Posts Tagged ‘Teatro El Galeón’

ENTREVISTA | En México es muy fácil delinquir por el crecimiento de la impunidad: Leticia Huijara

miércoles, octubre 5th, 2016

La actriz y dramaturgo protagoniza la obra que le hizo ganar el Primer Premio Nacional de Dramaturgia, Cuando había granadas en noviembre, una mirada sobre el secuestro, dictada por la violencia reinante en un país azotado por la impunidad.

Ciudad de México, 5 de octubre (SinEmbargo).- Se ríe con dulce sorna la conocida actriz Leticia Huijara cuando comenta que por una razón que no alcanza a comprender todos los premios de dramaturgia que ha ganado han sido fruto de presentarse con seudónimo.

“Curioso”, afirma. Y no dice más. En un mundo tan especializado como la escritura de guiones y de obras de teatro, la intérprete ha tenido que sortear el lugar importante que ocupa en la lista de las principales actrices de nuestro país.

Lejos de amilanarse, vive con orgullo su doble vida y el próximo 13 de octubre presentará en el Teatro Galeón del Centro Cultural del Bosque su obra Cuando había granadas en noviembre, un texto que pone en jaque la indiferencia nacional frente a la violencia en general y al secuestro en particular y que Huijara expresará en el escenario junto a su colega Raúl Briones.

Ganadora del premio de dramaturgia Víctor Hugo Rascón Banda 2014, la pieza fue publicada por Conaculta y la Universidad Autónoma de Nuevo León y trata sobre una mujer que visita la cárcel para entrevistar a un hombre acusado de secuestro y asesinato. Ella ha prometido pagar por esas sesiones para que la esposa y la hija del condenado puedan irse del país. A cambio, sin embargo, la mujer quiere conocer –casi con desesperación– los detalles de la convivencia del reo con el hombre al que secuestró.

El sentenciado se rebela ante el morbo de su entrevistadora. Durante el tiempo que duran estas visitas, se desarrolla una tensa y complicada relación que llevará a cada uno de los personajes a desnudar sus personalidades, reencontrarse con sus respectivas pérdidas y a reconocerse como víctimas de un país en el que la violencia extrema se ha salido del ámbito criminal para invadir la intimidad de todos lo que lo habitamos.

El montaje está dirigido por Mario Espinosa.

Dos actores para un texto que afecta a una multitud. Foto: Especial/Cortesía

Dos actores para un texto que afecta a una multitud. Foto: Especial/Cortesía

–¿Qué valor tiene el arte para transformar la violencia?

–Me gusta pensar que tiene mucho valor y que en momentos oscuros como los que atravesamos, de pronto el pensar en la transformación de lo que es tan definitivamente horrendo, puede ser una luz que nos mueva de donde estamos parados.

–Estar parados aquí es algo impensado. En el 2000 iniciaba la democracia y parecía que todo iba a ir bien.

–Sí, pero ya entonces había muchas señales de alarma. Ya entonces nos decían que nos estábamos “colombianizando” y nuestra respuesta era que estábamos lejísimos de esa realidad. Afortunadamente, Colombia inició un camino de regreso de ese horror en el que la sumió el narcotráfico. Hay una voluntad y un hartazgo absoluto de la población van a lograr la paz en Colombia. En México hay casi como una negación, no comprendemos que estamos metidos en un lugar muy tremendo. Hay unos órganos de impartir justicia que son totalmente omisos.

–Los crímenes en México parecen ser dobles, porque la impunidad causa efectos aún mayores.

–Exacto. De pronto saber que puedes ser sujeto de un crimen violento y que probablemente te vayas a sumar a esas listas pendientes de justicia. Lo de Atenco cumplía ayer 15 años o algo así, se suman los 43… es un estado de muchas sumas y ninguna resta.

–¿Todos estos pensamientos te llevaron a escribir Cuando había granadas en noviembre?

–Fíjate que no. Originalmente quería escribir una historia de dos personajes que no tuvieran nada que ver entre sí y que lograran en un momento conectarse para luego volver cada uno a su camino. Esa era la estructura que imaginaba. Una historia que significara retos actores. ¿Cómo vas a poder acercarte a alguien del que desconoces todo y cómo esa persona va a poder tocarte sin saber nada de ti? Pero la realidad te muestra que están unos de un lado del espectro y del otro lado está la víctima ideal para que esto suceda, el país, si tienes abiertos los ojos, te condiciona. Leo todos los días el periódico y todos los días es visible cómo este crecimiento de la violencia y de la impunidad se da a pasos agigantados. La obra se permeó con lo que había afuera y así es como surgió el tema del secuestro.

Leticia Huijara, actriz y escritora con seudónimo. Foto: Especial/Cortesía

Leticia Huijara, actriz y escritora con seudónimo. Foto: Especial/Cortesía

–Casi como si México te la hubiera dictado

–Sí, un poco sí. Estos momentos de oscuridad finalmente están en la historia.

–Decimos secuestro con una facilidad pasmosa. Desde pequeña esa palabra me estremece y todavía hoy

–Sí, hacen lo que quieren con tu vida y con la de tu familia. Es una tragedia que alcanza a un montón de gente, no sólo al secuestrado. No podemos hacer melodrama con esto. Tiene que ser tragedia. Es una aporía que te pone en un lugar en el que tienes que darte cuenta qué tanto eres responsable, aunque sea por omisión, de que esto suceda. Un secuestro debería ser algo excepcional y no lo es. Leía el otro día que sólo en Ciudad de México se producen 85 secuestros diarios. Los datos duros son tremendos. Las cosas son: Ah, uno más; Bendito sea Dios: la liberaron; Ah, no, qué horror: la mataron, con esta indiferencia con la que casi comentamos el alza de los precios. Mi historia empieza cuando el secuestro ya pasó, cuando las personas que lo llevaron a cabo están en la cárcel y las víctimas ya pasaron por la parte más tremenda del suceso.

–¿No se corre el riesgo de humanizar a los criminales?

–Lo que se busca es derrumbar una serie de preconceptos acerca del otro, pero de ninguna manera justificar el crimen echándole la culpa a una sociedad injusta. No, no es eso. No sé si descubrí algo metiéndome en la mente de un asesino, pero sí indagué mucho acerca de cómo puedes estar de pronto involucrado en un hecho de violencia y no era eso lo que te habías planteado. Es parte de la observación de este país. No sólo están las víctimas evidentes, sino también todas estas otras víctimas que son orilladas poco a poco a estar en una banda delictiva o a participar de un hecho violento. Porque algo muy preocupante que sucede en México es notar cómo en este país se ha vuelto tan fácil delinquir. Ah, aquí hay una banda que te puede pagar 15 mil mensuales, aquí hay un familiar que te dice que fácilmente te puedes ganar una lana extra…

–Como pasó con León Serment…

–Sí, ese caso, imagínate que por 100 mil pesos un hombre recibe 52 puñaladas. Es el ejemplo y no, porque 100 mil pesos no es lo habitual, sabemos de cifras muy menores por el mismo crimen. Esa búsqueda de entender qué pasa con eso, no de manera lastimera ni justificando nada, originó la obra. No es un panfleto de “pobres los pobres”. Si cometiste un crimen, debes hacerte responsable y pagar.

[youtube uBJmWQi-77U]

El amor, el horror y la belleza: La historia de Julia Pastrana llega el teatro

martes, julio 26th, 2016

A partir de hechos reales reconstruidos con la fuerza de la ficción, La Belleza, de David Olguín, cuenta la historia de Julia Pastrana, una sinaloense nacida en el siglo XIX que padecía el síndrome de hipertricosis lanuginosa. En esta producción de Teatro El Milagro, asistimos a la compleja relación de Pastrana con su propietario: Theodor W. Lent, un empresario circense del sur de los Estados Unidos. La obra profundiza en una relación entrañable, perversa, una pasión de amor.

Ciudad de México, 26 de julio (SinEmbargo).– Julia Pastrana nació en 1834 en Sinaloa y murió en 1860 en Moscú.

Su largo periplo derivó en una anécdota que ha pervivido a lo largo de la historia, donde fue conocida como “la mujer simio”, “la mujer más fea del mundo” o “el híbrido maravilloso”, entre otras calificaciones destinadas a describir su aspecto curioso.

Tenía una hermosa voz, era una bailarina talentosa y padecía de hipertricosis generalizada congénita, un desorden genético que cubre de pelo la cara y el cuerpo e hiperplasia gingival, que daba a su boca un aspecto protuberante.

Fue vendida a un circo como un objeto, para ser mostrada como un fenómeno en circos y ferias. En los Estados Unidos conoció a Theodore Lent, que se convertiría en su marido oficial, carcelero y explotador.

[youtube zEmAVNhBKnU]

A los 26 años de edad, Julia dio a luz a un niño que vivió sólo 35 horas y que padecía su enfermedad. Como consecuencia del parto, ella murió cinco días después a causa de fiebre puerperal, el 25 de marzo de 1860 en Moscú, Rusia.

Lent embalsamó los cuerpos de madre e hijo para poder seguir haciendo negocio, hasta que se volvió loco y recayó en un manicomio hasta su muerte.

El caso de Julia Pastrana y del oscuro Doctor Lent es recreado ahora con la puesta en escena de La Belleza, obra original del dramaturgo mexicano David Olguín, que se representará hasta el 21 de agosto en el Teatro El Galeón.

La vida de Julia Pastrana, quien llegó a ser analizada por el científico Charles Darwin para determinar si no era el eslabón perdido de la especie, es también la vida de Theodore W. Lent, un “monstruo feliz” que combinó la fascinación del horror, el temple inasible de la locura y la deformación hacia el paroxismo de lo que consideramos amor, al adueñarse de una mujer que tenía exceso de vello en todo el cuerpo y cuyas facciones eran las de un mono.

La excelente actriz Laura Almela encarna al monstruoso Dr.Lent. Foto: Especial

La excelente actriz Laura Almela encarna al monstruoso Dr.Lent. Foto: Especial

La pieza teatral de David Olguín (Ciudad de México, 1963) celebra lo extraño y expone la compleja relación de Pastrana con su propietario: exótica, entrañable, perversa y apasionada, según ha explicado el también miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes.

“Es una reflexión sobre qué hace que dos personas decidan amarse apasionadamente y ahondar en lo que implica amar desde la perspectiva del otro”, dice Olguín, al hablar de la obra que cuenta con la escenografía e iluminación de Gabriel Pascal, el diseño de vestuario de Rodrigo Muñoz y la actuación de Laura Almela, Mauricio Pimentel y Rodrigo Espinosa.

¿Quién define la belleza, el que mira o el que muestra? Foto: Especial

¿Quién define la belleza, el que mira o el que muestra? Foto: Especial

LA REPATRIACIÓN DE LOS RESTOS DE JULIA PASTRANA

El cadáver de Julia permaneció expuesto en Rusia hasta 1970. Posteriormente fue llevado al Instituto de Investigaciones Médicas de la Universidad de Oslo, donde permaneció hasta su repatriación a México en 2013.

El 7 de febrero de ese año, la Universidad de Oslo entregó los restos de Pastrana al Gobierno mexicano y el 12 de febrero fue sepultada en Leyva, Sinaloa, donde había nacido en 1834, en un ataúd blanco, a prueba de actos de vandalismos.

El libro Seres extraordinarios, anomalías, deformidades y rarezas humanas, del español Manuel Moros Peña, tiene un capítulo dedicado a Julia Pastrana, cuya historia fue contada en una larga crónica por Martha Patricia Montero por nuestro periódico: http://www.sinembargo.mx/06-02-2013/516280.

Allí, el historiador Ricardo Mimiaga considera que Julia Pastrana es la sinaloense más famosa en el mundo, “mucho más que Lola Beltrán o Pedro Infante”.

En la obra de Olguín, que fue dada a conocer a principios de este año y que ahora inicia una segunda temporada en el Teatro del Galeón, “el tema es la belleza ubicada en la singularidad, en lo extraño, en la eterna discusión platónica de si el objeto es bello en sí mismo o es bello por quien lo mira. Es una reflexión sobre qué hace que dos personas decidan amarse apasionadamente”, dijo el dramaturgo y director teatral.

[youtube 1A-3mXY0-nM]