México

Las cifras dadas a conocer por el Coneval muestran tan sólo una parte del efecto de la pandemia de COVID-19: la pobreza aumentó y fue, principalmente, el ingreso económico de los hogares —y no las carencias— el factor que causó que el 43.6 por ciento del total de la población de México viva en esa condición marginal.

Ciudad de México, 5 de agosto (SinEmbargo).- Para 2020, cinco entidades concentraron el 43.8 por ciento de la pobreza nacional. Se trata del Estado de México  (8.3 millones), Veracruz (4.7 millones), Chiapas (4.2 millones), Puebla (4.1 millones) y la Ciudad de México (3 millones) que tienen actualmente, en conjunto, más de 24 millones de pobres.

En cuanto a porcentaje, las entidades en las que más creció la pobreza fueron algunos de los pilares turísticos de México: Quintana Roo, que pasó de tener una pobreza de 30.2 por ciento a una de 47.5 por ciento; Yucatán, de 44 por ciento a 49.5 por ciento; Jalisco, de 27.8 por ciento a 31.4 por ciento y Baja California Sur, de 18.6 por ciento a 27.6 por ciento.

Estas cifras, dadas a conocer este jueves por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), muestran que en esos estados el impacto fue en el mismo factor: la pandemia que golpeó en las economías de servicio y se vio reflejada en los ingresos de las familias.

Los datos muestran que son 55.7 millones, a nivel nacional, los que no tienen ingresos que pueden satisfacer su canasta alimentaria y no alimentaria. Es decir, 3.8 millones de personas que los que había en 2018.

De acuerdo con expertos consultados por SinEmbargo, estas nuevas estimaciones muestran que la idea de que la pobreza está concentrada en zonas rurales, para el México actual no se cumple y son millones de personas en zonas urbanas bajo esta condición.

También indican que para erradicar la pobreza por ingresos, los programas de transferencias implementados por el Gobierno no serán suficientes.

Hay otro punto en el que coinciden: desde antes de la pandemia, el tema de los ingresos en los hogares no venía del todo bien; los aumentos al salario mínimo resultaban aún insuficientes y la política de combate a la pobreza no se enfocaba en eso, en los trabajos dignos, con salario suficientes y con los derechos básicos.

“Hay que destacar es que no estábamos bien antes de la pandemia. El problema es más estructural y la raíz es un sistema laboral que tiene muchas formas de fabricar pobreza: por el lado de la carencia de salud y seguridad social y por el lado del ingreso, trabajando sin juntar lo mínimo para la canasta básica. Por eso el desenfoque de las políticas de pobreza, porque ésta se combate con el trabajo, con la economía. ¿Qué tipo de empleos están generando? Ese es el combate a la pobreza que necesitamos empezar a ver”, comentó Rogelio Gómez Hermosillo, coordinador de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza.

Solo en el rubro de bienestar económico, los datos del Coneval muestran que entre 2018 y 2020, el porcentaje de la población con ingreso inferior a la Línea de Pobreza Extrema por Ingresos, es decir, con ingresos monetarios menores al valor monetario de la canasta alimentaria, aumentó de 14 por ciento a 17.2 por ciento a nivel nacional.

Este grupo de personas, aunque destinen todo su ingreso a la compra de alimentos, no podrá adquirir la totalidad de los productos que componen la canasta. Así están 21.9 millones de personas; hace dos años eran 17.3 millones.

En cuanto al porcentaje de la población con ingreso inferior a la Línea de Pobreza por Ingresos (que es el valor de la canasta alimentaria más la no alimentaria) pasó de 49.9 por ciento a 52.8 por ciento en el mismo periodo. Así, el número de personas que no cuenta con los recursos suficientes para adquirir los bienes y servicios que precisa para satisfacer sus necesidades (alimentarias y no alimentarias), aumentó al pasar de 61.8 a 66.9 millones para este año.

QUINTANA ROO Y BJS; EDOMEX Y PUEBLA

Héctor Nájera Catalán, Investigador asociado al Programa Universitario de Estudios del Desarrollo (PUED) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), explicó en entrevista con este medio que aunque durante años se ha caracterizado la pobreza como un fenómeno rural, del casi 44 por ciento que ahora viven en pobreza 7 de cada 10 personas viven en áreas urbanas.

“La particularidad de esta crisis es que afectó distintos sectores de la economía y dos de los estados que habían venido con un ritmo de crecimiento económico de  empleo formal importante, que eran Quintana Roo y Baja California Sur, ambos son estados altamente dependientes de turismo y lo que vimos fue una caída de los salarios muy fuerte en ambos estados y una disminución importante de la cobertura de personas con seguridad social por pérdida de empleo”, comentó.

De acuerdo con el doctor, otra de las característica de esta crisis a nivel territorial es lo que pasó en el centro del país, en específico con el Estado de México, Tlaxcala, Puebla y Ciudad de México, que fueron altamente afectados por la crisis y esto es por la afectación al sector de servicios y comercio que resintieron.

Pero en este punto entra otro tema: sí, la pandemia vino a afectar al país completo, pero antes ya había problemas.

Las cifras dadas a conocer por el Coneval muestran tan sólo una parte del efecto de la pandemia de COVID-19. Foto: Cuartoscuro.

“En 2018 teníamos un retroceso en términos de crecimiento económico, entonces difícilmente pensaría que para 2023 (que es cuando saldrán las cifras de 2022) en pobreza veremos niveles inferiores a los de prepandemia. En cuanto a acciones de gobierno, siempre hemos documentado que el impacto de los programas sociales es muy poco, ya que sin las transferencias el cambio en pobreza son solo 3 puntos porcentuales […] Lo que sabemos que sí reduce pobreza es inversión social e inversión pública y privada sostenida. Países que tienen mejores servicios de salud, mejores sistemas educativos, mejor infraestructura, a largo plazo ven reducciones de pobreza de cinco o 10 por ciento en unos años. Nosotros llevamos poco más de una década sin ver cambios sustantivos en la prevalencia de pobreza”, sostuvo.

Al respecto, Gómez Hermosillo coincidió en el tema de la pobreza urbana: “quien más le aporta al incremento de la pobreza en México, fue el Estado de México: 30 por ciento de todo el incremento de la pobreza viene de ahí. Sí crecen más de manera proporcional en los estados turísticos, pero a la hora de los aportes también cuentan las cantidades. Baja Sur no pesa, aporta 82 mil personas, el 0.4 por ciento de la pobreza. El Estado de México aporta el 35 por ciento del incremento de la pobreza. Puebla aporta el 10”.

De acuerdo con el coordinador de Acción Ciudadana, en estas entidades, que no son tan turísticas, el factor fue el trabajo, “son dos estados donde hay una condición de pobreza urbana. El municipio con mayor pobreza en México es uno de Puebla (con datos de 2015) y el que sigue, se peleaba con Ecatepec. La pobreza en México, la que creció es urbana y obvio tiene que ver con el trabajo y la reducción del ingreso laboral que es brutal”.

Y concluye con el mismo tema que abordó el investigador de la UNAM: la pandemia sí afecto, pero desde antes había problemas. Desde su perspectiva, el problema es más estructural, es decir, un sistema laboral que tiene muchas formas de “fabricar pobreza por el lado de la carencia de salud y seguridad social y por el lado del ingreso, trabajando sin  juntar lo mínimo para la canasta básica”.

Daniela Barragán

Es periodista por la UNAM, con especialidad en política por la Carlos Septién. Los últimos años los ha dedicado al periodismo de datos, con énfasis en temas de pobreza, desigualdad, transparencia y género.

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