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La domesticación ha provocado grandes cambios que separan a los perros de los lobos. Esta nueva investigación revela que los canes han evolucionados para contar con mayor expresión facial y comunicarse de forma más efectiva con los humanos.

Redacción Ciencia, 5 abr (EFE).- Los perros son capaces de miradas y expresiones que son irresistibles para sus dueños. El misterio de esos ojos cuando quieren conseguir una golosina está en algunas características faciales claves que habrían influido también en la elección de esta especie para su domesticación.

Los perros son únicos por su vínculo recíproco con los humanos, que puede mostrarse a través de un mirada mutua, algo que no se observa en otros mamíferos domesticados como gatos o caballos, según Anne Burrows de la Universidad de Pittsburgh (EU), que presentó un estudio en el congreso Experimental Biology.

La investigación se centra en la anatomía de los pequeños músculos miméticos, que en los perros como en los humanos están dominados por fibras de miosina de contracción rápida, lo que explica por qué podemos formar expresiones faciales rápidamente, pero no mantenerlas por mucho tiempo.

En otros animales, como los lobos, aunque también dominan la fibras de contracción rápida, si se compara con perros tienen una mayor proporción de fibras de contracción lenta, más eficaces para los movimientos largos y controlados y no se cansan tan rápidamente.

Una mayor presencia de fibras de contracción rápida permite una mayor movilidad facial y un movimiento muscular más rápido, lo que hace pequeños los movimientos, como levantar las cejas y las contracciones musculares cortas y potentes, que se producen al ladrar.

Las fibras de contracción lenta, en cambio, son importantes para los movimientos musculares prolongados, como los que realizan los lobos al aullar.

“Estas diferencias sugieren que tener fibras musculares más rápidas contribuye a la capacidad del perro para comunicarse eficazmente con las personas», afirmó Burrows.

Las diferencias en la musculatura facial entre lobos y perros sugieren que las expresiones faciales desempeñaron un papel en la cría selectiva y la domesticación de estos, consideró el equipo.

«A lo largo del proceso de domesticación, los humanos pueden haber criado perros de forma selectiva basándose en las expresiones faciales que eran similares a las suyas”, indicó Burrows.

Muestras de tejido del músculo orbicularis de un lobo, un perro y un humano. En las fotos, el perro y el ser humano utilizan activamente los músculos cigomático y orbicular (observe el labio hacia arriba del perro, que imita una sonrisa). Las muestras de músculo teñidas revelan similitudes en el contenido muscular entre perros y personas que probablemente contribuyan a su flexibilidad facial en comparación con los lobos. Foto: Anne Burrows, Duquesne University
Un lobo gris salvaje (izquierda) y un boyero de Bernese domesticado (derecha), que destacan algunas diferencias faciales comunes entre el lobo y los perros domesticados. Foto: Anne Burrows, Duquesne University, derechos de autor de la imagen izquierda Defenders of Wildlife, Washington, DC.

Así, con el tiempo, los músculos de los perros podrían haber evolucionado para ser «más rápidos», beneficiando aún más la comunicación entre perros y humanos.

En investigaciones anteriores, el equipo descubrió que los perros tienen un músculo mimético adicional que está ausente en los lobos y que contribuye a la expresión del «ojo de cachorro».

Los científicos señalan que es necesario seguir investigando y comparando los tipos de fibras de miosina, lo que podría arrojar nueva luz sobre las diferencias anatómicas entre perros y lobos.