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Conscientes de que, por 30 años, la tarea de Artes de México ha sido estudiar, difundir y comprender las distintas realidades de nuestros pueblos indígenas, en esta ocasión damos voz a Iván Pérez Téllez, uno de los antropólogos que ha sido guía y autoridad en temas mesoamericanos de los que nos hemos ocupado en nuestra revista-libro. Y, en tiempos en que se cree que nuestro presente indígenas es homogéneo y unidireccional, Iván nos recuerda que, por el contrario, México es diverso y multiétnico y un solo evento no puede condesar la carga cultural de muchos hombres y mujeres, de tantos sitios y sistemas de pensamiento que conforman a nuestro país.
El panorama de estudios críticos sobre la obra de mujeres muralistas en México es sombrío. Pocas veces son mencionadas en libros de historia del arte, y su producción artística no es objeto de valoraciones estilísticas e historiográficas serias.
A través de la imagen y del texto, El espacio de pronto es escenario representa la noción del instante que permea a la cultura japonesa, el haiku. El libro de Aurelio Asiain, publicado en la colección luz portátil de Artes de México, refleja el zen, el instante y la naturaleza.
En el marco de la celebración por los 30 años de Artes de México, la mesa de diálogo “Lo importante es no pestañear. Tendencias y futuro de la fotografía” fue un espacio de perspectivas en torno a un tema del que se ha ocupado a la editorial a través de sus múltiples ediciones y en especial en la colección luz portátil. Presentamos aquí las palabras del editor de esta colección, Pedro Tzontémoc, quien conforma una de las voces críticas de Artes de México y quien aportó a la mesa una mirada fascinante alrededor de la fotografía.
Si la fotografía, como menciona Susan Sontag, es un modo de conocimiento, el ensayo fotográfico plantea una visión del mundo obtenida mediante la interpretación del ojo del fotógrafo. En este sentido, el libro de más reciente de Rafael Doníz, De Gigantas y otras quimeras, es una cosmovisión del espacio urbano, en especial de la Ciudad de México.
Desde el comienzo, tuvimos la certeza de que una nueva indagación sobre lo más profundo de la cultura mexicana era necesaria. Así, asumimos Artes de México como una responsabilidad ineludible y una misión forzosa: tratar de comprender mejor para amar mejor, y propagar este conocimiento con el orgullo contagioso de la belleza editorial. Sabíamos que el reto era inmenso y los recursos más que escasos. Pero contábamos con la sensibilidad para descubrir México de otra manera. Construimos una estrategia editorial distinta, hecha de la máxima calidad, más una confluencia de metas y un sistema dinámico de alianzas. Esta estructura de trabajo, por su originalidad, ha sido incluso estudiada fuera del país, y reconocida con más de 160 premios nacionales e internacionales.
Pensemos en un jardín adorado en nuestra infancia. A este jardín, por alguna razón, nos está vedada la entrada. Hemos perdido una parte de nuestra historia junto con sus fuentes, arcos y pasillos. Un jardín al que sólo nos es posible acceder a través de la memoria. A partir de esta puerta, tenemos el punto de partida para abordar el ensayo de León R. Zahar.
Los mitos de creación son tan antiguos como la palabra. Los imaginarios de todas las culturas están repletos de historias y leyendas que explican el origen de lo que conocemos. Muchos de los relatos que nos contamos a nosotros mismos para interpretar la existencia son derivaciones de mitologías reinventadas; uno de los grandes relatos que nos ha determinado enormemente es el del lenguaje. El lenguaje como esencia, representación, referencia de la realidad, la realidad; como casa del ser. A lo largo del tiempo, se han hecho muchas conjeturas.
La confrontación entre el México indígena y el español no terminó con la Independencia ni con los intentos de Lázaro Cárdenas por reivindicar a los grupos indígenas: es una guerra que sigue en pie. Doña Rosita Ascencio. Curandera purépecha (2016) documenta la importancia de la medicina tradicional indígena, pero también expone las pugnas que estos pueblos han entablado con las instituciones para que sus derechos, lengua, tradiciones y conocimientos sean reconocidos.
Por la palabra entendemos al mundo. Nombramos las cosas para dar un significado a su existencia, para delimitarlas y controlarlas. Vemos el mundo a través de la palabra. El lenguaje vuelve real lo intangible, hace etéreas las cosas que nos rodean, ilumina los rincones de nuestra cotidianidad y aquellos pensamientos que callamos.
La pintura de José Chávez Morado no pudo escapar de la estética de la derrota y del hechizo de los poderosos. Sus convicciones y el tiempo cancelaron otras posibilidades. Él fue uno de los mejores herederos del discurso que se creó mientras trabajaba del otro lado o cuando vivía en Guanajuato y trazaba caricaturas de los personajes de su pueblo.
Las máscaras han jugado un papel importante en la historia de la humanidad. Siempre han formado parte de la cultura. En Occidente, las máscaras juegan un papel fundamental en la transformación y transgresión de nuestros cuerpos, adquirimos la forma y gestos de un Donald Trump hecho de látex, de Barack Obama o de un Salinas de Gortari.
El acto de decir, de nombrar, requiere entendimiento y una apropiación de símbolos, aunque estos llegaran a ser cuneiformes. Cotidianamente transmitimos nuestra realidad a los demás; a ese otro, parecido a mí que, sin embargo, sé que no es yo. La palabra fragante nos cuenta más de lo que a simple vista podríamos prever: el lenguaje construye el mundo. Más allá de su estructura fonética, morfológica o sintáctica, nos dice también que algo vive en la palabra, que evoca la realidad y la moldea.
El chile, fruto ancestral es un número más de la revista Artes de México que se suma a una de las premisas que la editorial ha explorado: de qué manera la naturaleza es cultura y cómo ha configurado un discurso por el cual el hombre siente pertenencia a un territorio, cómo se crean costumbres culinarias, de qué forma se edifica la literatura y el arte, incluso la historia de una civilización entorno a ella.
Un gran fotógrafo es alguien que mira de otra manera y que gracias al dominio de su arte puede compartir con nosotros esa visión. Un creador de miradas que nos hace sentir por los ojos su sorpresa o su emoción, su desagrado o su fascinación. Que nos ayuda además a “pensar con los ojos”: a reconocer nuestro lugar en el mundo. Nos empuja a sabernos humanos primitivos que todo parecen verlo por primera vez: contemplativos y sin embargos cazadores, hambrientos elementales y al mismo tiempo con sed de trascendencia.
rancisco Xavier Clavigero pertenece a la generación de jesuitas novohispanos del siglo XVII que conciliaron las ideas científicas de la Ilustración con su instrucción religiosa. Este aspecto constituye lo que en significó el Siglo de las Luces para el mundo occidental: una época que declara la emancipación del hombre frente a Dios, pero que no niega lo religioso, la fe y la ciencia marchan juntas, buscando un acuerdo entre religión y razón.