La animación en México tiene futuro gracias a exponentes como Sofía Carrillo, cineasta jalisciense que ha explorado a través de varias técnicas como el stop-motion y live-action ficciones oscuras de gran corazón que emergen de su imaginación. Para adentrase a su filmografía, el FICM ha puesto de forma gratuita sus cortometrajes disponibles hasta el 30 de enero en FilminLatino y Cinépolis Klic.
Ciudad de México, 26 de enero (SinEmbargo).– Asomarse al trabajo de Sofía Carrillo es encontrase con mundos oscuros, pero llenos de corazón. Pasear por diferentes texturas, conocer a grandes personajes y aprender algo nuevo. Así es el cine de esta multidisciplinaria artista que fue elegida para ser parte del Compendio de Cineastas Contemporáneas que realiza el Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM).
«Me siento súper honrada. Creo que en primer instancia sorprendida y súper agradecida de estar junto a cineastas cuyo trabajo he visto y que por supuesto me han inspirado, no sólo su trabajo, sino también su trayectoria. La valentía, los contenidos, los temas que abordan. Estoy muy emocionada y contenta», comparte la cineasta oriunda de Guadalajara, Jalisco, en entrevista con SinEmbargo.
Para Sofía Carrillo no fue difícil elegir su carrera. Una infancia cerca del arte le dejó todo claro cuando decidió estudiar Artes Visuales en la Universidad de Guadalajara. Sus habilidades desarrolladas junto a sus hermanas la animaron a seguir expresándose por varios canales y echar a volar su imaginación.
«Fui una niña fantasiosa. Quería ser escritora y/o pintora, la pintura por parte de mis papás. Me pareció que la animación es en realidad una mezcla perfecta de la pintura y la escritura. Creo que el cine en sí es esta mezcla perfecta. Lo que yo quería era simplemente contar historias, sólo que eran muy fantasiosas y entonces la animación se acomodó muy bien en ese aspecto».
Sofia encontró en la animación el lugar propicio para contar sus historias. Ahí, a diferencia de la acción real y los altos costos de los mejores estudios de cine, no había límite para explorar los escenarios de su imaginación. Ella crea cada aspecto en su mundo, delinea cada detalla y elige el color que queda más de acuerdo con la intención que busca dar.
De esta imaginación y una desarrollada técnica en stop-motion, la cineasta estrenó Fuera de control (2008), Prita Noire (2011), La Casa Triste (2013) y Cerulia (2017) con los que ha obtenido cuatro premios Ariel.
En sus historias habitan personajes que buscan complementarse, otros marcados por su infancia y unos más viven apegados a vínculos que parecen inquebrantables. Aunque parten de diferentes escenarios, sus historias comparten algo en común:
«Creo que definitivamente hay un hilo conductor en todas mis historias, no ha sido premeditado, pero en todas aparece mi familia. Todas tiene que ver con mi familia», detalla. «Tienen elementos que me remiten completamente a mi pubertad. Al final todo lo que hacemos está directa e intrínsecamente relacionado con nosotros».
«En el momento en el que hacía una historia era lo más importante en ese momento de mi vida. Cada uno de mis trabajos ha sido fundamental en el momento en que han sido».
HACER ANIMACIÓN, UN ESCENARIO CON FUTURO
Carrillo junto a Rita Basulto son las dos directoras de animación que integran la primera parte del Compendio de Cineastas Contemporáneas junto a Ángeles Cruz, Astrid Rondero y Fernanda Valadez, Claudia Saint Luce, Elisa Miller, Itandehui Jansen, Lucía Gajá, Luna Maran, María Sojob y Natalia Beristáin.
La representación del cine de animación en México es menor, para darnos una idea en 2020 se contabilizaron 111 filmes producidos en México, de estos el género documental representó 52 por ciento, las ficciones 45 por ciento y sólo un 3 por ciento fueron cintas de animación. A pesar de ello, Sofia Carrillo ve un avance para este género y prevé un futuro prometedor.
«Tenemos un gran escenario a la vista. En mis tiempos yo tenía otro trabajo, yo hacía trabajos personales de animación y también hacía mucha dirección de arte para comerciales o para live-action. Nunca pensé que llegara un momento en el estuviera 100 por ciento dedicada a la animación y siento que eso va ir en crecimiento. Esta parte de que estudiar arte o animación puede ser una carera que no les guste a tu papás porque a lo mejor no es una carrera tan segura como ser doctor o abogado, la verdad es que estamos enfrentando nuevo tiempos y estudiar animación puede ser una gran idea hoy en día, tenemos un buen panorama e irá en crecimiento».
La cineasta recuerda que aunque el camino no ha sido fácil, ha valido cada momento. Explica que hacer animación es muy demandante, pero gran parte de la motivación para seguir adelante viene de generaciones anteriores a la de ella que fueron poniendo raíces en este género.
«Hay una generación que viene antes que la mía que sí nos abrió paso a nosotros. Por ejemplo, para mí era una gran inspiración saber que en Guadalajara se estaba filmando Hasta los huesos (René Castillo, 2002) y El octavo día (Juan J. Medina y Rita Basulto, 2000), estamos hablando de dos directores y una directora, entonces, definitivamente es una gran inspiración saber que hay una mujer afluente de estos proyectos. Probablemente no te lo preguntas como tal, simplemente lo ves y asumes que tu lo puedes hacer también».
Esa misma inspiración que vio en sus colegas mujeres fue la que ayudó a ignorar las voces que dudaron en que lo lograría:
«He intentado que no me distraiga mucho esta parte que por supuesto que existe y del que también he sido, no quiero decir víctima, pero sí. Por supuesto que cuando estaba estudiando cine era como ‘está muy chiquita, está muy flaquita. No va poder cargar la cámara’, porque en mis tiempos eran cámaras muy pesadas. En ese tiempo pensar en que yo no podía ser fotógrafa porque la cámara estaba muy pesada, y entonces cómo iba a cargar la cámara, son cosas con las que vives día a día y la verdad sí intentaba sacarlas. Era como ‘eso creen ellos, yo definitivamente no los voy a escuchar’».
«Siempre traté de aferrarme o de inspirarme de directoras, de artistas, con las que definitivamente me he llegado a sentir muy cercana, aunque algunas no las conozca, pero esa parte ha sido mucho más fuerte que en la parte en la que sí me haya llegado a sentir un poco como no validada por no tener una fuerza física o no tener otro tipo de interés o incluso una emotividad que en algún momento no se sentía adecuada para el mundo de cine y sus jerarquías», añade.
Hoy con Arieles bajo la manga, reconocimientos internacionales a su trabajo y ya también abriéndose a dirigir live-action como en el cortometraje La bruja del fósforo paseante (2018), Sofia Carrillo pisa en terreno y una técnica más solida que ahora le permite estar en varios proyectos a la vez y viajando por varios géneros a la par que disfruta ser madre.
La cineasta invita a los jóvenes a romper con en el miedo y atreverse a hacer su cine, experimentar y practicar para ser mejores cada vez.
«El único camino es hacer las cosas. El mundo gana mucho si hay una obra nueva, que exista, que sea tuya. Eso es ganar – ganar. Como sociedad ganamos con la expresión de un joven simplemente porque existe, porque esa persona pudo expresar algo muy importante. Hasta por salud mental, es importante para el artista expresarlo y nosotros como sociedad estudiarlo y entender qué es lo que está pasando con cada una de las generaciones».
«Sobre todo cuando eres joven hay una frescura en los trabajos que es deliciosa de ver, aunque hay algunas fallas en las técnicas, y eso, se va aprendiendo, pero hay que hacer y hacer, más en estos tiempos».
La filmografía de Sofia Carrillo está disponible de forma gratuita hasta el 30 de enero a través de FilminLatino y Cinépolis Klic de forma gratuita:
· Fuera de control (FilminLatino)
· Prita Noire (Cinépolis Klic)
· La Casa Triste (Cinépolis Klic)
· Cerulia (FilminLatino)
· La bruja del fósforo paseante (FilminLatino)
· El corazón del sastre (moreliafilfest.com)