La presencia de Serebrennikov en Cannes ha recibido críticas. Algunos en Ucrania han llamado a boicotear a todos los rusos en el festival y otras reuniones artísticas importantes.
CANNES, 18 de mayo (AP).— Las dos últimas veces que el Festival de Cine de Cannes proyectó películas de Kirill Serebrennikov, el cineasta ruso no pudo asistir. Tenía una prohibición de viajes de Rusia como parte de una condena por fraude, lo que causó grandes protestas como una represión injustificada de las artes en su país.
El año pasado, Serebrennikov, uno de los directores de cine y teatro más célebres de Rusia, participó en una conferencia de prensa en Cannes por FaceTime. Pero después de huir de Rusia en marzo, una vez que terminó la prohibición, estuvo en Cannes el miércoles para estrenar su más reciente obra, Tchaikovsky’s Wife (que quiere decir “la esposa de Chaikovski” y cuyo título original en ruso es Zhena chaikovskogo), en la competencia por la Palma de Oro.
Es una película de época que desafía a la propaganda estatal que ha intentado ocultar que el famoso compositor ruso era homosexual. En 2013, Rusia promulgó una ley que prohíbe la “propaganda gay”.
Tchaikovsky’s Wife, una cinta ferozmente política realizada por uno de los disidentes cinematográficos más prominentes de Rusia, llega a Cannes mientras la guerra de Rusia continúa en Ucrania y Europa ha rediseñado sus fronteras culturales.
“Tomo el cine, el teatro y la creación de cultura como una gran declaración contra la guerra”, dijo Serebrennikov en una entrevista el miércoles en un balcón del Palais des Festivals antes del estreno de su película. “La guerra se trata de matar gente. Se trata de destruirlo todo. Se trata de tomar a las personas no como personas sino como multitudes. Los meten fácilmente en la niebla de la guerra y no les importa nadie, ninguna fragilidad de cada persona”.
“El arte siempre está en contra de la guerra”, agregó.
Su película se estrenó el segundo día del festival, que abrió con un discurso del presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy vía satélite que hizo referencia a películas como Apocalypse Now (Apocalipsis) de Francis Ford Coppola y The Great Dictator (El gran dictador) de Charlie Chaplin e instó a los cineastas a no “permanecer en silencio”.
La presencia de Serebrennikov en Cannes ha recibido críticas. Algunos en Ucrania han llamado a boicotear a todos los rusos en el festival y otras reuniones artísticas importantes. Los organizadores de Cannes decidieron prohibir a los rusos con vínculos con el gobierno, pero no cineastas.
Aún así, Serebrennikov es uno de los únicos cineastas rusos en Cannes este año.
“Si me hubieran preguntado el 23 de febrero si era posible una guerra con Ucrania, habría dicho: ‘No, nunca. No es posible’. Pero sucedió. Mi patria destruyó otro país”, dice Serebrennikov. “Es muy doloroso, es muy triste. Es una catástrofe para todo el pueblo, para Europa, para ambos lados. No sólo para los ucranianos sino también para Rusia. Mucha gente no puede decir nada. Y a veces, la impotencia y el mutismo es mucho más doloroso. Ahora Ucrania es una nación que lucha contra un enemigo”.
Tchaikovsky’s Wife es protagonizada por Alyona Mikhailova como Antonina Miliukova y Odin Biron, un actor estadounidense que ha actuado en la televisión rusa, como Piotr Ilich Chaikovski. Fue parcialmente financiada por el sancionado oligarca ruso Roman Abramovich. El director artístico de Cannes, Thierry Frémaux, dijo que el festival debatió si incluía la película en la competencia, y finalmente decidió hacerlo porque contradice las narrativas del estado ruso y se filmó antes de la guerra y las sanciones posteriores.
Para Serebrennikov, su película, que no intenta ocultar la sexualidad de Chaikovski, trata sobre “la fragilidad del alma humana”. Está narrada desde la perspectiva de Miliukova, quien se muestra fervientemente dedicada al compositor a pesar de su total desinterés por ella. Pasa gran parte de la película en su propio tipo de exilio de Chaikovski.
Serebrennikov compara la visión rusa estándar de Chaikovski con la de los monumentos o ídolos.
“Solo quería decir que algo importante para la nación podría ser una vida, no como propaganda, un monumento de (grosería), sino algo real”, dijo Serebrennikov. “Algunas personas tienen mucho miedo de la realidad. Por eso prefieren orar por sus ídolos y sus monumentos son de hierro en lugar de amor”.