En su documental La Fábrica de Pandemias, una periodista recorre ocho puntos del planeta con científicos para alertar sobre uno de los peores impactos de la destrucción del ecosistema: la proliferación de enfermedades de origen animal que «saltan» a humanos por la deforestación.
Por Rafael Morán
Francia, 7 de junio (Radio Francia Internacional).- Desde las cuevas de la selva tropical de Gabón hasta las colinas de Tailandia y las lagunas de la península de Yucatán en México, la escritora y directora de documentales especialista en temas medioambientales Marie-Monique Robin recorrió ocho países para su nuevo documental titulado La Fábrica de pandemias.
Basado en decenas de entrevistas con científicos de alto nivel, y conducido por la actriz francesa Juliette Binoche, el documental de Robin demuestra cómo la destrucción del ecosistema favorece la proliferación de enfermedades que mutan para pasar de los animales salvajes a los hombres: las famosas zoonosis entre las cuales está el Zika, el VIH y muy probablemente el SARS-CoV-2 que puso el mundo de rodillas durante dos años.
En 2020, los científicos de la Plataforma intergubernamental de expertos sobre la biodiversidad (IPBES) advirtieron en un informe que la agravación de la deforestación y el comercio de animales salvajes facilitará la transmisión al hombre de virus presentes en la naturaleza. “La expansión e intensificación de la agricultura, el comercio, la producción y el consumo no sustentable perturban la naturaleza y aumentan los contactos entre fauna salvaje, ganado, agentes patógenos y humanos”, alertó en la época el doctor Peter Daszak, miembro del IPBES.
Partiendo de estas constataciones, la directora de documental Marie-Monique Robin, conocida por sus investigaciones sobre la transnacional Monsanto, descifra los mecanismos de transmisión de los patógenos del entorno natural a los humanos.
La Fábrica de pandemias pone el foco en particular en los murciélagos. El único mamífero volador es poco amigable para el hombre pero es indispensable cuidarlo. Por sus características genéticas y por la variedad de su alimentación, estos mamíferos son lo que los científicos llaman reservorios de virus, es decir que pueden vivir sanamente con peligrosas enfermedades como los coronavirus o el Ébola.
EL CASO EMBLEMÁTICO DEL VIRUS NIPAH EN BORNEO
Sin embargo, todo se complica cuando el hombre destruye su hábitat, ya que les obliga a acercarse a los centros de población humana: los virus aprovechan para saltar de los murciélagos a los hombres. Fue lo que ocurrió con el virus Nipah, identificado por primera vez en 1999 en Malasia y que brota con frecuencia en Bangladesh. El documental relata su historia.
“El problema no son los murciélagos. El problema somos nosotros (los humanos) porque destruimos sus espacios naturales. Además, necesitamos a estos murciélagos: para la polinización, porque se alimentan con mosquitos”, aclara su autora Marie-Monique Robin, entrevistada por RFI.
La periodista ejemplifica con el caso del virus Nipah que surgió tras la deforestación en la selva de Borneo en Malasia. “Se deforestó con incendios para sembrar árboles que sirven para la producción de aceite de palma. Los murciélagos huyeron a las costas de Malasia hacia los huertos de mangos. Cerca de estos puertos había criaderos de puercos que se contagiaron del virus de los murciélagos”, explica Robin. “Trabajadores de Malasia y de Singapur, a donde se exportaban cerdos, murieron por la enfermedad”.
DEFORESTACIÓN Y CRIADEROS MASIVOS: FACTORES DE TRANSMISIÓN
La periodista de investigación, también autora de varios libros sobre los pesticidas, advierte que nuestro sistema productivo basado en la urbanización, la agricultura industrial y la globalización de los intercambios se ha convertido en una “fábrica de pandemias”.
“Entrevisté a más de cien científicos para el libro, y todos dicen la misma cosa: que si seguimos destruyendo los ecosistemas, y sobre todo las selvas primarias de África, Asia y Sudamérica, entraremos en una ‘epidemia de pandemias’. Durante los últimos 30 o 40 años, decenas de nuevas enfermedades han surgido: Ébola en África, Nipah en Asia, Zika en Brasil, el chikungunya, el MERS etc. Lo que estos científicos han demostrado es que el primer factor de surgimiento de estas enfermedades es la deforestación, los criaderos intensivos y la globalización”, explica la directora del documental.
El mexicano Gerard Suzán Azpiri, médico veterinario, doctor en biología e investigador de la UNAM en México, estudia por ejemplo la transmisión de patógenos entre animales salvajes, domésticos y humanos. Ha constatado cómo algunas actividades humanas como la agricultura intensiva agrava el riesgo de proliferación de enfermedades.
“Lo que más he trabajado son los hantavirus, con la enfermedad de síndrome pulmonar en el continente americano y el síndrome de fiebre renal en Europa y Asia. Lo que se ha visto es que los ratones silvestres que transmiten este virus se favorecen en zonas deterioradas. Entonces cuando deterioramos los ecosistemas, favorecemos estos ratones”, observa el investigador.
LAS SOLUCIONES
Para evitar la proliferación de estas zoonosis, los científicos son unánimes: hay que parar la deforestación masiva y dejar intocados los ecosistemas. En las últimas dos décadas, cerca de 100 millones de hectáreas de bosques desaparecieron, alertó la ONU en 2020.
El documental de Marie-Monique Robin, La Fábrica de pandemias, plantea también cuestiones políticas y casi existenciales. Proteger el ecosistema implica cambiar practicas productivas muy arraigadas. Renunciar a la agricultura intensiva, limitar la extensión de las zonas urbanas, disminuir los intercambios de mercancías de una región a otra son otros de los desafíos que recomiendan los científicos entrevistados en el documental.
Este indispensable giro para proteger los ecosistemas y los hábitats de las especies salvajes que nos protegen de peligrosos virus fue teorizado bajo el concepto de Una Sola Salud («One Health»), promovido por Naciones Unidas, y que indica que la salud humana, la del medioambiente y la de la fauna son interdependientes.