Óscar de la Borbolla
23/12/2019 - 12:04 am
Los que faltan en la esfera
«En estos días que vienen nos faltan más severamente quienes nos completaban, y no por el influjo cursi del Brindis del Bohemio, sino por un mandato de la materia, de la geometría de la esfera».
En un universo como el nuestro, prácticamente vacío, es comprensible que lo que tiene materia se esferice, es decir, se concentre, se apiñe en torno a un centro y adopte forma de esfera y así, sin que medie ninguna voluntad, todo termine por acomodarse en una bola. Todos nos apelotamos: los planetas, las piedras de río, las pompas de jabón y hasta los propios seres humanos nos hacemos bolita para sentirnos en familia. Y más aún, en este universo no sólo predomina el vacío, sino que además la expansión en la que se encuentra hace que los amontonamientos de materia se conviertan en islas, islas que se alejan unas de otras a una velocidad superior a la luz, y no porque esas islas se muevan sino porque crece inflacionariamente el espacio intermedio. Ante las separaciones galácticas, desgarros, diría yo, parece válido a la intuición y a la lógica que el grito de la materia sea ¡júntense!, ¡esferícense!
Por ello, la esfera es el modelo que adoptamos cuando sentimos frío, pues no sólo nos encorvamos, sino que pegamos las rodillas al pecho, hundimos la barbilla y abrazamos nuestras piernas para acabar de cerrarnos como una esfera; el asunto es ofrecer al exterior la menor superficie de contacto. Y no sólo el frío nos concentra, también el miedo nos enconcha, también el deseo de sentirnos protegidos e, inclusive, este anhelo de paz y de concordia tan propio de estas fechas de diciembre. Deseamos estar juntos, hechos bola, con lo más significativo de nuestra manada, juntos todos o, por lo menos, juntos aquellos que sobreviven todavía. Es la geometría de la esfera la que nos dicta el deseo de que todos los propios se reúnan y, por eso, es en La Noche Buena o en el Año Nuevo cuando más dolorosamente se captan las ausencias. Frente al imperativo «hagamos una esfera» se notan más los que se fueron, los que no están, los que murieron: duele que la esfera esté incompleta; aunque de cualquier modo se cierra con los que quedan.
En estos días que vienen nos faltan más severamente quienes nos completaban, y no por el influjo cursi del Brindis del Bohemio, sino por un mandato de la materia, de la geometría de la esfera, porque si bien hay diferencias notables de organización entre una pompa de jabón y nosotros, en el fondo obedecemos a la misma regla de esfericidad que marca a todo lo que existe. Es la misma regla aunque la expresemos de distinta manera: la pompa de jabón economizando energía y nosotros haciéndonos bolita con quienes nos quedan.
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