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La escritora cubana Verónica Vega afirma que el barrio habanero Alamar, donde convivieron soviéticos, chilenos y cubanos, es «un símbolo exacto de la Revolución» que le ha servido para su novela El arte de respirar, a la vez inspirada en una obra de la autora británica Virginia Woolf.
Literatura Random House recupera este clásico de referencia del feminismo y la teoría de género. Un ensayo que se ha convertido en un auténtico manifiesto feminista.»Escribo desde la fealdad y para las feas, las viejas, las camioneras, las frígidas, las mal cogidas, las incogibles, las histéricas, las taradas, todas las excluidas del gran mercado de la buena chica. Y empiezo por aquí para que las cosas queden claras: no me disculpo de nada, ni vengo a quejarme. No cambiaría mi lugar por ningún otro, porque ser Virginie Despentes me parece un asunto más interesante que ningún otro.» Gana un ejemplar.
De Emily Dickinson a Edgar Allan Poe. ¿Son en realidad los autores como los pensamos? Cómo las imágenes y pinceladas biográficas que conocemos de un autor, especialmente los de hace más de un siglo, afectan a cómo los leemos.
Un texto, el Ulises, que se debe releer, aunque en mi opinión requiere el sosiego, la sabiduría y la experiencia de una persona de cierta edad, por lo que me lo llevo a la isla desierta para volver a sumergirme entres sus páginas dentro de veinte años.
Virginia, considerada una de las figuras literaria más importantes del siglo XX, dejó obras como La señora Galloway (1925), Al faro (1927), Orlando: una biografía (1928) y Las olas (1931).
No sabemos si son los mejores 10 libros de autoras, pero conviene bajarlos y darnos cuenta de todo lo que hay en la historia de buena literatura escrita por mujeres. ¡A gozar!
Las misivas que se intercambiaba con la poetisa Vita Sackville son un ejemplo de sutileza erótica y amor sin prejuicios homófobos ni cadenas sentimentales, La editorial LGTB Dos Bigotes lanza A Virginia le gustaba Vita, de Pilar Bellver a modo de trastienda sentimental entre ambas mujeres. sintió deseo, y mucho, por Vita Sackville-West. Soñaba con sus grandes senos y le gustaba verla rebosante de perlas, «como un racimo de uvas».