De acuerdo con el estudio, el 86 por ciento de los dueños notó cambios en el comportamiento de sus perros luego del fallecimiento de otro can.

Redacción Ciencia, 24 feb (EFE).- Algunos animales, como los elefantes, manifiestan comportamientos de duelo por la pérdida de un compañero, pero hasta ahora no está claro si los perros también se afligen, aunque un nuevo estudio sugiere que algunos cambios de conducta y emocionales podrían ser indicativos de ello.

Un estudio de la Universidad de Milán que publica hoy Scientific Reports analizó dichos cambios con una encuesta a 426 personas que tenían perros en el mismo hogar después de la muerte de uno de los animales.

A los propietarios, de los cuales el 66 por ciento había perdido un perro más de un año antes del estudio, se les preguntó sobre cualquier cambio en el comportamiento del animal superviviente, describieron la relación previa entre los dos canes y sus propios niveles de angustia tras la muerte.

El 86 por ciento de los propietarios observó cambios negativos en el comportamiento del perro superviviente; el 32 por ciento informó de que estos duraron entre dos y seis meses y el 25 por ciento de que se prolongaron más de seis meses.

Ente los cambios en el comportamiento, el perro superviviente buscaba más atención (67 por ciento); jugaba menos (57 por ciento); estaba menos activo (46 por ciento); se volvía más temeroso (35 por ciento), comía menos (32 por ciento) y aumentaba los quejidos y ladridos (30 por ciento).

El 93 por ciento de los propietarios señaló que los perros habían vivido juntos durante más de un año y el 69 por ciento describió la relación entre ellos como amistosa.

El 86 por ciento de los propietarios observó cambios negativos en el comportamiento del perro superviviente. Foto: EFE

Aunque la duración de la convivencia entre dos perros no influía en el comportamiento de los supervivientes, haber tenido una relación amistosa y un dueño afligido hacía más probable que se produjeran cambios de comportamiento negativos y miedo.

Los investigadores sugieren que los cambios observados podrían deberse tanto a una reacción similar al duelo en respuesta a la pérdida de su compañero, como a una reacción al duelo de sus dueños.