BITS | Diablo II: Resurrected, nostalgia pura, pero ¿a qué costo?
PorOswaldo Rodríguez
03/10/2021 - 12:04 am
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Diablo II: Resurrected es una gran entrega llena de mejoras visuales y de rendimiento, pero, sobre todo, de nostalgia. Puede ser una gran oportunidad para nuevos jugadores aunque pueden sentirse un poco confundidos al no conocer el contexto de la entrega anterior.
Ciudad de México, 3 de octubre (SinEmbargo).- Hablar de Diablo es hablar de toda una generación que creció en conjunto con el juego, desde la primera entrega en la serie y las expansiones, generación que a la fecha cuenta los días que faltan para la salida oficial de Diablo IV ( aún faltan demasiados). Diablo II: Resurrected es la versión remasterizada y optimizada de la segunda entrega que llegó hace más de 20 años para tratar de llenar ese vacío que tienen todos los fanáticos, sin embargo y a pesar de ser un maravilloso juego para su tiempo, el mayor problema de volver a jugar Diablo II es que ya jugamos Diablo III.
Al comenzar Diablo II: Resurrected podremos escoger entre las siete clases que tenemos disponibles: Amazona, cuya armas principales serán la lanza y el arco, muy versátil en combate y con ataques a corta y larga distancia; el Asesino, el cual está especializado en artes marciales y utilizar armas y sigilo como sus más importantes atributos; el Nigromante, el cual hace uso de la magia oscura para convocar seres no vivos que lo auxilien en el combate; el Bárbaro, que utiliza el combate cuerpo a cuerpo y la fuerza bruta como mayor atributo; el Paladín, quien es una combinación entre guerrero y hechicero; la Hechicera que utiliza magia basada en los elementos del fuego, electricidad y hielo para realizar ataques y por último, el Druida, el cual utiliza magia y fuerzas naturales para transformarse en animales o utilizar recursos naturales a su alcance.
La realidad es que, en todos los aspectos posibles del juego, Blizzard ha tratado de mantener completamente intacta la experiencia, desde las clases disponibles, las habilidades que ya poseían, la manera de interactuar en el juego, el inicio, diálogos, interfaz, armas y armadura, etc. Muy probablemente después del desastroso lanzamiento que sufrió Warcraft III: Reforged el año pasado, los cambios realizados al juego base y la crítica de los fans y la prensa, para esta ocasión, se buscó mantener la esencia del juego intacta con mejoras enfocadas en el apartado visual, auditivo y de rendimiento.
A lo largo de los cuatro actos o capítulos que conforman la historia principal de Diablo II iremos recorriendo y descubriendo nuevos caminos, mazmorras y conociendo nuestros objetivos, al más fiel estilo de la vieja escuela, sin indicadores de a dónde debemos dirigirnos, ayuda o marcas que nos puedan facilitar la experiencia, algo que tal vez ya no sea tan común hoy en día, sin embargo, uno de los principales motivos para regresar a jugar este título es la nostalgia. Ciertamente, muy pocas personas que no hayan jugado el título original podrán disfrutar de esta experiencia por completo y en algunos casos puede ser hasta frustrante no saber qué hacer, el hecho de leer diálogos y poner atención a tu entorno para saber a dónde debes dirigirte después de cada misión, es algo que forma parte de la esencia del juego y que se mantiene.
Dicho esto, la diversión sigue siendo impecable después de las primeras horas de juego y de cómo te vayas familiarizando con el progreso de tu historia, el conseguir nuevas armas y armadura al derrotar enemigos o como parte de recompensas; el hecho de ir creciendo tus habilidades con puntos y aprendiendo nuevos ataques (dependiendo de tu clase) y mejorando tus atributos. Ya que una de las partes fundamentales de la experiencia de juego, recae en la capacidad que cada jugador tenga de aprender y mejorar a usar la clase que haya elegido, aunque, si bien existen clases que son mejores que otras, cada una cuenta con atributos y cualidades únicas que pueden cambiar la experiencia que tiene cada jugador.
No sería Diablo si no habláramos del modo multijugador, ya que en este caso, la experiencia de reunirse con otras personas (tendremos que hacer una partida en línea para esto) y afrontar mazmorras y enemigos en conjunto sigue siendo uno de los pilares fundamentales, además de que nos ofrece la posibilidad de jugar con hasta 8 personas, haciendo la experiencia del juego base aún más desafiante y divertida.
Por último, en el apartado técnico cabe destacar que el juego corre y funciona a la perfección en la plataforma que sea, tanto en consolas caseras, PC o el Nintendo Switch, si bien el juego no sufre cambios tan marcados a nivel gráfico y se mantiene prácticamente igual a con mejoras en texturas, moldes de personajes y efectos especiales, la experiencia es fluida y bastante atractiva, además de que el hecho de jugarlo en un Nintendo Switch en modo portátil es algo que no hubiéramos imaginado hasta 20 años, por lo que tener una franquicia de esta magnitud para el camino, es maravilloso.
Diablo II: Resurrected es una gran entrega llena de mejoras visuales y de rendimiento, pero, sobre todo, de nostalgia. Puede ser una gran oportunidad para nuevos jugadores, sin embargo, puede carecer un poco de contexto de no conocer los acontecimientos de la entrega anterior. Regresar al universo que nos ha dado una de las mejores franquicias e historias de los últimos años es una gran experiencia, pero, y no en un mal aspecto, nos hace voltear a ver Diablo III y notar lo mucho que ha cambiado y mejorado (para bien) esta franquicia y sólo podemos esperar a que llegue la cuarta entrega para dar un nuevo salto generacional.