La degradación medioambiental y los fenómenos hidrometeorológicos son los mayores factores de este desplazamiento en México, explicó a EFE la investigadora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), Armelle Gouritin.
Por María Julia Castañeda
Monterrey (México), 4 mar (EFE).– Medio millón de migrantes internos son espejo del rostro humano del cambio climático en México, una problemática mayormente ignorada por las autoridades que puede multiplicarse por seis en las siguientes tres décadas, señalaron expertos a EFE.
En el peor de los escenarios, a mediados del siglo XXI, tres millones de mexicanos podrían verse desplazados dentro de su propio país, a menos que se tomen medidas urgentes de acción climática para 2050, señala el informe «Prepararse para las migraciones internas provocadas por impactos climáticos» del Banco Mundial.
La ciudades de México, Guadalajara y Monterrey han sido los destinos históricos de esta migración interna forzada procedente principalmente de estados expulsores como Veracruz, Tabasco, Chiapas y Guerrero, de acuerdo con expertos.
La degradación medioambiental y los fenómenos hidrometeorológicos son los mayores factores de este desplazamiento en México, explicó a EFE la investigadora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), Armelle Gouritin.
Los primeros procesos son lentos como la desertificación, escasez de agua, deforestación, deterioro de suelos y agua; los segundos son inundaciones, tormentas y ciclones, dijo Gouritin, líder del estudio «Migrantes climáticos internos en México» del Programa de Investigación sobre el Cambio Climático de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Un tercer escenario lo representa el hundimiento de las islas y costas, alrededor del 5 por ciento territorio mexicano, con 93 mil kilómetros cuadrados, donde habitan más de 24 millones de personas, comentó.
La experta señaló que la problemática se agudiza por conflictos socioambientales originados en la escasez de recursos naturales, así como por proyectos de desarrollo vinculados con energías renovables.
“Nos enfocamos en las hidroeléctricas, pero hay muchas más actividades de desarrollo de energía, aparte de energías renovables, en Guerrero, Nayarit y Jalisco, entre muchas otras”, puntualizó.
Estos proyectos, indicó, buscan cumplir con un interés general pero pueden desconocerse los efectos negativos, entre ellos, la violación de los derechos de los pueblos indígenas.
“Personas ya vulnerables -pueblos indígenas, mujeres y personas con escasos recursos- van a ser impactadas el cambio climático, y de aquí resulta que van a ser más propensas a verse obligadas a desplazarse”, advirtió.
UNA MIGRACIÓN DESORDENADA
Este tipo de migración, generalmente forzada va a hacerse de manera caótica, según el estudio elaborado con apoyo del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC).
“El desplazamiento tiene un efecto vicioso en la medida de que muchas personas van a llegar a zonas que ya están sufriendo de muchas tensiones en términos ambientales, por ejemplo, escasez de agua o van a aumentar el fenómeno de la contaminación del aire”, señaló Gouritin.
Como resultado, se generaría otra ola de desplazamientos que podría agravar la degradación del medioambiente o provocar conflictos, riesgos que son generalmente olvidados y ocultados por un enfoque dedicado meramente a la resiliencia en respuesta al cambio climático.
“Se omiten totalmente, no sólo todas las violaciones de derechos humanos que ocurren en el mismo desplazamiento, sino que el desplazamiento puede ser dramático”, indicó la académica.
A diferencia de los desastres de inicio rápido como huracanes y grandes incendios, los efectos de los fenómenos de inicio lento sí se pueden minimizar, afirmó a EFE, Javier Dávalos, de la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA).
Ante riesgos por sequías, cambios en las precipitaciones y aumento del nivel del mar, “los Gobiernos tienen la posibilidad de realizar una mejor planificación, de establecer políticas públicas más adecuadas y hay incluso procesos planificados de relocalización de comunidades enteras”, expuso Dávalos.
No obstante, la figura del desplazado interno climático no existe en el marco legal mexicano y a nivel internacional no hay un compromiso vinculante que atienda el fenómeno, subrayó Gouritin.
“A la fecha no hay ningún instrumento que proteja los derechos de los migrantes climáticos, sean internacionales o internos”, lamentó la experta.
Latinoamérica es una zona con altos niveles de vulnerabilidad frente el cambio climático y Centroamérica está sufriendo los impactos más fuertes en relación a este tipo de migración, añadió Dávalos.
“No son solamente los procesos de desigualdad social los que motivan a esta salida de personas de Guatemala, El Salvador, Honduras, que se convierte en esta caravana que actualmente a México le ha presentado una problemática bastante alta en sus relaciones con Estados Unidos y sus políticas migratorias”, indicó.
El Comité de Derechos Humanos abrió la puerta a principios de 2020 a las solicitudes de asilo por cambio climático, sin embargo, pocos países están preparados para atender la dimensión climática de la migración y México no es uno de ellos, coincidieron los especialistas.