ninguna prueba de cribado eficaz, el 70 por ciento de las personas con cáncer de ovario es diagnosticada en estadios avanzados, cuando las posibilidades de curación son escasas. Entre el 60 por ciento y el 90 por ciento de las personas con cáncer en estadio uno o dos, que permanece en los ovarios y la pelvis, están libres de la enfermedad cinco años después del diagnóstico.

Pero incluso aquellas con la enfermedad avanzada tienen una mayor probabilidad de curarse si la extirpación quirúrgica completa es todavía posible. Esto hace que el diagnóstico precoz sea aún más importante para la supervivencia global.

Sin pruebas de cribado, muchos médicos asumen erróneamente que el diagnóstico precoz del cáncer de ovario no es posible. Como oncóloga ginecológica que trata a cientos de pacientes con cáncer de ovario cada año, me sentí frustrada por estos diagnósticos tardíos, y me pregunté si un mejor reconocimiento de sus síntomas podría ayudar a los médicos y a las pacientes a identificar el cáncer de ovario antes.

Un tubo de ensayo para la realización de un estudio de cáncer. Foto: Ammy Ravelo, EFE
Dibujo de los dos ovarios de la mujer. Foto: Pedro Pablo García May, EFE

SÍNTOMAS DETECTABLES

El cáncer de ovario se ha llamado históricamente “asesino silencioso”, porque los médicos pensaban que sus síntomas eran indetectables. A menudo se diagnosticaba a las pacientes tan tarde que los médicos pensaban que no se podía hacer nada.

Pero en los últimos 20 años se han realizado muchos estudios que demuestran que el cáncer de ovario tiene signos de alerta temprana. Mis colegas y yo realizamos uno de los primeros estudios en 2000. Nuestra encuesta, realizada a mil 700 mujeres con cáncer de ovario, reveló que el 95 por ciento de las pacientes declararon tener síntomas notables entre tres y 12 meses antes del diagnóstico. Los síntomas más comunes eran dolor en la pelvis y el abdomen, aumento de la frecuencia y de las ganas de orinar, dificultad para comer o sensación de saciedad rápida, e hinchazón o distensión abdominal.

Es importante destacar que las personas con la enfermedad tanto en fase avanzada como en fase inicial manifestaron síntomas similares. Estudios posteriores de numerosos investigadores confirman además que las pacientes con cáncer de ovario, incluso en fase inicial, experimentan síntomas frecuentes.

También descubrimos que se suele diagnosticar erróneamente el cáncer de ovario como otra enfermedad. Cuando preguntamos a las pacientes cuál era la causa de sus síntomas según sus médicos, el 15 por ciento los atribuyó a la enfermedad del intestino irritable, el 12 por ciento al estrés, el 9 por ciento a la gastritis, el 6 por ciento al estreñimiento, el 6 por ciento a la depresión y el 4 por ciento a alguna otra causa. El 30 por ciento recibió tratamiento para una enfermedad diferente. Y al 13 por ciento se le dijo que no había nada malo.

Uno de los principales problemas ha sido distinguir los síntomas del cáncer de ovario de los de las afecciones gastrointestinales y urinarias comunes. En otro estudio, mi equipo y yo descubrimos que las pacientes con cáncer de ovario tienen síntomas de aparición reciente y se producen más del 50 por ciento del mes.

Para facilitar la detección precoz del cáncer de ovario, mi equipo y yo comparamos los síntomas que experimentan las pacientes con cáncer de ovario con los de las pacientes sin cáncer de ovario. Desarrollamos un índice que identificaba seis síntomas importantes del cáncer de ovario: hinchazón, aumento del tamaño del abdomen, sensación de saciedad rápida, dificultad para comer, dolor pélvico y dolor abdominal. Los síntomas debían producirse más de 12 veces al mes, pero debían durar menos de un año.

De acuerdo con estos criterios, nuestro índice fue capaz de detectar el cáncer de ovario desde el 60 por ciento al 85 por ciento de las pacientes de nuestro estudio, un rango similar al que se consigue con los análisis de sangre de diagnóstico del cáncer de ovario.

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Dibujo de las trompas de Falopio. Foto: Pedro Pablo García May, EFE

PREVENCIÓN DEL CÁNCER DE OVARIO

Aunque la detección precoz es importante, también hay estrategias de prevención que pueden ayudar a reducir el riesgo de desarrollar cáncer de ovario.

Si tiene antecedentes familiares de cáncer de ovario, informe a su médico, que puede recomendarle pruebas genéticas para determinar completamente su riesgo, o una cirugía profiláctica para prevenir el desarrollo del cáncer.

Los anticonceptivos orales, la ligadura de trompas (o la cirugía para cerrar las trompas de Falopio), el embarazo y la lactancia materna reducen el riesgo de padecer cáncer de ovario.

Por último, hasta el 70 por ciento de los cánceres de ovario pueden surgir de las trompas de Falopio. La extirpación de las trompas de Falopio en el momento de otra intervención quirúrgica puede ser otra opción para ayudar a reducir el riesgo de cáncer de ovario. Esto debe hacerse sólo si no tiene previsto quedarse embarazada en el futuro.

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