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Jorge Zepeda Patterson

01/09/2019 - 12:05 am

Razones y sinrazones del desencanto

e me dirá que tendría que cambiar de amigos, porque está claro que por cada mexicano descontento con el Gobierno hay dos que sí lo aprueban.

Es Válido Estar En Desacuerdo Con El Gobierno Vigente Más Aun Es Necesario Que En Una Sociedad Exista La Disidencia Foto Galo Cañas Cuartoscuro

Esta semana asistí a dos largas comidas en las que el platillo principal fueron las críticas a López Obrador y en general a la 4T. Mis compañeros de mesa hablaban de la situación del país como si nos encontráramos al borde del abismo o para ponerlo en palabras de alguno de ellos, a bordo del Titanic minutos antes del naufragio. Uno de los comensales aseguró que el descontento es tal que si esto no cambia podría suceder cualquier cosa dentro de seis meses. Horas más tarde leí una nota en la que según cinco encuestas la aprobación de AMLO entre la gente asciende a 68 por ciento en promedio (en la mayoría de ellas 70 y más).

Se me dirá que tendría que cambiar de amigos, porque está claro que por cada mexicano descontento con el Gobierno hay dos que sí lo aprueban. Otros sostendrán que no se trata de un asunto de números. Al tercio que alimenta la agrura contra López Obrador no le hace mella estar en minoría: están convencidos de que ellos sí saben de economía y de política, que están mejor informados y que no se dejan manipular por la arenga populista del líder de Morena. Pero esto equivaldría a considerar que, como en la antigua Grecia, solo los ciudadanos acomodados y propietarios deberían contar políticamente porque la supuesta ignorancia de los de abajo no hace confiable su voto.

René Delgado lo ha dicho mejor en un artículo esta semana: “aceptan el resultado electoral, pero rechazan la consecuencia política… no quieren cambiar nada, solo administrarlo bien”. Lo que estamos viendo, desde luego, son dos perspectivas opuestas, salvo que los que esgrimen una de ellas están acostumbrados a que la suya sea la que prevalezca. O dicho de otra manera, sustentan la acomodaticia tesis: “la mayoría tiene la razón, salvo cuando no coincide conmigo”.

Lo que este tercio no está aquilatando es que el apoyo mayoritario a López Obrador no se alimenta de la manipulación, o no mayormente. Simple y sencillamente se nutre del hecho de que la gente la ha estado pasando muy mal con los gobiernos que, según los primeros, solo necesitaría administrar mejor o dejar de cometer excesos.

Argumentan que es absurdo entregar dinero a los ancianos o a los jóvenes aprendices, que no hay que regalar pescados sino enseñar a pescar. El problema es que para más de la mitad de la población no ha sucedido ninguna de las dos cosas. Para los millones de hombres y mujeres de la tercera edad que se encuentran en apuros, la posibilidad de recibir 2 mil 550 pesos cada dos meses hace una diferencia abismal. ¿Por qué no habrían de votar por alguien que al menos en este sentido está haciendo algo por ellos? Eso no es ser objeto de la manipulación de la ignorancia, sino un comportamiento absolutamente racional a partir de sus propios intereses.

El Gobierno de López Obrador ha provocado un aumento del poder adquisitivo de la masa salarial entre otras cosas gracias a un incremento histórico del salario mínimo. Ciertamente el desempeño de la economía ha sido decepcionante, pero la intención de favorecer a los de abajo por parte de la administración es más que evidente. Y sucede que los de abajo son la mayoría en este país.

Desde luego, esto no significa que el Gobierno de la 4T no haya cometido errores o que algunas de sus políticas no sean cuestionables. Hay una dosis de inexperiencia y de desconocimiento de los entresijos de la administración pública por parte de los cuadros de Morena. Y ciertamente señalar tales insuficiencias es necesario para conseguir un Gobierno más eficaz. Pero esta curva de aprendizaje es explicable tratándose de un recambio tan radical de la administración pública.

Lo que ayuda muy poco es creer que la realidad que cada uno vive es la única y juzgar en consecuencia. Es válido estar en desacuerdo con el Gobierno vigente, más aun, es necesario que en una sociedad exista la disidencia. Pero viviremos en una fantasía si no entendemos las razones de los otros, particularmente cuando esos otros son la mayoría.

@jorgezepedap

www.jorgezepeda.net

Jorge Zepeda Patterson
Es periodista y escritor.
en Sinembargo al Aire

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