Guadalupe Correa-Cabrera
22/03/2021 - 12:02 am
¿Una Luz en la Frontera?
¿Cuál será el resultado final? ¿Muros o fronteras abiertas? ¿Esclavitud o libertad? ¿Luz u obscuridad en la frontera?
El 28 de febrero del presente año visitamos el campamento que hacía unos días se había formado en el cruce fronterizo El Chaparral/San Ysidro entre las ciudades de Tijuana y San Diego. Estábamos en el lado mexicano, donde personas migrantes de varios países del continente—principalmente provenientes de Centroamérica, Cuba y Haití—esperaba una oportunidad para entrar a los Estados Unidos a pedir asilo. Nos llamó mucho la atención ese campamento. Las tiendas de campaña que ahí se colocaron estaban en buenas condiciones y las personas que había llegado ahí parecían confundidas. Unos amigos nos habían dicho que los migrantes vinieron con ONGs que les brindaban ayuda y comida. Subimos entonces a un puente que se encontraba al lado del campamento para poder verlo todo—la ciudad, las tiendas de campaña y el cruce desde arriba con los automóviles transitando a nuestro lado a toda velocidad. A veces me daba vértigo y luego me daban miedo los coches, el COVID y el futuro que esperaría a las personas del campamento. No era una sensación agradable, pues oscilaba entre la incertidumbre y la desesperanza.
A lo lejos, desde arriba, pudimos ver a varias personas portando la misma camiseta. Las camisetas parecían nuevas y pudimos ver que tenían escrita una frase que incluía algo sobre “Biden”, el apellido del actual Presidente de los Estados Unidos de América. No eran solamente dos o tres personas; parecía que eran, por lo menos, dos docenas de ellas. A mí me daba miedo el COVID, pero traía doble mascarilla y una gran curiosidad por ver lo que decían las camisetas y deseaba preguntar sobre la conformación del campamento que parecía bien organizado. ¿De dónde venían esas tiendas de campaña? ¿Quiénes eran las ONGs que ayudaban a esas personas que buscarían asilo en los Estados Unidos? ¿Por qué estaban ahí en ese preciso lugar y en ese preciso momento? Y digo preciso, porque la discusión sobre el tema migratorio y una posible reforma migratoria parecía ocupar un lugar especial en la agenda política del vecino país del norte.
Con dos mascarillas bajamos el puente corriendo y llegamos al campamento. En un lugar estratégico del campamento había una mesa larga que parecía como un centro de atención a migrantes (y quizás de reparto de víveres u otros artículos de primera necesidad) que se distinguía por la presencia de una bandera de arcoíris representativa del movimiento LGBTQIA+. Ahí había personas que buscaría asilo en Estados Unidos provenientes de varios países—algunos hondureños, guatemaltecos, cubanos, haitianos, algunos nicaragüenses y quizás de otros lados. Algunos de ellos llevaban la camiseta de Biden. Curiosamente, el mensaje estaba escrito en inglés y era el siguiente: “Biden please let us in!” (¡Biden por favor, déjanos entrar!). Eso decía en el frente y algo decía atrás, pero en ese momento no le di importancia (a lo de atrás).
De repente llega una camioneta elegante, una camioneta blanca marca Mercedes Benz (inconfundible por su emblema) con placas de California. De ahí se baja un muchacho rubio (o güero) con una camiseta negra que decía con letras grandes blancas “Equality” (Igualdad). El muchacho [de la etiqueta progresista] bajó del auto con unos contenedores de café de Starbucks, charolas con comida y me pareció ver una tienda de campaña. Se le acercó un grupo de migrantes con los que se veía que había tenido ya algún tipo de relación antes. Se veía que conocía a algunos en el campamento. Ese grupo de personas le ayudaba con las cosas que luego repartiría para las personas del campamento.
Me acerqué a ese muchacho que parecía que pasaba buen tiempo al día en el gimnasio (lo digo por el tipo de musculatura en los brazos). Le pregunté a qué organización pertenecía y parecía no entenderme. Se lo pregunté en inglés y parecía que tampoco me entendía. Quizás fue por mis dos mascarillas o por mi acento mexicano en inglés, pero amable le dijo a otro muchacho que me contestara y la respuesta fue: “Casa de Luz”. Parecía que representaba a una organización llamada Casa de Luz que era el mismo nombre que aparecía en la parte de atrás de las camisetas de Biden: “CasaDeLuzTJ.org”. Pregunté también a algunas personas que llevaban puesta la camiseta, sobre el origen de la misma y sobre su estancia en el campamento. Sobre la camiseta, unos no me supieron decir y otros señalaban al “güero”. Algunos de ellos vivían en cuartos u hoteles baratos en Tijuana desde hacía meses, pero me dijeron se acercaron a la garita pues “ya era tiempo”. Había llegado Biden y con él se reactivaban sus sueños. “La luz llegaba a la frontera”.
Yo nunca había escuchado hablar de Casa de Luz, pero con sólo una búsqueda en Google, aprendí que eran de la coalición de organizaciones ‘queer’ y ‘femme’ de resistencia fronteriza autónoma: Hecate Society (https://hecatesociety.org/). También pude interpretar, dada la información que estaba abierta en el Internet, que operaban como parte de una red de organizaciones que compartían la mística o ideología de lo que se conoce como “ayuda mutua” (o mutual aid). A esta red de organizaciones o movimiento de ayuda mutua en la frontera también pertenecen (o parecen haber pertenecido) los organizadores del Comedor Viento y Marea, Enclave Caracol, Al Otro Lado, Trans Liberation Coalition, Altruist Relief, Angry Tias and Abuelas, y No Más Muertes [No More Deaths], entre otras. Esta información se amplía en la siguiente página web: https://mutualaiddisasterrelief.org/a-parallel-movement-rising-on-mutual-aid-and-the-borderlands/. Vale la pena leerla.
Muchos de estos grupos (casi todos de origen estadounidense) han estado muy activos en la frontera (del lado mexicano principalmente) en los últimos años. Muchos comenzamos a aprender más de ellos desde el año que comenzaron a organizarse las “grandes” caravanas migrantes. También es notable su relativa afinidad con algunos reporteros freelance, medios de comunicación y otras organizaciones tales como Border Angels o Pueblo Sin Fronteras. Un artículo de opinión reciente en el San Diego Union Tribune firmado por Vanessa Ceceña de Border Angels, me recordó estas relaciones de ayuda mutua y resistencia en la frontera (https://www.sandiegouniontribune.com/opinion/commentary/story/2021-03-08/opinion-homeland-security-migrants-mexican-border-towns). A muchas de estas organizaciones las unen las causas progresistas y el lobby de las fronteras abiertas.
Casa de Luz reparte camisetas y esperanza en la frontera. Mientras tanto, los migrantes desesperan y las autoridades fronterizas avanzan y se despliegan. En tiempos de enorme polarización política y social en Estados Unidos, donde parece dominar (como siempre) el complejo militar industrial, pero ahora con fachada de progresismo, se plantean varias preguntas: ¿Cuál será el resultado final? ¿Muros o fronteras abiertas? ¿Esclavitud o libertad? ¿Luz u obscuridad en la frontera?
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