Un informe de la Unicef señaló que en América Latina y el Caribe nueve de cada 10 niños se exponen a escasez de agua, ciclones, al zika, al dengue, a olas de calor, a la contaminación atmosférica, entre otras problemáticas.

Ciudad de Panamá, 20 agosto (EFE).- En América Latina y el Caribe hay 169 millones de niños, niñas y adolescentes viviendo en zonas donde se superponen al menos dos crisis climáticas y ambientales, dijo este viernes la oficina regional de Unicef.

Así lo reveló un informe del ente de la ONU dedicado a la infancia que presenta un Índice de Riesgo Climático de los Niños (CCRI, por sus siglas en inglés) según el cual en América Latina y el Caribe unos 55 millones de niños están expuestos a perturbaciones como a la escasez de agua, 60 millones a los ciclones, 85 millones al zika, 115 millones al dengue, 45 millones a olas de calor y 105 millones a la contaminación atmosférica.

Así, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) afirmó que nueve de cada 10 niños de América Latina y el Caribe están expuestos al menos a dos crisis climáticas y ambientales, mientras que 47 millones de niños o uno de cada cuatro viven en zonas afectadas por al menos cuatro perturbaciones.

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Agregó que se estima que 850 millones de niños (uno de cada tres en todo el mundo) viven en zonas donde se solapan al menos cuatro de las perturbaciones climáticas y medioambientales, y que 330 millones o uno de cada siete en todo el mundo, viven en zonas afectadas como mínimo por cinco peligros considerables.

«Las perturbaciones climáticas y medioambientales están menoscabando la totalidad de los derechos de los niños, desde su acceso a un aire limpio, alimentos y agua potable, hasta su derecho a una educación, a una vivienda, a estar protegidos contra la explotación e incluso a sobrevivir. La vida de prácticamente todos los niños resultará afectada», declaró Henrietta Fore, directora ejecutiva de Unicef.

En este contexto, el ente de la ONU exigió a los gobiernos, las empresas y los actores relevantes que tomen medidas como aumentar las inversiones destinadas a la adaptación y la resiliencia al clima en los servicios más importantes para la infancia.

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También reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, y proporcionar a los niños educación sobre el clima y competencias ecológicas, ya que son fundamentales para su adaptación y su preparación ante los efectos del cambio climático.

Además, exigió incluir a los jóvenes en todas las negociaciones y las decisiones relacionadas con el clima a nivel nacional, regional e internacional; y garantizar que la recuperación de la pandemia de la COVID-19 sea respetuosa con el medioambiente, genere bajas emisiones de carbono y beneficie a todo el mundo.