Preguntas absurdas

“Palais de Tokyo, París”. Foto: Julieta Cardona.

Llevo un rato debatiéndome si las preguntas absurdas son necesarias. Suceden todo el tiempo. Y no solo eso, hacen que me pregunte, muy profundamente, si mis respuestas son las tontas abyectas.

En la última reunión con mis compañeros de la universidad, Alicia me preguntó –exaltada– que por qué quería dejar de trabajar en Procter & Gamble si me encontraba en una posición no solo cómoda y escalable sino envidiable. No contesté, obviamente, cuando alguien se refiere así a tu trabajo y el resto suscribe con un asentimiento de cabeza, te callas la boca o se arma una escena de linchamiento colectivo.

Sobre todo, esto me vino a la mente por las preguntas que hacen los oficiales migratorios que te permiten el paso a algún país: ¿Y usted por qué visita Francia, a qué viene a París? Pues verá, vengo a validar que el pito de Napoleón está por toda la ciudad. El oficial se molesta, naturalmente, pero te da la entrada. Sí, las preguntas absurdas son necesarias –supongo– para perpetuar y reforzar el ideal de lo diverso. Para dejarte claro que no eres un ciudadano del mundo.

Ayer por la mañana recibí una llamada de la embajada de Australia. Me preguntaron a qué quería ir. Respondí que a caminar y a ver el cielo. ¿Y usted necesita todos los días de su visita para ver el cielo? Sí, y para enamorarme de una chica surfer. Luego le pedí que perdonara mis metáforas y le expliqué, de una manera más unidimensional, la intención que tenía de conocer ese país.

Movernos de cualquier lugar es una pulsión natural. Para conocer, para vivir, para hacer negocios, las paces, una familia. Mudarte de trabajo, de café, de cine. La mamá de mi padre es cubana; su papá es un indio de la sierra de Coahuila. Mi abuela llegó a México huyendo de Fidel y mi abuelo, bueno, primero le vio las piernas y luego se enamoró de ella. Se citaban en una biblioteca, se casaron en la misma ciudad de la biblioteca y se fueron a hacer una familia 800 kilómetros al centro.

No sé, me hace también preguntarme qué hubiera pasado de haberle contestado a Alicia que me sentía atrapada en un cubo de concreto y que todas esas promesas de bonos y escaladas de peldaños me asfixiaban. Que, sobre todo, no podía ver el cielo.

7 Responses to “Preguntas absurdas”

  1. Azul dice:

    Fenomenal tu texto, fabuloso, me adentro en tus escritos para vivirlos más de cerquita ; Gracias y felicidades! Tu Fan número Uno. Te Amo.

  2. Tohui dice:

    Hola, te leo cada sábado, vivo en la frontera de Texas, el domingo pasado me pregunto el oficial de aduana mexicano, es usted residente o ciudadano americano? Pregunta muy absurda, le dije soy ciudadano americano, pero le debí responder orgullosamente con la verdad: tengo doble ciudadanía y credencial de elector para votar desde el extranjero.

    • ?? samuel Lechuga dice:

      A mi me pasó lo mismo la última vez que estuve en el aeropuerto de México y al preguntarme si hablaba español le conteste a huevo ? y me dijo entonces Ud es mexicano y le volví a contestar hasta la muerte, nomas dijese como meneo el atole

  3. Durito dice:

    Qué no era Faulkner, ahora es Cardona. Y después será Cosme, Albarrán. JAJAJA
    Saludos.

  4. Guadalupe Estrada dice:

    me encanto su columna , ,ver las estrellas ya sea en Chihuahua,que en playa del Carmen ,felicidades.

  5. Ditzi dice:

    Y siempre estarán las respuestas verdaderas pero que difícilmente la gente cree o acepta.. en fin, me gustó mucho!

  6. ?? samuel Lechuga dice:

    Mi querida Bibi tumtexto,es sensacional,y tus puntadas más
    Esto de las preguntas en migración es toda una aventura pero desgraciadamente es necesario por razones de seguridad
    Te deseo una buena estancia en la tierra de los canguros y que sigas escribiendo texts tan brillantes como,este

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