Foto: Andrea Murcia, Cuartoscuro

Hacer frente al cambio climático pasa por dos vertientes reconocidas desde los planos científico, social y político: la mitigación y la adaptación. La primera busca reducir y limitar las emisiones y fuentes emisoras de gases de efecto invernadero (GEI) para evitar o ralentizar el calentamiento del planeta. La segunda plantea prepararse para enfrentar eventos climáticos extremos, así como la trasformación gradual del clima. Así, la adaptación al cambio climático contempla el cambio de prácticas, sistemas, comportamiento, y formas de vida para reducir la vulnerabilidad de los individuos, las sociedades, las economías, y el medio ambiente.

La relevancia que se le da a la adaptación permite reconocer cierta resignación respecto a la creciente presencia de efectos que este evento de impacto gradual y de largo plazo está teniendo en el planeta a diversas escalas (global, regional, nacional, y local). En este contexto, es crucial explorar soluciones de adaptación que fomenten la resiliencia, dependiendo de las características y particularidades de áreas geográficas, la población que habita tales áreas, y los sectores sociales, políticos y productivos ahí asentados.

Así, se observan distintas formas de abordar la adaptación al cambio climático. La que más reflectores recibe es la adaptación basada en ecosistemas, pues promueve el uso de la biodiversidad y de los servicios de los ecosistemas, lo que permite relacionarla con la mitigación. Se enfoca a la conservación y al manejo sostenible de diversos ecosistemas, lo que implica diferentes tipos de acciones, como la reforestación para asistir a la recarga de acuíferos, la recuperación de humedales y manglares, la conservación del paisaje, y gestión comunal de pastos nativos, entre otros.

Otra forma es la correspondiente a la adaptación basada en comunidades, la cual hace énfasis en la interacción entre el conocimiento tradicional y estrategias innovadoras para desarrollar acciones de gestión que fortalezcan la capacidad adaptativa de tales comunidades. Aquí, la participación ciudadana es imprescindible, lo que puede implicar esquemas de gobernanza creados ex profeso para cada comunidad, dependiendo particularidades. Como estrategias a contemplar se encuentran las correspondientes a la reducción de riesgos, diversificación de actividades e ingresos, y el fortalecimiento de la capacidad de planificación y reacción.

Una tercera perspectiva corresponde a la adaptación basada en infraestructura, que requiere actualizarse de acuerdo a las necesidades de las zonas urbanas tomando en cuenta los impactos adicionales que el cambio climático está teniendo y tendrá en el futuro. Contempla alcantarillado, plantas eléctricas, instalaciones de gas y petróleo, redes de telecomunicaciones, carreteras, puentes, aeropuertos, puertos, así como instalaciones urbanas. Para seguir estrategias de adaptación basada en infraestructura, es importante mapear riesgos actuales y futuros y el contexto actual de la infraestructura crítica y seleccionar y evaluar medidas no estructurales y estructurales de gestión y reducción del riesgo.

Estas 3 formas de adaptación tienen elementos en común, como es la gestión y reducción del riesgo, y pueden observarse como complementarias, dependiendo de la perspectiva y/o de la acción o estrategia a seguir. Deben realizarse simultáneamente, y se debe establecer la conexión entre ellas, así como desarrollar planes de largo plazo sobre el camino a seguir, planes que vayan más allá de un determinado período de gobierno, lo que implica el desarrollo de las políticas necesarias y la consecuente implementación con prontitud y a cabalidad. El tiempo apremia y es necesario sentar las bases para la adaptación al cambio climático basándose en ecosistemas, comunidades e infraestructura.

Gustavo Sosa Núñez

Doctor en Ciencia Política por la Universidad de East Anglia, en Norwich, Reino Unido. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), Nivel 1. Sus intereses de Investigación incluyen el análisis de políticas​ públicas ambientales, sus resultados y procesos de convergencia a nivel regional. Actualmente es profesor investigador del Instituto Mora. Twitter: @gssosan / @institutomora

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