La COVID se ensaña con generación vital para México: empobrece a los de 12 a 29 años
PorDaniela Barragán
08/08/2021 - 12:05 am
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Los nuevos datos de pobreza dados a conocer por el Coneval muestran nuevos retos. Por un lado, es evidente que los jóvenes son parte de la población que cae en pobreza y también, que en plena pandemia, el acceso a los servicios de salud fue un privilegio.
Ciudad de México, 8 de agosto (SinEmbargo).– Para Paulina, la pandemia de COVID-19 tuvo varios significados. De entrada, el temor que todo mundo tuvo: enfermar y morir, pero además, hubo otros miedos que fueron desencadenados por lo que podría venir si ella o su mamá llegaran a contagiarse, ya que ninguna de las dos tiene seguridad social.
A estas alturas de la pandemia, ninguna de las dos enfermó de COVID, pero el cuerpo decidió enfermar de algo que aún no se termina de detectar y por lo tanto, los gastos de estudios y análisis se hicieron con el dinero del ahorro que se había logrado. Hasta el momento Paulina, de 32 años, continúa con ese empleo que no le brinda las prestaciones básicas.
Los datos dados a conocer por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) muestran que el drama económico de las personas en México se concentró en la población joven y sin acceso a los servicios básicos de salud.
Entre 2018 y 2020, el porcentaje de la población en situación de pobreza de adolescentes y jóvenes aumentó de 42.3 por ciento a 46.1 por ciento, en cada caso. Esa misma situación se vivió en los menores de 18 años y adultos que pasaron de 50.3 por ciento a 52.6 por ciento y de 36.5 por ciento a 39.5 por ciento, respectivamente.
El único grupo que presentó una disminución de pobreza fue el de los adultos mayores al pasar de 43.2 por ciento a 37.9 por ciento.
En conclusión: hay un aumento de 3.7 puntos porcentuales en la población en situación de pobreza de 12 a 29 años y una disminución de 5.3 puntos porcentuales en la población adulta mayor.
¿Y qué pasó con la pobreza extrema? Durante 2018 y 2020, el porcentaje de la población en situación de pobreza extrema de adolescentes y jóvenes, que son de 12 a 29 años y los menores de 18 años y adultos, de 30 a 64 años, presentaron aumentos de 2.3, 1.9 y 1.7 puntos porcentuales en pobreza, respectivamente.
Por otro lado, la población de adultos mayores, de 65 años o más, mostró una disminución en este indicador al pasar de 8.8 por ciento a 6.7 por ciento en 2020.
Eso es cuanto a la pobreza por edades, pero de los datos que se dieron a conocer el pasado jueves, resaltó otro, que es referente al acceso a los servicios básicos de salud.
Entre 2018 y 2020, el porcentaje de la población sin acceso a los servicios de salud mostró un aumento al pasar de 16.2 por ciento a 28.2 por ciento, lo que representa un aumento de 15.6 millones de personas respecto a 2018, al pasar de 20.1 a 35.7 millones de personas en 2020.
Y el aumento se registró en las 32 entidades del país. En las que más, fueron Oaxaca, que pasó del 16.3 por ciento al 36.9 por ciento; Guerrero, del 13.8 por ciento a 33.5 por ciento y Chiapas, al pasar del 17.6 a 37.1 por ciento de la población.
PERSPECTIVAS DENTRO DE CONEVAL
En entrevista con SinEmbargo, José Nabor Cruz Marcelo, director ejecutivo del Coneval, respondió a la pregunta de quiénes son los nuevos pobres, que los datos del Consejo apuntan a que gran parte de esas 3.8 millones de personas que se sumaron a la pobreza son jóvenes o adultos que habitan las zonas urbanas del país y que a diferencia de lo que en teoría se hubiera esperado, es decir, un incremento en los niveles de pobreza en el ámbito rural, esto no ocurrió y hubo una reducción de alrededor de 1 punto porcentual de los niveles de pobreza rural.
“Por otro lado, la pobreza urbana aumentó un poco más de 3 puntos porcentuales. Ahí hay un primer indicio de que este incremento de la pobreza muy probablemente se haya alojado mucho más en los ámbitos urbanos del país. Pero también tenemos un comportamiento de la pobreza por grupos de edades y vemos dos trayectorias: por un lado una reducción importante de más de 5 puntos porcentuales de la pobreza en la población de más de 65 años y por otro lado, un incremento tanto en la población de cero a 18 años y sobre todo, de la de 30 a 54 años. Haciendo inferencias podemos considerar que una buena parte de estas mexicanas y mexicanos en situación de pobreza pueden ser jóvenes o adultos que habitan las zonas urbanas del país”, explicó.
Y en cuanto al tema de salud, el que millones de personas hayan reportado que no tuvieron acceso a esto, se reflejó en los siguientes datos: durante 2020, hubo una reducción de mexicanos que tuvieron que atenderse un problema médico, al pasar de 44 millones en 2018 a 42 millones. Pero los mexicanos que se buscaron atender en un consultorio adyacente a farmacia, pasaron de 8.5 millones en 2018 a 10 millones en el mismo periodo.
También hubo un aumento en los que se buscaron atender en un consultorio de hospital privado, ya que la cifra pasó de 12.9 millones a 17 millones.
En junio de 2020, la Asociación Nacional de Farmacias de México (Anafarmex) informó que el 10 por ciento de los pacientes diarios que acuden a los consultorios médicos adyacentes a farmacias fueron redirigidos a hospitales para atender COVID-19. Desde el inicio de la pandemia serían ya 36 mil los pacientes con síntomas que acudieron en primera instancia a estos servicios.
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A continuación, la entrevista íntegra con el director ejecutivo del Coneval:
–¿Cuáles tendrían que ser los cambios a nivel Gobierno para atender este crecimiento en pobreza urbana? ¿Se deben reforzar los programas sociales o crear nuevos? ¿O revisar qué tipo de empleos se generan?
–Sería sobre el tercer punto. Los programas sociales del ámbito federal, los de mayor peso presupuestal y que tienen como objetivo la cobertura universal de beneficiarios, como el de Adulto Mayor y las Becas Benito Juárez, tienen cobertura para las dos localidades, pero justo este incremento de pobreza urbana se debe al golpe que hubo en el mercado laboral al menos entre el segundo y tercer trimestre de 2020 […] muestran cómo se detuvieron muchas actividades, sobre todo el industrial y el de servicios y eso consecuentemente tuvo una afectación en que los trabajadores o perdieron su empleo o redujeron sus jornadas de trabajo y por lo tanto runa reducción de sus salarios.
Esto se ha venido recuperando hacia el último trimestre de 2020, el primero de 2021, pero me parece que siguen siendo algunas actividades del sector servicios que se recuperaron hasta apenas este segundo trimestre de 2021 y lo podemos visualizar muy bien en la Ciudad de México, donde estas actividades del sector de restaurantes, comercio, alojamiento, apenas se empezaron a recuperar en febrero, marzo, abril de este año.
Lo que desafortunadamente tendríamos que esperar para los siguientes meses es una afectación derivada de esta tercera ola epidemiológica que estamos viviendo en cuanto a contagios por COVID-19. Si bien el proceso de vacunación también es un aliciente, podrían, ojalá que no, detenerse las actividades del sector servicios y una nueva afectación.
Se debe reforzar no solo a nivel federal, sino estatal los apoyos a los trabajadores que han tenido una reducción en sus ingresos del ámbito turístico porque los resultados hablan por sí mismos.
–Pero sobre los ingresos, el ingreso del decil más bajo se queda estable y se reduce la brecha por una reducción de ingresos del decil más alto. ¿Qué dicen esos datos? ¿Qué pasó con los aumentos del salario mínimo? ¿Fue solo efecto de la pandemia o desde antes algo venía ya mal?
–Es importante recordar la estructura de los trabajadores en función de los salarios mínimos que ganan. Ya de por sí pega la pandemia y prácticamente más del 40 por ciento de la población de trabajadores de este país declaran ganar hasta un salario mínimo al mes y otro 30 por ciento declara ganar entre uno y dos salarios mínimos al mes.
Sin embargo, lo que el propio Coneval había publicado previo a la pandemia es que derivado de los incrementos del salario mínimo de 2018, 2019 e inicios de 2020, la pobreza laboral había entrado en una tendencia de reducción. Pasamos de un pico de 42 por ciento en el Tercer Trimestre de 2017, a un 35.9 por ciento en el Primer trimestre de 2020, justo el previo al inicio de la pandemia.
Sí podemos visualizar la política de incremento de salario mínimo que ha ayudado al fortalecimiento, pero lamentablemente continúan siendo bajos niveles de ingresos laborales del grueso de los trabajadores de nuestro país, pero insisto, esto no es que se haya dado en la pandemia, sino que la estructura de bajos ingresos laborales de la gran mayoría, del más del 50 por ciento de la Población Económicamente Activa del país ya era previa y de varios años atrás.
Habría que beneficiar el fortalecimiento del poder adquisitivo de las personas trabajadoras después de la pandemia, pero en realidad, en el segundo y tercer trimestre, la afectación tan fuerte de los ingresos laborales, por toda la contracción de los mercados laborales mexicanos, se ve todavía la afectación en función de la caída de los ingresos que cuantificamos para estimar la pobreza multidimensional y que también pueden ser factores que expliquen este incremento de 3.8 millones en situación de pobreza.
–El otro dato que sobresale es el del acceso a los servicios básicos de salud. ¿Qué dicen estos datos, también en el contexto de pandemia?
–Cuando a las personas se les preguntó en 2018 a qué sistema de salud estaban afiliados, poco más del 40 por ciento respondió que al Seguro Popular. Cuando al 2020 el Inegi planteó esta pregunta, integrando al Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) solamente respondieron casi el 27 por ciento de la población, es decir una reducción de 42 a 27 por ciento, una caída d 15 puntos porcentuales. En el resto de los servicios básicos de salud (IMSS, ISSSTE y estatales) prácticamente se mantuvieron constantes.
Otro factor tiene que ver con la reconfiguración de la oferta y demanda de los servicios de salud del país durante el 2020: hubo una reducción de mexicanos que tuvieron que atenderse un problema médico, pasamos de 44 millones en 2018 a 42 millones en 2020.
Y aquellos mexicanos que se buscaron atender en un consultorio adyacente a farmacia, pasó de 8.5 millones en 2018 a 10 millones en 2020. Los que se buscaron atender en un consultorio de hospital privado, pasó de 12.9 millones a 17 millones en 2020.
Estos datos muestran algo de por qué se da este incremento en la caída del reporte de afiliación que tuvo el Insabi en el sector de personas encuestadas.
–¿Cuánto costará en cuanto tiempo y esfuerzo remontar estos datos?
–No es fácil dar un planteamiento sobre en cuánto podremos recuperar […] si le damos continuidad a los datos de pobreza laboral, el último dato de 2021, es que se situaba en 39 por ciento de la población, ya solo a 4 puntos porcentuales de lo que había previo a la pandemia.
Todo dependerá de cómo avance la situación sanitaria, del incremento fuerte en el número de contagios de COVID-19, pero la perspectiva es que si se puede continuar con la recuperación, incluso a finales de este año recuperar los niveles de pobreza laboral previos a la pandemia, pero depende por completo de la situación epidemiológica.
Una de las recomendaciones que ayer planteamos desde Coneval fue justo esa, acelerar el proceso de la operatividad del Insabi con las entidades federativas porque algunas entidades activaron sus convenios de colaboración hasta agosto del año pasado, hace apenas muy pocos meses.
Y continuar cuidando las carencias que se redujeron a pesar de tener un contexto de pandemia que son las dos que tienen que ver con la vivienda, que son los servicios básicos y la infraestructura, y la de seguridad social, en donde el Programa de Adultos Mayores fue un factor que propició la reducción de esta carencia.
Daniela Barragán
Es periodista por la UNAM, con especialidad en política por la Carlos Septién. Los últimos años los ha dedicado al periodismo de datos, con énfasis en temas de pobreza, desigualdad, transparencia y género.
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