Por Angélica Simón

En tiempos de una pandemia a la que no se le ve fin, tras meses de distanciamiento social, en muchos casos de encierro, sin posibilidades de salir de nuestras casas con libertad y seguridad, el cambio de los colores en el semáforo epidemiológico hasta llegar al verde se espera entre otras cosas, para poder volver a salir y disfrutar.

¿Bajo qué circunstancias? ¿Qué tan seguro o arriesgado será? Es algo que no podemos saber aún y menos controlar,  pero entre más abierto y verde sea el lugar, será mejor. Eso ni dudarlo.

¿Cuántos de nosotros conocemos a más de una persona que espera con ansias el poder regresar a los centros comerciales? Seguro hemos escuchado esa frase de “me urge ir aunque sea aquí a la plaza (comercial).

Sí. Lamentablemente los centros comerciales se han venido convirtiendo en los principales lugares de actividades colectivas y de socialización. De acuerdo con el recientemente publicado reporte de Greenpeace Reverdecer la ciudad. Los espacios urbanos y su impacto en la salud y el bienestar, estos espacios cerrados y privados emulan la oferta de los espacios públicos abiertos y ahora podemos encontrar áreas infantiles, clases de deporte, servicios religiosos, actos culturales y celebraciones, todo literalmente bajo el mismo techo.

Pero no nos dejemos llevar por la corriente. Los centros comerciales son espacios privatizados que reducen y controlan la diversidad. Este nuevo tipo de espacio físico en realidad no son espacios públicos que se basen en la igualdad y el acceso libre, se advierte en el estudio. Su objetivo es el consumismo, no es el bienestar.

De verdad, pasar el tiempo libre en un centro comercial puede no ser la mejor opción si de salud y bienestar se trata. Mejor buscar un espacio abierto, verde.  ¿Por qué? Según un reporte científico de la relación entre los espacios verdes/azules y la salud mental realizado en 18 países, el disfrute de un mínimo de 120 minutos semanales en la naturaleza se asocia a una buena salud, bienestar y calidad de vida. Se habla de reducir de forma inmediata el estrés, la ansiedad, la ira y la fatiga, así como generar un mejor rendimiento cognitivo y aumentar la felicidad.

Es más, podríamos decir que contar con más espacios públicos verdes es cosa de vida o muerte. El reporte también arroja que un mayor número de espacios verdes en las zonas residenciales está relacionado con menos casos de mortalidad prematura -independientemente de la causa- debido a una menor exposición a la contaminación atmosférica, a que las personas realizan más actividades físicas, a que perciben mayor compromiso social y a que tienen menos riesgo de sufrir depresión.

Por todo ello, decidir entre ir a un centro comercial o un parque, no debería ser una disyuntiva. Pero decidirse por lo segundo debería ser una posibilidad real e igual para todos. El problema  es que existe un gran déficit de áreas verdes urbanas y las que hay, están distribuidas inequitativamente.

Frente a este contexto, desde Greenpeace hacemos un llamado a las autoridades a que amplíen las zonas verdes y públicas existentes y creen nuevas infraestructuras verdes en todos los barrios siguiendo los principios de la planificación urbana sostenible y la equidad.

Esto no solo permitirá hacer frente a la crisis climática y de la biodiversidad e impulsar la cohesión de la comunidad, también a recuperar un poco del bienestar perdido a causa de la pandemia por Covid-19.

También deben detener los planes de urbanización y desarrollo que amenazan la protección y conservación de los espacios verdes y públicos y de los ecosistemas naturales locales como los bosques, los humedales y las montañas situados en los alrededores de las zonas urbanas.

Es necesario y es urgente. ¿Serán las autoridades de nuestras grises ciudades capaces de reverdecerlas?

*Angélica Simón es coordinadora de medios en Greenpeace México

Greenpeace

https://dev.sinembargo.mx/author/greenpeace/

#Análisis ¬ ¿Es posible que Claudia suba más? Sí: en 2018, AMLO apretó en los últimos 30 días