La Unicef y la OIT alertaron que algunos estudios arrojan que un aumento de un punto porcentual del nivel de pobreza conlleva al incremento del 0.7 por ciento, o más, del trabajo infantil.
Ciudad de México, 13 de junio (SinEmbargo).- Millones de niños corren el riesgo de tener que realizar trabajo infantil como consecuencia de la crisis económica que generará la COVID-19 en México y el mundo, alertaron la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Mediante un estudio, los organismos señalaron que la actual crisis sanitaria generaría un aumento del trabajo infantil por primera vez tras veinte años de avances.
«Habida cuenta de las graves consecuencias de la pandemia en los ingresos de las familias, muchas de estas, al no tener apoyo alguno, podrían recurrir al trabajo infantil», afirmó Guy Ryder, Director General de la OIT.
«La protección social es fundamental en épocas de crisis, puesto que permite brindar asistencia a los más vulnerables”, agregó.
De acuerdo con datos del módulo de trabajo infantil del Instituto Nacional de Estadista y Geografía (Inegi), en 2017 el 7.1 por ciento de los más de 29 millones de niños, niñas y adolescentes, realizaban algún trabajo no permitido para su edad, como labores domésticas en condiciones no adecuada.
Del total, 1.2 millones realizan alguna labor considerada como peligrosa o con exposición al riesgo.
Estos datos podrían profundizarse con la crisis económica derivada de la COVID-19 en México y el mundo.
Según el informe COVID-19 y el trabajo infantil: período de crisis, momento para actuar, el trabajo infantil había disminuido en 94 millones desde 2000; sin embargo, la crisis económica derivada de la pandemia podría empeorar la situación.
El documento establece que los menores tendrían que trabajar durante más horas, o en peores condiciones, lo que causaría un daño significativo a su salud y a su seguridad.
«Tener en cuenta los problemas asociados al trabajo infantil en el marco de políticas de mayor alcance sobre educación, protección social, justicia, mercados de trabajo y derechos humanos y laborales a escala internacional supone una diferencia fundamental», añadió el Ryder.
La Unicef y la OIT alertaron que algunos estudios arrojan que un aumento de un punto porcentual del nivel de pobreza conlleva al incremento del 0.7 por ciento, o más, del trabajo infantil.
«En tiempos de crisis, el trabajo infantil se convierte en un mecanismo de supervivencia para muchas familias», dijo la Directora Ejecutiva de Unicef, Henrietta Fore.
«A medida que la pobreza aumenta, las escuelas cierran y la disponibilidad de los servicios sociales disminuye, más niños se ven empujados a trabajar. Cuando imaginamos el mundo después de la COVID, debemos asegurarnos de que los niños y sus familias disponen de las herramientas necesarias para afrontar tormentas similares en el futuro. Una educación de calidad, servicios de protección social y mejores oportunidades económicas pueden cambiar las cosas», agregó.
Ambos organismos puntualizaron que los menores que trabajan en el sector informal y los trabajadores migrantes, serán los que más padezcan los efectos de la recesión económica, el aumento de la informalidad y el desempleo.
Alertaron que el cierre temporal de escuelas afecta actualmente a más de mil millones de alumnos en más de 130 países. Incluso cuando se reanuden las clases, es posible que algunos padres ya no puedan permitirse enviar a sus hijos a la escuela.
«Como resultado, más niños podrían verse forzados a realizar trabajos peligrosos y de servidumbre. La desigualdad de género puede agudizarse, puesto que las niñas son particularmente vulnerables a la explotación en el sector agrícola y en el trabajo informal o doméstico», según el informe.
Por su parte, el director regional para América Latina y el Caribe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Vinicius Carvalho Pinheiro, calificó como alarmante la combinación de suspensión escolar y declive económico de los países, ya que, dijo, puede llegar a comprometer el futuro de una generación.
Entrevistado por la agencia EFE, Carvalho consideró necesario establecer en los países de América Latina una transferencia de dinero directa a las familias para que los menores no trabajen y ampliar otros programas de protección social que eviten una regresión en la lucha contra el ocupación laboral infantil.
Según un documento conjunto presentado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), el porcentaje de niños y adolescentes entre 5 y 17 años en situación de trabajo infantil en América Latina y el Caribe bajó de 10.8 por ciento en 2008 a 7.3 por ciento en 2016, lo que equivale a una disminución de 3.7 millones de personas en esa situación.
Pese a ello, la OIT estima que hay 10.5 millones de niños trabajando actualmente en la región.
La irrupción de la pandemia puede aumentar el trabajo infantil entre 1 y 3 puntos porcentuales en la región (entre 109 mil y 326 mil niños), según el documento conocido ayer.
-Con información de EFE.