Alejandro Calvillo
14/01/2021 - 12:03 am
Trump, 6 días más con el botón nuclear
Diversos gobernantes han iniciado guerras con el fin de mantenerse en el poder. Es decir, si es improbable que Trump active un ataque nuclear, en el balance de su gestión puede pensar que su error fue no iniciar un enfrentamiento militar con una nación extranjera que hubiera unido a los estadounidenses en su causa, recordemos la guerra contra Irak.
Durante los últimos 50 años, los presidentes de Estados Unidos son acompañados de un militar que porta un maletín que contiene las claves para iniciar un ataque nuclear, un maletín que lleva el llamado “botón nuclear”. A partir de Hiroshima y Nagasaki, Harry Truman, consideró que las decisiones de una conflagración bélica no podían dejarse en manos de militares y, por lo tanto, estableció que esa decisión quedara en manos del Presidente de los Estados Unidos porque, supuestamente, sería más racional y supondría un menor riesgo.
Mientras los Estados Unidos han expresado su preocupación sobre el posible acceso de grupos extremistas al arsenal nuclear en naciones como Pakistan, Donald Trump mantiene el acceso al “botón nuclear” al tiempo que llama a grupos extremistas de su país a detener la transición del poder que lo sacará de la Casa Blanca.
Si mañana cayera una bomba nuclear en cualquier parte del mundo, las consecuencias humanitarias serían catastróficas.
Es hora de prohibir las armas nucleares. Para siempre. pic.twitter.com/8qtRC73zDF
— CICR (@CICR_es) September 27, 2018
“La Cruz Roja Internacional ha realizado este video que ilustra la dimensión de los impactos de las armas nucleares. En él no se habla del invierno nuclear que podría desatar una conflagración nuclear global”.
El potencial destructivo del armamento atómico que puede ser activado, por la decisión de un solo individuo, en estos días por Donald Trump, se ha multiplicado a través del desarrollo de una nueva generación de armas atómicas, las termonucleares, que se encuentran desplegadas en varias regiones del mundo con grandes alcances. Dispuestos en sitios subterráneos, en transportes terrestres, en submarinos y con la posibilidad de ser transportados en vehículos aéreos, las ojivas nucleares son muy diversas en sus alcances, impactos y posibilidades. Un solo misil puede llevar artefactos que impacten en tres o más objetivos de un territorio enemigo.
El exsecretario de la Defensa de los Estados Unidos, William J. Perry, que estuvo en ese cargo entre 1994 y 1997, ha señalado que la única manera de evitar que un Presidente inestable acceda a activar el arsenal nuclear estadounidense es no elegirlo. El exsecretario de Defensa se pregunta si un Presidente, Trump o el que fuera, “debería tener el poder unilateral de lanzar una destrucción global en un instante”, y añade: “debería estar claro que ninguna persona debería tener el poder unilateral para dar fin a nuestra civilización”. Si no hay ninguna racionalidad en haber desarrollado el poder destructivo que existe actualmente en el planeta, menos aún en que ese poder esté en manos de una persona.
La decisión de activar el “botón nuclear” puede ser tomada sin la necesidad de consultar a miembros del ejército, del poder ejecutivo o del legislativo, podría ser una decisión totalmente personal del Presidente. Muchos son los escenarios que pudieran provocar un acto unilateral de este tipo, desde el desequilibrio personal del mandatario hasta falsas noticias o la reacción desmedida a un ataque extranjero.
Médicos, enfermeras, socorristas, agencias de ayuda.
Si hoy hubiera un ataque nuclear, ¿alguien podría ayudar? pic.twitter.com/LKVpRq51Zv
— CICR (@CICR_es) May 14, 2018
“La Cruz Roja Internacional muestra cómo no existen formas de enfrentar las consecuencias de un ataque nuclear y llama a que todas las naciones firmen el tratado de prohibición de las armas nucleares”.
Es difícil pensar en un escenario en que Trump activara un ataque nuclear en sus últimos días de mandato. Sin embargo, el riesgo está ahí y en un gran número de naciones que cuentan con ojivas nucleares actualmente y que tienen el poder destructivo para acabar en varias ocasiones con nuestra civilización. Podemos decir que el mundo se encuentra sembrado de armas nucleares si consideramos las naciones que las poseen y su alcance. Estados Unidos posee 5 mil 800 ojivas nucleares, Rusia 6 mil 375, Reino Unido 215, Francia 290 y China 320. Además de estas naciones están India con 150, Pakistán con 160 y Corea del Norte que cuenta con 30 a 40 ojivas nucleares. Se estima que Israel puede contar con 90 y existe preocupación sobre el posible desarrollo de armamento nuclear por parte de Irán.
Diversos gobernantes han iniciado guerras con el fin de mantenerse en el poder. Es decir, si es improbable que Trump active un ataque nuclear, en el balance de su gestión puede pensar que su error fue no iniciar un enfrentamiento militar con una nación extranjera que hubiera unido a los estadounidenses en su causa, recordemos la guerra contra Irak.
Exsecretarios de la Defensa, líderes políticos y de opinión en los Estados Unidos, se han preocupado por el acceso de Trump al botón nuclear y han llamado a que se le retire el acceso al maletín que contiene los códigos de acceso. Al mismo tiempo, ha surgido la preocupación sobre el poder que se le ha otorgado a un individuo para poder desencadenar una conflagración que termine con la actual civilización, en palabras del exsecretario de Defensa de los Estados Unidos, William J. Perry.
El péndulo ha llegado a un extremo en que se abren las posibilidades, como ya comienza a discutirse en los Estados Unidos, para una política de control de armas y de retirar el poder del Presidente de los Estados Unidos de activar un ataque nuclear en base a una decisión puramente personal. Debe también dar inicio esto a una discusión internacional que retome los esfuerzos de desarme nuclear global que quedaron olvidados.
Hay que recordar que México fue líder mundial en estos esfuerzos de desarme nuclear global, con la iniciativa promovida por el diplomático mexicano, Jesús García Robles, del Tratado de Tlatelolco para la no proliferación de armas nucleares y su activa participación en esta materia en la Asamblea General de la ONU, acciones que le llevaron a ser reconocido con el Premio Nobel de la Paz en 1982.
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