México

Se abandonan comunidades: Calderón. Él es el colmo del cinismo y la hipocresía: AMLO

22/06/2022 - 10:06 am

El expresidente Felipe Calderón se mantuvo alejado de la política mientras Enrique Peña Nieto, del PRI, gobernó durante seis años. Pero desde 2018, con el arribo de la izquierda al poder, volvió a la palestra. Y un tema en el que se centra es la violencia, aunque evita hablar del que fuera su Secretario de Seguridad Pública federal, Genaro García Luna, quien es juzgado en Estados Unidos por narcotráfico.

Ciudad de México, 22 de junio (SinEmbargo).- Los altos índices de violencia en México provocados por la guerra contra las drogas –declarada a inicios de 2007–, ha sido parte del debate nacional durante los últimos pocos años. Y sube de tono dependiendo de hechos de alto impacto. Como ahora, con el asesinato de dos sacerdotes jesuitas y un guía de turistas en la Sierra Tarahumara de Chihuahua.

Javier Campos, “El Gallo”, llevaba medio siglo en la misión jesuita de esa sierra que en los años 1970. Joaquín Mora, un año mayor, lo acompañaba desde hacía más de dos décadas. Ambos fueron asesinados violentamente por un grupo delincuencial que tiene operando en la zona desde hace al menos una década. Este hecho revivió el debate.

“Hasta Felipe Calderón se atreve a culparnos, en el colmo del cinismo, de la hipocresía, porque así es la derecha. Ya lo hemos dicho muchas veces: su verdadera doctrina es la hipocresía”, dijo esta mañana el Presidente Andrés Manuel López Obrador.

El expresidente Felipe Calderón Hinojosa, del Partido Acción Nacional (PAN), se mantuvo alejado de la política en un exilio voluntario mientras Enrique Peña Nieto, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), gobernó durante seis años. Pero desde 2018, con el arribo de la izquierda al poder, volvió a la palestra. Y un tema en el que se centra es la violencia, aunque evita hablar del que fuera su Secretario de Seguridad Pública federal, Genaro García Luna, quien es juzgado en Estados Unidos por narcotráfico.

“El no enfrentar a la delincuencia implica dejar a las comunidades abandonadas a su suerte, en manos de los criminales, sin la fuerza del Estado que las proteja. En ese contexto se da el homicidio de los jesuitas. Quien delinque sabe que le espera el abrazo y no el castigo”, escribió Calderón Hinojosa hoy por la mañana.

Ayer, ya había hecho referencia al tema a través de sus redes sociales, en las que publicó la siguiente cita: “’¿Tocamos ya fondo? ¿Se olvidará este hecho sin precedentes en días por venir? ¿Prevalecerá la indiferencia de las autoridades o la sonrisa cómica y sardónica de AMLO cuando se presentan las masacres?’. Ejecuciones de sacerdotes, frente a los ojos de Dios”.

Pero fue hasta este miércoles que volvió a mover esa publicación para afirmar que estaban «muy enojados» con ese tuit, por lo que pidió decirle al Presidente de México que el texto no era suyo, «sino una cita de lo compartido».

«Para eso son las comillas. Asuman ya su responsabilidad como Gobierno! Si no ¿para qué pidieron el voto, si no iban a resolver los problemas de la gente?», preguntó.

Al Presidente López Obrador claramente le molesta que Calderón, quien tiene una caja fuerte de resonancia en la prensa mexicana, hable de temas de crimen organizado sin aclarar a quién consultó antes de lanzar una guerra militarizada contra los cárteles de la droga, la cual dejó miles de muertos y desaparecidos. Culpa al expresidente por los altos índices de violencia y el descontrol en las bandas de criminales; también a las políticas públicas del neoliberalismo que llevaron al abandono de las clases bajas y con pobreza extrema, tanto en las ciudades como en el campo.

Hoy se dio uno de esos momentos en los que se intercambian reclamos; donde la violencia revive el debate, ya que además de considerar un acto de «cinismo» y de «hipocresía» las críticas de Felipe Calderón por el asesinato de las tres personas en un templo de Chihuahua, el actual mandatario mexicano lo cuestionó, una vez más, sobre García Luna, quien está preso en Estados Unidos por supuestos vínculos con el narcotráfico.

“Imaginen los medios que se dedicaban a aplaudirle a [Genaro] García Luna. Ahora están callados y por eso repito que le reconozco a [Carlos] Marín que salió a la defensa porque otros no dicen ni pío, como si no lo conocieran, entre ellos, el Presidente [Felipe] Calderón”, señaló en su rueda de prensa diaria.

Desde Palacio Nacional, el Jefe del Ejecutivo federal llamó al expresidente panista a dar una explicación sobre la complicidad del exsecretario de Seguridad Pública con el crimen organizado y para ello le envió un cuestionario:

“Debe dar una explicación. No es nada más decir: ‘no sabía’ o ‘no ha presentado pruebas’. No. A ver: ¿Cómo conociste García Luna? ¿Qué opinión tenías de él? ¿Cuántas veces hablabas con él a la semana? ¿Quién te informaba sobre el funcionamiento de los grupos de narcotraficantes? ¿Le tenías confianza? Bueno, ya está el cuestionario, ¿no?”.

López Obrador ha considerado en varias ocasiones que el exmandatario Felipe Calderón debe dar una explicación al pueblo de México sobre las acusaciones en contra de Genaro García Luna, quien es señalado de recibir millones de dólares en sobornos por parte del Cártel de Sinaloa a cambio de que la organización criminal pudiera operar a sus anchas.

Los fiscales de la Corte del Distrito Este de Nueva York también dicen que García Luna sobornó y amenazó durante años a periodistas que le investigaban. Afirmaron que en 2009 o 2010 García Luna usó dinero obtenido a través de la corrupción para pagar sobornos a un medio con el objetivo de prevenir artículos negativos sobre él.

A pesar de ello, el Secretario de Seguridad Pública durante el Gobierno de Felipe Calderón se ha declarado inocente de cargos que incluyen asociación delictiva para distribuir cocaína, participación en una empresa criminal continua y mentir a las autoridades.

El mexicano de 53 años fue arrestado en 2019 en Estados Unidos. De ser declarado culpable, enfrentaría una pena máxima de cadena perpetua.

EL ASESINATO DE LOS JESUITAS

Dos sacerdotes jesuitas fueron asesinados en un templo del norte de México y sus cuerpos fueron sustraídos junto al de otra víctima por personas armadas, informaron ayer el Gobierno y la congregación religiosa.

La remota comunidad de Cerocahui, en el municipio Urique, en el estado de Chihuahua, se vio estremecida el lunes tras el asesinato de los jesuitas mexicanos Javier Campos Morales y Joaquín Mora Salazar, así como de un guía turístico en el templo de la parroquia Francisco Javier. Las muertes coincidieron con la desaparición de cuatro personas, entre ellos una mujer y un menor, en esa misma localidad.

Aún afectado por las muertes, Toño Gallardo de Morales, primo de Campos Morales, dijo a The Associated Press que el sacerdote “nunca tuvo miedo” a pesar de vivir en una región dominada por grupos delictivos dedicados al tráfico de drogas.

“Él estaba consciente de lo que implicaba vivir en condiciones difíciles… pero siempre lo enfrentó con mucho valor, con confianza y mucha fe”, agregó.

Campos Morales, quien era conocido como “El Gallo” por su afición a los gallos, era oriundo de la capital mexicana, pero luego se trasladó a la ciudad norteña de Monterrey, donde pasó su niñez y adolescencia.

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Desde una iglesia capitalina donde se realizó la noche del martes una misa en memoria de los dos sacerdotes, Gallardo indicó que su primo nunca quiso abandonar la Sierra de Tarahumara a pesar de la inseguridad porque “estaba muy comprometido” con los habitantes. “Él pidió a su comunidad (jesuita) que lo designaran para trabajar allá con la gente”.

Hombres armados detuvieron poco después de la 1 de la tarde del lunes al guía turístico de Cerocahui, identificado como Pedro Eliodoro P.G., quien fue llevado hasta un templo de la comunidad, donde fue asesinado junto con los dos sacerdotes, dijo el Gobierno del estado.

De acuerdo con el relato que ofreció un jesuita sobreviviente, Campos Morales y Mora Salazar le exigieron al presunto delincuente detener el ataque en la iglesia y minutos después fueron todos ejecutados de varios disparos. Los atacantes se llevaron los cuerpos a pesar de las súplicas del sacerdote sobreviviente, quien pidió que los dejaran en el lugar, informó la oficina de prensa de la Compañía de Jesús en México.

Campos Morales, de 79 años, y Mora Salazar, de 80, tenían más de cinco décadas en la Compañía de Jesús. Los dos jesuitas eran parte del equipo de religiosos y laicos que están en la Sierra de Tarahumara, donde realizaban trabajo social y pastoral desde hace varias décadas, el cual incluía fortalecer la cultura de la comunidad indígena tarahumara y la preservación del medio ambiente.

 

La Compañía de Jesús demandó a las autoridades adopten medidas inmediatas para asegurar la vida de los religiosos de la comunidad de Cerocahui que, aseguraron, enfrenta “condiciones de violencia y olvido” de parte del Estado. Cinco jesuitas permanecen cinco en la región.

Las autoridades estatales indicaron que el lunes presuntos agresores también detuvieron a dos hombres identificados como Paul Osvaldo B. y Armado B., una mujer y menor, quienes según la prensa local fueron sacados de un hotel de Cerocahui y aún permanecen desaparecidos.

La Gobernadora de Chihuahua, María Eugenia Campos, dijo el martes que se desplegó un fuerte operativo conjunto en la zona para localizar a los responsables de los hechos. En las operaciones de búsqueda participa agentes estatales de investigación, elementos de la Secretaría de Seguridad Pública estatal, la Guardia Nacional y el Ejército, quienes realizan patrullajes en los poblados y caminos vecinales de la zona.

Al condenar los hechos, el representante en México del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Guillermo Fernández-Maldonado, dijo en un comunicado que “el asesinato de estos dos reconocidos sacerdotes nos recuerda la situación de violencia extrema y vulnerabilidad que enfrentan las comunidades de la Sierra Tarahumara en Chihuahua”.

 

Fernández-Maldonado instó a las autoridades a desarrollar una investigación “efectiva y exhaustiva” de los asesinatos “considerando todas las líneas de investigación relevantes e identificando a los autores materiales e intelectuales”, y brindar a la comunidad de Cerocahui y de la sierra “medidas de protección inmediatas, efectivas y concertadas con las mismas comunidades” tomando en cuenta que están en zonas aisladas y con fuerte presencia indígena.

La violencia ha plagado las montañas de la Sierra Tarahumara durante años. La región escarpada y cubierta de pinos es hogar del grupo indígena del mismo nombre. Cerocahui está cerca de un punto donde el estado de Chihuahua se encuentra con Sonora y Sinaloa, una importante región productora de drogas.

El Centro Católico Multimedial informó en su página web que con las muertes de Campos Morales y Mora Salazar ya suman siete los sacerdotes asesinados en lo que va del sexenio del Presidente Andrés Manuel López Obrador, que se inició en 2018, lo que coloca a México como uno de los países más peligrosos para el ejercicio sacerdotal.

El padre José Guadalupe Rivas, que dirigía una casa de migrantes, fue reportado desaparecido a mediados del mes pasado y días después fue localizado muerto en el municipio norteño de Tecate, en el estado de Baja California, informó el centro.

 

El año pasado, un sacerdote franciscano murió cuando quedó atrapado en medio del fuego cruzado de cárteles rivales en una carretera entre los límites de los estados de Durango y Zacatecas. Otro fue asesinado en el estado central de Morelos y otro más en el estado de Guanajuato ese año.

En 2019 un cura fue asesinado a puñaladas en la ciudad fronteriza de Matamoros, en el estado de Tamaulipas.

-Con información de AP

Redacción/SinEmbargo
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