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Hay pocas pruebas de que estas estrategias funcionen, a pesar del interés que suscitan. «Mucha gente tiene la idea errónea de que si se carga de zinc, vitamina D o vitamina C, puede ayudar al resultado clínico de la COVID-19. No se ha demostrado que eso sea cierto», explica Azizullah Beran.
Los científicos concluyen que entre los pacientes hospitalizados con coronavirus, la deficiencia de vitamina D previa a la infección se asocia con un aumento de la gravedad de la enfermedad y de la mortalidad.
Contrariamente a lo que se creía, descubrieron que el 40 por ciento de los participantes tenían menos de 20 ng / ml de 25-hidroxivitamina D, lo que se considera deficiencia de vitamina D.
Este nuevo estudio publicado en Plos Medicine y liderado por Guillaume Butler-Laporte y Tomoko Nakanishi apunta que las pruebas genéticas no apoyan la vitamina D como medida de protección contra esta enfermedad.
Tomar suplementos de vitamina C, zinc o ajo no se asoció con un menor riesgo de dar positivo para el virus, de acuerdo con el estudio que aparece en esa publicación médica.
No se encontraron asociaciones estadísticamente significativas de los niveles de vitamina D con el riesgo de COVID-19 en las personas de raza blanca. El estudio analizó los datos de más de tres mil pacientes de la UChicago Medicine a los que se les habían analizado los niveles de vitamina D en los 14 días anteriores a la prueba de COVID-19.
La recomendación, que aparece en La Revue du Practicien, va firmada por 73 expertos franceses y seis sociedades nacionales, la Sociedad Francesa de Endocrinología, la de Pediatría, la de Geriatría, la de Endocrinología y Diabetes Pediátricas y la de Nefrología, Diálisis y Trasplantes.
A través de un comunicado, la dependencia federal dio a conocer que dicho ensayo se enfocó en personal que atiende a pacientes con coronavirus a fin de conocer si el nutriente protege contra esta y otras enfermedades de carácter respiratorio.
Pese a los resultados de la investigación, se ha detectado un elemento clave en la generación de la sustancia química vitamina D que sí ha demostrado ser efectiva contra la COVID-19.
El especialista, que resaltó los numerosos beneficios de la vitamina D y recordó su potencial como elemento preventivo de la tuberculosis, insistió en que no hay evidencia científica de que proteja contra la COVID-19.
Otro estudio publicado ayer en el Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism, señaló que más del 80 por ciento de los pacientes de COVID tiene deficiencia de vitamina D y esta insuficiencia es más frecuente en hombres.
Holick cree que el hecho de que la vitamina D sea suficiente ayuda a combatir las consecuencias de estar infectado no sólo con el coronavirus sino también con otros virus que causan enfermedades del tracto respiratorio superior, incluida la gripe.
El equipo examinó a 489 pacientes del Centro Médico de la Universidad de Chicago, cuyo nivel de vitamina D se midió dentro del plazo de un año antes de la prueba de COVID-19.
En pacientes con sobrepeso u obesidad la elevada incidencia del déficit de vitamina D se puede deber a distintos factores, entre los que cabe destacar una ingesta inadecuada a través de la dieta y una menor actividad al aire libre, hecho que reduce la exposición solar y, por tanto, la síntesis cutánea.
Conocida como la «vitamina del sol», la vitamina D es un bien tan valioso como difícil de conseguir durante estos días de confinamiento y de pasar tanto tiempo encerrados en casa, a la sombra. Pero su papel en la salud no deja de ser esencial: los científicos insisten en que es fundamental para mantener fuertes tus huesos, dientes y músculos.
La vitamina D es necesaria para absorber el calcio y el fósforo, esenciales para la salud de los huesos, y la mejor fuente para obtenerla es la exposición al sol. Una deficiencia de este nutriente puede comprometer la respuesta inmune de las personas y, en el peor de los casos, puede provocar un trastorno depresivo (la serotonina es el neurotransmisor del cerebro asociado con el estado de ánimo y aumenta con la exposición al sol).