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Habla María: “Hacer este libro funcionó como una especie de diván dibujado”, dice Bef

sábado, noviembre 3rd, 2018

“Nunca es fácil hacer una novela gráfica. Dibujar una autobiográfica, tan personal, lo es menos”, ha dicho Bef. De su pluma y de su corazón nació Habla María (Océano), un libro dedicado a su hija, diagnosticada con autismo, afiliándose a sus grandes amigos, Gusti y Miguel Gallardo, que ya hicieron sendos libros sobre el síndrome de down y el autismo.

Ciudad de México, 3 de noviembre (SinEmbargo).- Mallko y papá, un libro de Gusti Rosemffet sobre la aceptación y el síndrome de down y María cumple 20 años, de Miguel y María Gallardo, sobre el autismo, demuestran lo mucho que se ha avanzado sobre el tema de las disfunciones infantiles.

Tal como dijera recientemente Laura Santullo en su novela El otro Tom, no existe un niño igual al otro y deberíamos no etiquetar las diferentes formas de comunicarse de los pequeños y tratar de entenderlos más allá de lo que diga “la ciencia”.

En Habla María (Océano), Bef se traduce como padre que no entiende y como padre que va cometiendo errores hasta que llega la diagnosis con autismo, viene el primer golpe y a partir de allí descubrir a la niña, quien en la imaginación de Bef encuentra formas para adaptarse, para disfrutar la vida y para relacionarse con ella misma y con los demás.

“Bef describe a su hija, con el amor de un padre y también con el ejercicio de observación del novelista, como un instrumento musical desconocido que sólo hay que aprender a escuchar”, dice la editorial, en un trabajo como todos los de nuestro gran artista del cómic: con honestidad y pasión.

Un cómic distinto en la carrera de Bef. Foto: Especial

Bernardo Fernández, Bef es novelista gráfico y no gráfico. Miembro de una generación de narradores que legitimaron la ciencia ficción, el género policiaco y los cómics, es pionero y gran impulsor de la novela gráfica en México. Ha publicado los álbumes Espiral, La calavera de cristal (en coautoría con Juan Villoro), Uncle Bill y El instante amarillo, así como las compilaciones de historietas breves Monorama 1 y 2 y el libro de humor gráfico ¡Cielos, mi marido!

–¿Fue Miguel Gallardo, el dibujante español, quien te influyó para hacer este libro?

–Fue una cosa conjunta, un día en la FIL de Guadalajara nos juntaron a Gusti, a Gallardo y a mí. Ellos han hecho cómics sobre sus respectivos hijos y sus retos. A la hora de hacer ese libro, si pensaba que iba a copiar algo de sus libros, no lo hubiera hecho. Analizando el tema, Gusti lo platica un poco más, pero no es el momento central el momento en que recibes el diagnóstico. Sentía que faltaba eso. Desde luego que Miguel es un referente. Son dos generaciones distintas de María, distintos tipos de autismo. No era lo mismo ser diagnosticada hace 20 años, que hace 7. María Fernanda le hicieron el diagnóstico a los 2 años.

–¿Crees que alguna vez se va a curar el autismo?

–Es muy importante enfatizar que no tiene cura porque no es una enfermedad. Creo que será posible saber cuál es su origen, se pueda prevenir y que haya mejores estrategias para que las personas con la condición lleven una vida lo más normal posible.

–¿Por qué tanta culpabilidad en ti si el diagnóstico de María fue tan temprano?

–Porque en ese momento yo sentía que había sido un estúpido cromosoma. Ahora sé que no hay manera de saber, qué causó que María tenga autismo. Al hacer el libro funcionó como una especie de diván dibujado. Para mí fue un proceso de sanación. A pesar de ser ateo, seré católico toda mi vida, con esa culpa judeo-cristiana. Me queda claro que es la vida. Como buen obsesivo siempre ando cargando con todo, pero me queda claro que eso era algo que estaba más allá de mi control. Ahora, justo ayer, me habló una ex compañera de trabajo y me dice que no sabía nada de mi hija. Me dijo: Lo siento mucho. Yo le contesté no hay por qué sentirlo, lo vivo con mucha tranquilidad y con mucha luz. En el momento que llegó el diagnóstico era una tragedia y ahora sólo es la vida.

–Hace poco hice una entrevista a la escritora Laura Santullo y me decía que las enfermedades mentales las padecemos casi todos, en mayor o menor grado

–Totalmente. Hay que dejar de poner estigmas a los niños y a la gente mayor también. Desde la depresión, las adicciones, todas las manifestaciones de la enfermedad mental están cargadas de estigmas espantosos. Si no tuviéramos ese pudor hacia la enfermedad se hubieran evitado los asesinatos de Ecatepec. Cuando ya tienes la enfermedad mental lo que tienes es tratar de aprender a vivir con ella y bien.

Bef, una de nuestras grandes figuras del cómic. Foto: Océano

–Todos los niños son clasificables e inclasificados

–El sistema educativo es heredero de la Revolución Industrial. El proceso educativo necesitaba unificar procesos para la industrialización de hace dos siglos. Un modelo caduco que sirvió para esa época, hacer tornillos que encajaran en las piezas. Hoy la diversidad es muy grande y como un reto social debemos integrarla. No hemos sido tan rápido como deberíamos. Somos muy diferentes. Tenemos un sistema educativo antiguo. Uno de mis profesores decía que el examen era una herramienta muy pobre, pero es lo que tenemos a la hora de dar educación.

­–En el libro hablas de la belleza del autismo

–Hay un aire que tienen las personas con autismo, una belleza gélida, como ausente. Soy enemigo de decir que son angelitos, son personas, pero me encanta esa belleza gélida como de Hollywood viejo.

–¿Cómo es ahora la relación con María?

–Linda. Estamos en un momento muy padre, vivo muy cerca de ella, a una cuadra, llega en la tarde, se lleva muy bien con la hermanita, dibujamos juntos. No sé cómo será la adolescencia, pero por ahora las cosas van muy bien.

–María dibuja

–Dibuja y modela en plastilina, son cosas que le causan mucho placer, les permite estar muy tranquila, dibuja mucho mejor que yo a su edad. Tiene una sensibilidad para la forma muy refinada. Es de buena mano y me da mucho gusto. No espero nada del futuro de María, lo único que quiero es que sea feliz. Va a disfrutar de dibujar toda su vida.

–La palabra futuro aparece una y otra vez en el libro

–Es una obsesión para mí. Me llevo con esa palabra como si fuera a Alcohólicos Anónimos. Un día a la vez. Mi amigo Gilberto Prado Galán, un escritor palindromista, tiene una cuenta de twitter donde siempre sube palíndromas y comienza diciendo: Dame, Señor, alegría para escalar la cumbre de este día. Creo que es así, hay que tener alegría, una a la vez. No sé cuántos años vamos a vivir, pero tener esta alegría para que ella sea feliz cada día.

–Tampoco crees en la gente, te dijeron cosas horrorosas

–Quiero pensar que todos fueron bienintencionados. No guardo rencor, no me enfrenté a la maldad ahí. Eran cosas que te decían desde la ignorancia, algo que yo también tenía antes de meterme en este tema. La ignorancia es el peor enemigo de toda forma de discapacidad. El gran reto de María es la comida, come tres o cuatro cositas, muy específicas. Si no las tiene, puede pasarse varios días sin comer. Ella vio el libro y le encanta que la dibuje. Le da como emoción. Yo la dibujo todo el tiempo.

Miguel Gallardo, el ilustrador y padre de María, vuelve con un libro humorístico y amargo

sábado, febrero 3rd, 2018

Luego de María y yo, el dibujante regresa con María cumple 20 años. Hay muchos toques de humor, ella ya dibuja mucho, pero al mismo tiempo una mirada sobre el futuro. “¿Quién cuidará de María cuando su madre y yo no estemos?”, se pregunta

Ciudad de México, 3 de febrero (SinEmbargo).- El año pasado hicimos una nota sobre María cumple 20 años, un trabajo que había salido en España y nos había llamado mucho la atención.

En esa nota un usuario me escribió para decirme por qué usaba la palabra enfermedad para referirme al autismo, cuando en realidad nadie sabe lo que es. El propio Miguel Gallardo, se resiste a definirla; no, es cierto, no es una enfermedad, es un trastorno del cerebro, ese misterio tan hondo para la medicina y para todos nos.

Lo importante, dice Miguel a propósito de su libro, es que “la gente visualiza a los niños autistas, pero no visualiza a los adultos autistas y creo que es importante hablar de ellos”.

Por eso, el libro está en México, con los buenos oficios de Sexto Piso y Miguel ha venido a dar cursos y a mostrarse cómo ser “padre de María”, lo único que sabe sobre el autismo.

La primera entrega, María y yo, se tradujo a nueve lenguas y dio lugar a un documental, que convirtió a María en alguien conocido, con club de fans incluido y a Gallardo en un activista de la causa de las personas con discapacidad.

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María cumple 20 años (Sexto Piso) ya va por cuatro lenguas, pronto se traducirá al ruso y ha permitido que entrevistáramos a Miguel Gallardo.

María y yo, el primer álbum está traducido a 9 idiomas y María cumple 20 años ya está traducido a cuatro y ahora estamos negociando para traducirlo al ruso”, cuenta Miguel Gallardo.

–Es bueno poder proyectar estos dibujos y esta historia, sobre todo teniendo en cuenta que no se ha escrito todavía lo suficiente sobre el autismo

–Bueno, es una casualidad que yo sea dibujante y que tenga una hija autista. Mi historia es esta y en el mundo de la novela gráfica no hay muchas historias como esta. Me he convertido en lugar de ser dibujante a ser un padre que habla. Me paso mucho tiempo dando vueltas por el mundo y hablando con otros padres. Estoy moviéndome en la comunidad del autismo, que es muy importante y al final todo el mundo entiende mis libros, están hechos de una forma muy sencilla, nuestros intereses son comunes en todas las partes del mundo, los intereses de los padres son los mismos.

El libro ya se consigue en México. Foto: Especial

–Es importante saber lo que es el autismo. Un lector me regañó por haber usado la palabra enfermedad

–Si tú pusiste enfermedad es porque en realidad se sabe muy poco y la gente se guía mucho por estereotipos, por lo que uno ve en los periódicos. Normalmente cuando se habla de autismo y sale una nota con una foto, en esa foto se ve a un niño de espaldas. Esa es la imagen del autismo que tiene la sociedad. Yo tampoco te puedo decir lo que es el autismo, la ciencia no ha descubierto los orígenes ni nada. Sí te puedo decir lo que no es, es un trastorno, no es una enfermedad que puedas curar con unas pastillas, con un remedio, es una forma diferente de ver la vida. El cerebro está conformado de una forma diferente. Eso va asociado a tener dificultades en el campo de la comunicación y de las relaciones sociales. Es un trastorno bastante difícil de sobrellevar para los padres. Y para ellos en general se mueven en un mundo que es muy confuso para ellos. Es un espectro muy amplio, difícil de definir y difícil de entender para la gente. Los autistas son personas que pueden estar en una institución toda su vida hasta ser personas que se casan, van a la escuela, tienen hijos.

–Es importante saber todos los misterios que tiene el cerebro, por mucho que se haya adelantado la ciencia

–Ahora estoy trabajando un libro con una persona a la que le dio un ictus y perdió el habla. Es increíble ver eso, pero también es increíble la plasticidad del cerebro a cómo se adapta a todas las circunstancias. Cómo crea nuevos caminos.

–¿Cómo es su vida de ilustrador antes y después de María?

–Yo me siento deudor de María. Me cambió la vida por un lado, pero también le dio mucha energía a mi existencia. Cuando María llegó me puso patas para arriba todos mis valores y mi forma de ver la vida y me lo trastocó todo. Cambió una de las cosas más importantes que hay en mi vida y eso es el trabajo, el dibujo. Hasta ahí llegó ella y lo trastocó totalmente. Me hizo cambiar la forma de ver el dibujo, de estilo, de todo.

–Por otro lado es una competidora

–Sí, en un plano muy diferente. Nunca podré competir con María en ese plano porque siempre me va a ganar. Una vez me preguntó un padre en una charla por los progresos de María en el dibujo y yo le dije: ¿progresos? El gran progreso es que María dibuje, el resto no significa nada.

Miguel Gallardo, padre de María e ilustrador. Foto: Especial

–¿Hay alguna posibilidad de ver los dibujos de ella en un libro?

–Bueno, en María cumple 20 años hay algunos. En la exposición que hice en Querétaro hay toda una pared de dibujos de ella. Y ahora tengo un proyecto para este año que es la de hacer un libro con nuestra historia, quizás ahí ponga más. Tengo una colección entera de dibujos de María y tal vez haga una buena exposición con eso.

–¿Qué ha pasado en México?

–Un resfriado y una descomposición de panza, que me la traje de España. Ha sido emocionante, como todos los sitios donde voy. No puedo ver nada de las ciudades, ni los monumentos, ni pasear, voy de un sitio a otro dando charlas. Lo que me he pasado ha sido la gente, que es lo que más me gusta de todos los lugares a donde voy. He tenido muchos encuentros con los padres. He estado en el DF, en Jilotepec, una experiencia en el campo, muy buena y en Querétaro. Los padres somos iguales en todas partes y con la misma angustia, con las mismas ganas de saber también.

–¿Se ha convertido en una especie de especialista del autismo?

–No, cuando yo llego a los sitios siempre digo que no tengo ninguna idea sobre el autismo ni puedo responder qué idea de terapia tengo yo. No tengo idea de las terapias, los padres saben muchas más cosas que yo. Nunca hemos hecho por otro lado ninguna terapia. Si soy especialista en algo, es especialista en María. Ni aún. Porque María es una llave difícil. Lo único que puedo ofrecer es que soy un padre, no soy un especialista, no soy un psicólogo, sólo puedo hablar desde el corazón de un padre.

María y Miguel Gallardo. Foto: Especial

–Uno ve en el libro también la angustia, uno no puede llegar totalmente a ella

­–Normalmente cualquier padre es la protección de los hijos, entonces si vamos al mundo del autismo, eso se multiplica por 100. No vamos a poder protegerlos siempre y flota ese sentimiento por encima. ¿Qué pasará con ellos cuando no estemos? Cuando vas a hablar con los padres rápidamente sale ese tema.

–A veces se ve que usted se cansa de ella y tiene enojo por las miradas permanentes

–Cuando María está conmigo en el verano, al final del verano yo la quiero tirar por el balcón a ella y ella a mí. Estamos cansados el uno del otro, pero llevamos una buena convivencia y nos reímos muchos. En cuanto a las miradas, al final he llegado a la conclusión que no es un problema de la gente sino un problema mío. Un problema de aceptación de las miradas, porque la gente va a mirar siempre a María, es algo que no voy a poder evitar. Debería poder lidiar con el enojo que me causa que la gente mire a María.

­–¿Cómo serán los próximos 10 años de María y de usted?

­–No tengo ni idea. María ahora mismo está bastante estabilizada, muy simpática, este verano ha sido el de la paz y el amor, está muy cariñosa con todo el mundo, aunque eso puede cambiar. Lo que cambian son las circunstancias exteriores y María puede reaccionar muy diferente de acuerdo al entorno. Es la vida, al final.

–¿Cómo se siente en el mundo de los ilustradores en España?

­–Yo comparto varios mundos, entre ellos también con los dibujantes de cómics…Hasta hace poco yo era el presidente de la Asociación de Ilustradores de Cataluña, que es la más numerosa de España, hace poco estuve en la Feria de Novela Gráfica de la India y al pasar al autismo mi vida también se ha enriquecido bastante.

­–¿Qué diría de los cómics, de la novela gráfica, que están teniendo tanto auge?

–Diría que está muy bien, pero que a los ilustradores nos gusta mucho pagar las facturas al final de mes. La gente puede pensar que ahora es un momento interesante, pero salvo en Francia y en los Estados Unidos, en el resto de los países sigue siendo algo minoritario. No proporciona a los autores un medio de vida, salvo en muy pocos casos. María y yo ha vendido ya 20 mil ejemplares, pero venimos llevándolo desde 2007, es muy largo el periodo. Es un buen momento para crear, pero no existe el mercado, es muy débil y la gente no tiene la costumbre de comprar una novela gráfica.

Soy un vicioso del cómic, dice BEF, al presentar su novela “El instante amarillo”

sábado, septiembre 9th, 2017

Estoy tranquila, estoy tranquila. Es la calma que antecede lo atroz. El instante amarillo previo al azote del viento. – Three Women, Sylvia Plath

Ciudad de México, 9 de septiembre (SinEmbargo).- A María no le queda claro cuál es su lugar en el mundo. Ella es una chica de 13 años que la pasa bastante mal en la escuela y en su casa, donde los conflictos entre sus padres le afectan de manera directa.

Una María que cambió para siempre las historias de terror que leemos. Identificada con su tocaya, María se reconciliará con su propio monstruo para forjarse un futuro memorable y ella puebla las páginas de El instante amarillo.

El libro, primero de un autor mexicano que forma parte de Océano Historias Gráficas, trata temas como la adolescencia y el crecimiento, los conflictos familiares, el acoso escolar y el primer amor.

Para BEF, su autor, es la posibilidad de hacer una novela gráfica en momentos en que empieza a rescatarse ese género, para una literatura que como la mexicana siempre despreció las historietas.

Representa además la ternura de hacer una novela para sus hijas, en un contexto donde las chicas no son siempre las mejor destinadas.

Bernardo Fernández, Bef, es miembro de una generación de narradores que legitimaron la ciencia ficción, el género policiaco y los cómics, es pionero y gran impulsor de la novela gráfica en México. Ha publicado los álbumes Espiral, La calavera de cristal (en coautoría con Juan Villoro) y Uncle Bill, entre otros, así como las compilaciones de historietas breves Monorama 1 y 2, y el libro de humor gráfico ¡Cielos, mi marido! Con un puñado de premios nacionales e internacionales y traducciones a seis idiomas, Bef divide su tiempo entre la narrativa, los cómics y la gráfica.

–¿Hiciste una novela gráfica en Océano?

–Mi agente, Willie Schavelzon, me propuso buscar un sello que pudiera cobijar todo lo que hago. La elegida fue Océano porque tiene un rango muy amplio y estaban interesados en trabajar en novela gráfica. Fue la primera de las grandes en plantearse eso, porque había cuatro chicas que hace bastante vienen haciendo novela gráfica: Resistencia, La Cifra, Caja de Cerillos y Sexto Piso. En Océano, entonces, salieron casi simultáneamente un libro para niños que se llama Del 1 al 10 y al revés y como soy becario en el FONCA en el área de narrativa gráfica tenía yo este proyecto, la historia de esta niña María. Anteriormente mi primera novela gráfica fue sobre William Burroughs, algo muy oscuro

-Sí, por el asesinato de su mujer.

–Y las drogas y todo eso. Así que quería hacer algo en un registro totalmente distinto y sobre todo en historieta infantil. Hace bastante que no se hace nada así y en el mundo también es difícil de encontrar. Para niñas, prácticamente no existe. Así que siendo papá de dos mujeres, quise hacer una novela gráfica para niñas. Es un álbum pequeño, por una cosa de producción. Yo la había hecho en carta, pero iba a ser un libro muy caro, así que lo redujimos a la mitad.

–¿Qué sientes con respecto a la novela?

–Estoy muy contento por varias razones. La primera es porque un logro compartido con mi generación de colegas. Pertenezco a una generación de historietistas, que es como se llama orgullosamente en Argentina a quienes hacen este trabajo, a la que le tocó llevar el cómic del kiosco a la librería. Antes era una especie de basura cultural, una artesanía menor en el mejor de los casos y ahora la hemos legitimado como un medio narrativo, tan válido como cualquier otro. La segunda es que lo haga en un sello trasnacional, con la cantidad de difusión que tuvimos, fue algo espectacular.

Lo que ma´s le gusta hacer a BEF es cómic. Foto: Especial

–Con la reciente muerte de Rius, ¿ustedes creen que están a un paso adelante?

–No hubiéramos llegado si él no lo hubiera hecho. Cuando Rius hacía revista, pasaba un montón de censura, de distribución, de prestigio. Cuando empezó a publicar las historietas en forma de libro, tuvo un estatus de autor. Ya no era un dibujante, ya era un autor y fue el primero que lo hizo en México, hace ya 50 años. Él, que era brillante, procedía de manera muy intuitiva. Gracias a esa intuición hoy publicamos, pero entre él y la de mi generación, hay un gran hueco, en el que sólo destacan Jis y Trino.

–Lo interesante es que Rius hacía todo solo

–Totalmente y sin ningún tipo de referente. Cuando él empezó a hacer historietas, a llevarlas al libro, todavía no había salido ni Mafalda en México. Llegaban algunos libros importados de caricaturistas gringos, pero él prácticamente lo inventa al libro de historietas aquí.

–Como lector, ¿qué te gusta?

–Bueno, todo autor es primero lector y como tal me reservo muchas cosas. Yo soy un vicioso del cómic. Como William Burroughs le entraba a las drogas, yo le entro a los cómics. Desde la tradición latinoamericana hasta los mangas. Cuando yo era chico y al vivir en México, aquí llegaba de todo. Desde las historietas gringas, a los cómics europeos, algunas cosas japonesas y a la historieta argentina. Esos son los cuatro puntos cardinales del cómic y a México llegaba todo. De Argentina aprendí que un libro de novela gráfica tiene el mismo valor que una novela normal, algo totalmente nuevo en México.

tenemos a Rafael Bernal, con Complot Mongol, que es el gran precursor, luego tenemos a Paco Ignacio Taibo II, la gran figura, el gran padre y luego tenemos a Élmer Mendoza, el tío buena onda. Foto: SInEmbargo

–¿Cómo te llevas con todas las otras cosas que haces?

–Todo entra en la categoría de narrativa. Soy narrador antes que nada. Sé que es un privilegio dedicarte a escribir y dedicarte a dibujar y soy tan suertudo que puedo hacer las dos cosas. Poniéndolo en perspectiva, lo que más me gusta es hacer cómics, pero lo que me abrió las puertas es la novela.

–¿Qué piensas de la novela negra?

–Bueno, tenemos a Rafael Bernal, con Complot Mongol, que es el gran precursor, luego tenemos a Paco Ignacio Taibo II, la gran figura, el gran padre y luego tenemos a Élmer Mendoza, el tío buena onda. Y luego viene mi generación, con una gran suerte. Siento que somos una especie de personas que recicla basura. Toda la noticia policial de nuestro México contemporáneo, es basura que nosotros reciclamos, la convertimos en otras cosas. La novela policial es hija del periodismo, de la crónica y de la novela de aventuras. Es producto de este encuentro. La tarea de narrar vamos a tener que esperar un poco, como sociedad vamos a tener que dejar pasar el tiempo para entender que nos pasó. Esto es una Guerra Civil.

–¿Qué es lo que haces ahora?

–Es un testimonio gráfico sobre mi hija María, que es autista.

­–¿Sabes de Miguel Gallardo, el dibujante español que hizo una historieta con su hija?

–Es muy amigo mío. El día que lo conocí le dije: yo, igual que tú, estudié con los maristas, fui punk, hago cómics y tengo una hija autista que se llama María. Somos hermanos ahora. Lo que estoy haciendo es muy diferente a lo de Miguel, es el testimonio gráfico de cuando recibimos el diagnóstico de parte del doctor. Sobre todo para solidarme con los padres de los niños autistas.

 

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