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Cien días después del inicio de la invasión rusa de Ucrania, la guerra ha lanzado al mundo una batería casi diaria de escenas desgarradoras: cadáveres de civiles en las calles de Bucha, el bombardeo de un teatro en Mariúpol o el caos en una estación de tren en Kramatorsk tras un ataque con misiles de Moscú.
Una movilización masiva probablemente provocaría un amplio descontento en Rusia, avivaría el sentimiento contra la guerra y tendría enormes riesgos políticos.
Líderes internacionales de defensa acordaron el lunes enviar más armas avanzas a Ucrania, incluido un sistema lanzamisiles Harpoon y misiles para proteger su costa, según dijo a la prensa el Secretario estadounidense de Defensa, Lloyd Austin.
Petró Andryushchenko, asesor del Alcalde de Mariúpol, informó que los residentes al ser subidos a los autobuses de evacuación, se les informa que serán llevados a Novoazovsk y luego a Rusia; el funcionario aseguró que 416 personas han sido llevados a ese rumbo, incluyendo 46 niños.
Rusia afirmó el viernes haber capturado Mariúpol, lo que supondría su mayor victoria hasta el momento desde que invadió Ucrania.
El Ministerio de Defensa ruso reportó que otros casi 700 soldados ucranianos «se rindieron» en la acería de Azovstal, de los cuales 29 se encuentran heridos; el conteo total de «rendiciones» supera los 900 militares.
Rusia y Ucrania llegaron a un acuerdo para evacuar a 264 soldados ucranianos heridos en la acería de Azovstal, ubicada en la ciudad de Mariúpol.
En esa acería, las tropas rusas continúan con sus ataques masivos de artillería y aviación para mantener bloqueados a los defensores ucranianos atrincherados.
Las bombas de fósforo blanco producen un fuego que no se puede apagar con agua y sus componentes se pegan a la piel de las víctimas, que pueden arder hasta los huesos.
La acería es la única parte de Mariúpol que no está bajo control ruso. Gracias a su laberinto de túneles y búnkeres en el subsuelo, muchos civiles la habían elegido como el lugar más seguro para resguardarse del incesante cañoneo ruso contra Mariúpol, otrora una próspera ciudad portuaria que ha quedado en gran parte reducida a escombros.
El sábado, seis misiles cruceros rusos lanzados desde aeronaves impactaron la región de Odesa, en donde las autoridades implementaron un toque de queda hasta la mañana del martes.
Todos los civiles que se encontraban en la acería de Azovstal, en Mariúpol, han sido ya evacuados, según anunció este sábado la viceprimera Ministra de Ucrania, Iryna Vereshchuk.
Antes del desalojo del fin de semana supervisado por Naciones Unidas y la Cruz Roja, se creía que aproximadamente mil civiles estaban en la planta metalúrgica, junto con dos mil combatientes ucranianos. En total, podrían estar todavía unas 100 mil personas en Mariúpol, que antes de la guerra tenía más de 400 mil habitantes.
La evacuación de los habitantes de Mariúpol y de la acería de Azovstal, donde permanecen rodeados y atrapados centenares de civiles, está previsto que continúe este lunes, auspiciada por la ONU y la Cruz Roja.
El vicecomandante del batallón de Azov, Sviatoslav Palmar, señaló anoche en un video publicado en la cuenta de Telegram del regimiento que 20 civiles fueron enviados del territorio de la acería a un lugar designado en la ciudad, desde el cual debían ser llevados a Zaporiyia.
En la planta de Azovstal permanecen refugiados unos mil civiles y soldados ucranianos, entre ellos unos 600 heridos, a la espera de ser evacuados.