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Se trata del eritema multiforme, glomerulonefritis y el síndrome nefrótico, aunque la EMA también ha iniciado una evaluación de la glomerulonefritis y síndrome nefrótico para determinar si pueden ser también efectos secundarios de estas dos vacunas.

Madrid, 12 de agosto (Europa Press).- El Comité de Seguridad (PRAC, por sus siglas en inglés) de la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) está investigando tres posibles nuevos efectos adversos de las vacunas ARNm contra la COVID-19, es decir, las desarrolladas por Pfizer y Moderna.

En concreto, según detalla el organismo regulador europeo en unos documentos de actualización de seguridad de las vacunas, se trata de eritema multiforme, glomerulonefritis y síndrome nefrótico.

La EMA ha registrado «un pequeño número de casos» notificados de eritema multiforme tras la vacunación con Pfizer y Moderna. Foto: K.M. Chaudary, AP

El eritema multiforme es una reacción de hipersensibilidad alérgica con lesiones cutáneas redondas características que también puede afectar a las membranas mucosas de las cavidades internas del cuerpo. La EMA ha registrado «un pequeño número de casos» notificados tras la vacunación con Pfizer y Moderna. «Se han solicitado más datos y análisis al titular de la autorización de comercialización para apoyar la evaluación en curso del PRAC», explica el organismo regulador europeo.

Por su parte, se ha iniciado una evaluación de la glomerulonefritis (inflamación de los diminutos filtros de los riñones) y el síndrome nefrótico (trastorno renal que hace que los riñones pierdan demasiadas proteínas en la orina) para determinar si pueden ser efectos secundarios de estas dos vacunas.

Según la EMA, los pacientes afectados pueden presentar orina sanguinolenta o espumosa, edema (hinchazón de los párpados, los pies o el abdomen) o fatiga. Al igual que en el anterior caso, se ha registrado » un pequeño número de casos» notificados tras la vacunación con Pfizer y Moderna, incluidos casos en los que los pacientes experimentaron una recaída de enfermedades renales preexistentes. Por ello, también se han solicitado más datos y análisis a las compañías para continuar con la evaluación.

Según la EMA, los pacientes afectados pueden presentar orina sanguinolenta o espumosa, edema (hinchazón de los párpados, los pies o el abdomen) o fatiga. Foto: José Pazos, EFE

Tal y como explicó la EMA la semana pasada, no ha encontrado «hasta el momento» ninguna asociación causal entre las vacunas contra la COVID-19 y los trastornos menstruales. El organismo regulador europeo resalta que los trastornos menstruales son «muy comunes y pueden ocurrir sin una condición médica subyacente».

«Las causas pueden ir desde el estrés y el cansancio hasta condiciones médicas subyacentes, como los fibromas y la endometriosis. Las mujeres que experimentan una hemorragia vaginal inesperada (por ejemplo, en mujeres posmenopáusicas) o que están preocupadas por alteraciones menstruales prolongadas o severas pueden buscar consejo médico», remachan.