En el marco del Día Mundial de los Océanos, la investigadora de la UNAM Raquel Briseño alerta sobre la importancia de manejar adecuadamente los desechos materiales de la COVID-19, tales como cubrebocas y guantes, ya que éstos incrementan la contaminación de los mares.
Ciudad de México, 8 de junio (SinEmbargo).- En el marco del Día Mundial de los Óceános, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) alerta por el incremento de residuos producto de la pandemia de COVID-19 que, sin un adecuado manejo, contribuyen a la contaminación de los oceános.
Así lo advierte Raquel Briseño, investigadora del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICML) de la institución, a Gaceta UNAM.
«Las estadísticas muestran que en un día, una sola persona trabajando en áreas COVID-19 puede requerir hasta 16 cambios de guantes, cuatro batas, cuatro cubrebocas desechables, una mascarilla N-95 y cubrebotas. Si estas cifras se extrapolan a cada hospital del país, a nuestra región y a nivel global, podemos tener otro ángulo para visibilizar la magnitud de generación de estos residuos».
El pasado mes de mayo, la organización ambiental Operation Mer Propre Sea (Operación mar limpio) difundió imágenes y videos de materiales médicos, como mascarillas y guantes, presentes en las aguas del Mar Mediterráneo previo a la apertura gradual de las playas en países europeos, a modo de advertencia sobre el aumento de contaminación en el Mediterráneo.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), las aguas del planeta absorben la tercera parte del dióxido de carbono producido por la actividad humana, lo que impacta de forma positiva en los estragos del calentamiento global, además de dar sustento alimenticio a más de 3 mil millones de personas en todo el mundo.
«La COVID-19 es una advertencia dolorosa en términos de pérdida de vidas humanas, economías trastocadas y problemas sociales en niveles inesperados. Ha obligado a mirar con otros ojos y adquirir mayor conciencia sobre nuestra vulnerabilidad. El efecto boomerang tiene muchas aristas negativas para la sociedad, por lo que esta experiencia debe conducirnos a repensar nuevas formas de relacionarnos con la naturaleza», explicó Briseño, también participante de la Red de Investigación Marino Costera para América Latina y el Caribe (REMARCO).
De igual forma, la investigadora remarcó la importancia de implementar medidas que favorezcan el cuidado de las aguas oceánicas y ayuden a revertir el proceso de deterioro de los mares y su biodiversidad.