La economía, si bien crece, todavía se ve obstaculizada por los casos de COVID-19 y la persistente escasez de suministros.

Por Martin Crutsinger 

WASHINGTON (AP) — Los consumidores estadounidenses redujeron sus gastos para un aumento de sólo 0.6 por ciento en septiembre, una señal de advertencia para una economía que sigue afectada por la pandemia y un prolongado golpe de inflación elevada.

Al mismo tiempo, un barómetro clave de la inflación que es seguido de cerca por la Reserva Federal, subió 4.4 por ciento el mes pasado comparado con el año pasado. Los precios al alza, en parte como resultado de una escasez de suministros, han impuesto una carga creciente en las viviendas estadounidenses.

Durante meses, la inflación anual ha permanecido muy por arriba de la modesta tasa anual de 2 por ciento o menos que prevalecía antes de la recesión por la pandemia.

El informe del viernes del Departamento del Comercio también muestra que los ingresos personales, que ofrecen un aliciente para el gasto, cayeron uno por ciento en septiembre, el mayor descenso en cuatro meses. Los sueldos han aumentado en varios sectores del mercado laboral ya que los empleadores batallan para encontrar a suficientes empleados para ocupar las vacantes. Pero la caducidad de programas federales de emergencia han restado al ingreso general de la nación.

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El jueves, el Gobierno estimó que la economía se ralentizó drásticamente a un crecimiento anual del 2 por ciento en el periodo de julio a septiembre, el trimestre más débil en expansión desde que comenzó la recuperación de la recesión por la pandemia el año pasado.

Para el trimestre completo de julio a septiembre, el gasto del consumidor, que impulsa aproximadamente el 70 por ciento de toda la actividad económica, se debilitó a un crecimiento anual de sólo 1.6 por ciento, lo que representa una gran reducción del aumento del 12 por ciento en el gasto del consumidor del trimestre previo.