Gobierno obeso, Estado débil

El Presidente Andrés Manuel López Obrador en conferencia de prensa.

“La pobreza franciscana que plantea el Presidente equivale a querer bajar de peso comprando sólo los alimentos baratos”. Foto: Galo Cañas, Cuartoscuro

Más allá de la payasada -estrategia de comunicación le dicen ahora- de llamarle pobreza franciscana a la austeridad, las medidas propuestas por el Presidente López Obrador tienen un problema de fondo: no está claro qué Estado quiere, cuál se imagina que es el papel de las instituciones que por momentos parecen estorbarle.

Limitar los sueldos en el sector público tiene todo el sentido del mundo. Sostener que nadie debe ganar más que el Presidente, más aún que el Presidente debe decidir cuál es el sueldo tope, es una aberración. Los cargos públicos de elección popular tienen características muy distintas a las funciones especializadas que requiere el Estado para su buena operación. Hay muchos servidores públicos que ganan de más y con toda certeza muchos otros que ganan menos de lo recomendable. Los tabuladores deberían surgir de un estudio serio y no de una urgencia del Presidente para cambiar de tema de conversación y de un improvisado “estudio” del director de la Procuraduría Federal del Consumidor. Lo que está claro es que hay que huir de la falacia foxista de que se debe pagar igual que en la iniciativa privada para atraer empresarios al Gobierno: nos salieron muy caros y la mayoría lo hicieron muy mal. 

¿Se puede reducir el costo de operación del Gobierno sin tocar a la burocracia? No. Lo que hemos visto en estos años de austeridad republicana es que tenemos un Gobierno obeso con instituciones débiles. ¿Para qué sirve una Secretaría de Cultura sin el presupuesto suficiente para llevar eventos culturales allá donde no los hay? ¿Para qué queremos más médicos -cubanos, mexicanos o marcianos- si no hay medicinas ni dinero para operar los hospitales? ¿Para qué una enorme nómina en la Secretaría de Comunicaciones y Transportes si no hay recursos para invertir en carreteras o para mejorar el sistema de aviación? ¿Para qué una Secretaría de Turismo, con burócratas especializados en promoción de destinos, si hemos decidido no gastar en ello?

La pobreza franciscana que plantea el Presidente equivale a querer bajar de peso comprando sólo los alimentos baratos. Comer pan en lugar de frijoles, porque somos bien austeros, no reducirá el peso y por el contrario terminará por enfermar al ahorrador que al final de mes tendrá unos pocos pesos de sobra y muchos problemas de salud más.

Un plan de austeridad que no toca la estructura burocrática debilita al Gobierno, pero no lo adelgaza. Políticamente nadie quiere echarse el trompo a la uña – tampoco podría hacerlo sin poner al país de cabeza – de despedir a 30 o 40 por ciento de los burócratas de golpe. Cualquier reorganización del Estado es un proyecto a mediano plazo y pasa principalmente por la creación de un servicio civil de carrera. Gran parte de los servicios que presta el Estado, como educación, seguridad y salud, dependen en gran medida de las personas. Algunos de ellos deberían, sin duda, ganar más que el Presidente. Hay que pagarles bien y exigirles mucho. El mejor Estado no es que más pequeño ni el más barato, sino el que, gracias a los servicios que presta nos iguala.

6 Responses to “Gobierno obeso, Estado débil”

  1. Guillermo Gómez dice:

    Yo había entendido que las funciones especializadas se trataban por separado y no estaban incluidas en el plan de austeridad actual. Por otra parte, es innegable que ‘especialistas’ como los del INE o la SCJN tienen sueldos exorbitantes que exceden lo razonable incluso para actividades especializadas. ¿Quienes son más especializados que los investigadores universitarios? Pues ellos no reciben salarios tan altos como los de los organismos autónomos, pese a tener doctorados y posdoctorados como barajas. El servicio público debe ser bien remunerado y si bien el presidente no debía ser quién determine los salarios es claro que el servicio público no debe entenderse como medio para hacerse rico. Hagamos propuestas de cómo hacer las cosas y no sólo critiquemos los intentos que se hacen para salir de la crisis en que nos dejaron 40 años de neoliberalismo.

    • Kalimán dice:

      Suscribo tu opinión y además agrego: De acuerdo o no respecto a los sueldos de los funcionarios públicos, se omite, creo que de forma deliberada, que está en la ley vigente en la materia que ningún servidor público puede ganar más que el Presidente. Ahora, eso de que las funciones “especializadas” tengan más justificación para tener mayor remuneración que la responsabilidad que conlleva gobernar un país está por verse; y aún más: Lo anterior no justifica que un país con sesenta millones de pobres y trabajadores con salarios raquíticos, tenga servidores públicos que obtengan sueldos exorbitantes y faraónicos, que rayan en el insulto (hasta cincuenta veces más que un salario mínimo vigente) y que no se justifica, por muy “especializada” que sea su función y que, en muchas ocasiones, no se refleja en beneficios y resultados positivos para quienes pagamos sus sueldos . Por otro lado, el ejemplo que anota el autor donde equipara lo que busca el gobierno, con su expresión “…querer bajar de peso comprando alimentos baratos…” es una vil falacia: ¿O sea que para bajar de peso se requiere comprar alimentos caros? ¿Realmente ignora que el frijol es más barato que el pan ( y más si este pan es el industrializado)?

  2. Jol dice:

    Muy buen análisis don Diego, éste gobierno de AMLO se ocupa de cuidar los centavos y descuidar los pesos, ahí están las obras del tren Maya y dos bocas con sobreprecios de más del 70 % casi se fueron al doble de su costo inicial, y fueron declaradas de Seguridad Nacional para no rendir cuentas, eso lo tendrán que pagar los mexicanos. Lo más reciente será el gasto va originar el capricho en defensa de su protegido Bartlett y la reforma eléctrica, contratando despachos de alto perfil internacional, porque hasta dónde se sabe, los funcionarios expertos de gobierno que sabían de éstos asuntos fueron despedidos porque cobraban caro sus servicios. Gobierno nefasto.

  3. lalo dice:

    no hay ningun funcionario publico que gana mas que el presidente que justifique su sueldo , hay comparaciones a nivel mundial, y no creo que haya un solo funcionario en Mexico que gana menos de loq ue merezca

  4. jose dice:

    analisis muy pobre como si el gobierno federal fuera el unico que tiene presupuesto¿y la deuda que nos dejaron ?¿como se paga?¿y los miles de alcaldes y sindicos que gananhasta eñl doble de lo que se nerecen, y dejas de lado que el servicio publico es por vocacion, ¿quieren ganar buenos sueldos ? vayanse a la empresa preivada a ver si ahi se los pagan

  5. Fernando dice:

    “El mejor Estado no es el más pequeño ni el más barato, sino el que, gracias a los servicios que presta nos iguala.” Vaya frase provocadora. ¿Hacia donde nos debe igualar o en que sentido nos debe igualar? ¿Por que nos debe igualar?
    Es quizás en las repuestas a estas interrogantes que el autor nos estaría revelando su verdadera esencia ideológica y por supuesto la visión que tiene sobre el funcionamiento que debe tener el Estado, a través de sus instituciones y por ende, de sus funcionarios públicos.
    Pero quiero ir más allá, perdón pero millones de mexicanos, si entendieron en el discurso presidencial que el proyecto de gobierno de la actual administración tiene por objetivo fundamental, no permitir que ningún funcionario público gane más que el ejecutivo federal y eso esta fundamentado en un principio de justicia social en donde el servicio público de este país, no debe ganar cantidades exorbitantes a cientos de miles de kilómetros de lo que una persona de a pie en este país pudiera ganar. Es cierto el trabajo especializado debe ganar una remuneración apropiada, pero jamás estridente. El servicio público debe estar fundamentalmente asociado a servir y no para servirse y los titulares de muchos organismos autónomos no justifican su existencia a partir de sus actos sino de sus dichos. Lorenzo córdoba dice ser paladín de la democracia pero al interior de su organismo existe una cúpula que gana muchísimo dinero en comparación del resto de la estructura del INE.
    La COFECE acaso ha generado mejores condiciones para el desarrollo de la competencia económica en este país, que ayuden a justificar la preminencia de los gastos onerosos de su plantilla directiva? Ojalá la respuesta fuera positiva pero como bien sabemos no es así, entonces por que tratar de justificar lo que no puede explicarse?

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