El Día del Presidente

Eran los tiempos del PRI. Los que parecieran estar de vuelta. El 1º de septiembre era el día oficial. Día feriado. El día en que el presidente tenía la oportunidad para lucirse a nivel nacional. También era el día de los anuncios inesperados y aterradores, como el de la nacionalización de la banca y las crisis económicas. Contra todo venían aplausos. Hasta responsabilizarse por una matanza como la de Tlatelolco era objeto de ovaciones.

El presidente se levantaba de buenas. Desfilaba en un automóvil descapotable entre aplausos y papelitos tricolores. A Palacio Nacional, al Zócalo, al Congreso de la Unión y a los Pinos. Se paseaba por toda la Ciudad. Desayunaba con su gente cercana y se trasladaba toda la caravana hasta el Congreso de la Unión. Entraba cual héroe al recinto legislativo, el famoso acto del “besamanos”. Anunciaba sus logros entre aplausos y ovaciones. Durante más de 3 horas escuchábamos algo que la ciudadanía no percibía, y a una bola de legisladores e invitados sordos, confundidos o beneficiados, que no hacían más que sonreír y aplaudir. Esas eran las épocas del PRI. Ese era el día del Presidente.

Hoy las cosas son diferentes. Hoy nos levantamos como cualquier otro día, a la escuela y al trabajo. Este 1º de septiembre no es feriado. Hoy el presidente no visita al Congreso, no es su obligación y tampoco le conviene. Aun teniendo mayoría, le tocarían gritos. Probablemente ni siquiera lograría llegar a la tribuna, ya que las tomas de los partidos de oposición se han vuelto una costumbre. Manda el informe, a través de sus Secretarios de Estado, para estudio y análisis de los legisladores, y probablemente tenga un espacio en televisión para hablarle a la ciudadanía y compartir los resultados más destacados de su gestión durante el último año. Seguramente menos gente vea ese anuncio que la que lo vio el año pasado. El número tiende a bajar. El evento ya no tiene la relevancia y la cobertura que solía tener. Para bien o para mal.

¡Qué tiempos aquellos! A Peña Nieto y a los funcionarios del actual gobierno, educados y preparados bajo las enseñanzas de aquel PRI del que hablaba, les ha de costar trabajo este nuevo sistema. No dudo que extrañen ese evento que hoy se viera tan lejano. Quizás habrá uno que otro que se arrepienta de haber apoyado el cambio en las épocas del PAN. Hoy son otros tiempos. Quizás el PRI de siempre pero en un México más democrático, que en ocasiones ha llegado a lo absurdo.

En el México de hoy no sólo el Presidente no va a gritar sus “logros” al Congreso, sino que mejor le gritan de vuelta. La figura del presidente ya no es la misma. Es probablemente, después de la figura de los diputados, la que más ha decaído en los últimos años. El día del Presidente nunca hubiera cabido en un país como el de hoy.

Cuestionado, en el momento en el que su popularidad está más abajo que nunca, Peña Nieto tiene hoy la labor de salir y decir cosas que muchos mexicanos no creen y desaprueban. Hoy saldrá a presumir sus reformas, que se dieron en gran medida por acuerdos que su partido no estuvo dispuesto a hacer durante los 12 años en los que fue oposición.

¿Cuál será la noticia de hoy? ¿Qué nos dirán hoy que sea nuevo para los mexicanos?

Independientemente de todo, yo sí espero que algún día algún Presidente pueda regresar al Congreso. No como héroe, pero sí a rendir cuentas, a que lo escuchen y que él escuche. Ese va a ser el verdadero momento democrático de México.

One Response to “El Día del Presidente”

  1. enrique gomez dice:

    no tiene que “regresar” al Congreso…con que le informe a los mandantes…seria útil…..los tiempos (tus tiempos) han cambiado….las redes sociales ya son una realidad….y si ese fuese el medio….????

    me parece que no es que no vaya al Congreso…ni si quiera se informa…!!!

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