El documental Oblatos, el vuelo que surcó la noche que tuvo su paso por el festival DocsMX, ahora es parte de la selección oficial de Documental Mexicano del Festival Internacional de Cine de Morelia.
Acelo Ruiz, su director, cuenta a SinEmbargo cómo surgió la idea de realizar el documental, las dificultades que tuvo al desarrollar el proyecto y su opinión sobre las prácticas de represión ejercidas por el Gobierno. Así también, relata la falta de apoyo y difusión de cintas nacionales, las cuales se ven opacadas por producciones extranjeras.
Ciudad de México, 22 de octubre (SinEmbargo).- La represión gubernamental en contra de las organizaciones estudiantiles y de trabajadores es un problema que ocurre en México desde hace varias décadas. Pese al paso de los años y los cambios en los gobiernos, la guerra sucia, los asesinatos, las desapariciones forzadas y la tortura son prácticas que se mantienen vigentes.
Oblatos, el vuelo que surcó la noche es un documental que cuenta la historia de Mario Álvaro Cartagenas «Guaymas» y Antonio Orozco Michel, dos hombres que parecen ciudadanos comunes pero a los que los une un pasado en común: ambos se fugaron del Penal de Oblatos, en Guadalajara, en donde estuvieron presos por ser parte de la Liga Comunista 23 de Septiembre, la guerrilla urbana más grande de México en los años setenta.
Acelo Ruiz, director del documental, cuenta a SinEmbargo cómo surgió la idea de realizar una cinta sobre estos hechos, las dificultades que tuvo al desarrollar el proyecto, su opinión sobre las prácticas de represión ejercidas por el Gobierno y la falta de apoyo y difusión de cintas nacionales, las cuales se ven opacadas por producciones extranjeras.
El cineasta indica que el punto de partida para realizar el documental, que ahora formar parte de la Selección oficial de Documental Mexicano del Festival Internacional de Cine de Morelia, fue la lectura de un libro de memorias en 2007, en el cual uno de los protagonistas habla de su participación en la guerrilla, en el grupo de los vikingos y narra cómo fue planificada la fuga de la prisión de Oblatos.
«Era una historia que reunía una gran cantidad de virtudes. La primera que era una historia que casi no se conocía de la guerrilla mexicana y de la guerrilla urbana, y la segunda, que era una historia muy emocionante, era una historia que reunía muchas cosas que se volvían muy atractivas para el público, una historia de la fuga de una prisión que tenía mucho suspenso, mucha emoción, objetivos que perseguir y creo que eso completaba una buena película».
Acelo Ruiz menciona que entre las dos principales dificultades que tuvo al momento de realizar el documental fue el tener acceso al material, el cual en su gran mayoría se encuentra en el Archivo General de la Nación y el conseguir el financiamiento.
«Fue muy complicado conseguir recursos para la película y bueno, como que cada parte de la película tenía su series de dificultades, creo que la principal era que no había imágenes de la época ni de ese momento, no había muchos registros de ellos (Guaymas y Toño) como guerrilleros porque realmente no se grababan, no había un archivo audiovisual, tuvimos que inventarnos todo un lenguaje que tuviera que ver con la película pero que al mismo tiempo no tenía mucho que ver como temas del archivo, el material fotográfico y realmente todo esto fue tomado de archivo policíaco».
El director menciona que la película muestra cómo el Estado «le tenía una fobia a la juventud», una fobia a cualquier tipo de participación política que estuviera fuera de los designios del poder, situación que provocó una insurrección armada.
«La película abre un debate, pone sobre la mesa algunas cosas que todavía no son resueltas como las víctimas de la guerra sucia, los asesinatos, las desapariciones, la tortura, yo creo que es algo que todavía hay que indagar y se tiene que cerrar esa herida que aún sigue abierta».
A más de 43 años de estos hecho, Acelo Ruiz lamenta que contrario a lo que muchas personas podrían creer la desaparición, la tortura y encarcelamiento opositor son prácticas que se mantienen vigentes en México.
«Es una herencia que se vive del pasado, muchas cosas que creíamos habían sido superadas pues realmente no. La desaparición, la tortura y encarcelamiento opositor es algo que todavía se siguen viviendo en la actualidad. Creo que la película puede ayudarnos a vernos en un espejo y ver que hay cosas que realmente no han cambiado y deben de cambiar.
El cineasta se dice a favor de los movimientos sociales, pues señala como necesario que la ciudadanía tenga una voz de protesta pues esto genera un contrapeso para el poder.
«Los movimientos sociales en general son necesarios, yo creo que es importante cuestionar las desiciones del poder político, del poder económico y que existan es absolutamente válido, absolutamente necesario, es algo que debe de existir porque no solamente es un contrapeso para el poder, es necesario que la ciudadanía tenga una voz de protesta, los movimientos sociales tienen toda mi simpatía».
Ruiz menciona que uno de los propósitos principales del documental es mostrar que en México hubo una guerra entre grupos armados, socialistas jóvenes que querían cambiar al país y un Estado que respondió a estos hechos con una ferocidad inusitada.
«El Estado respondió a estos hechos con una ferocidad inusitada, no sólo atacó a los guerrilleros, también atacó a civiles, a sus familias, a movimientos estudiantiles y campesinos, entonces reflejar esta realidad es parte importante de los objetivos de este documental».
Finalmente, el director hace una crítica al tema de distribuciones cinematográficas en México que no permiten a las cintas nacionales exhibirse en más salas y limitan su alcance al público.
«Creo que hay una gran tarea y desafortunadamente en el caso del documental no es el único caso de falta de lugares para exhibición, también las ficciones mexicanas lo viven, hay una tarea de los legisladores y del gobierno poder regular ese mercado y permitirle al cine nacional que se vea».
Acelo asegura que uno de los grandes problemas del cine mexicano es que público no ha tenido la oportunidad de ver el cine nacional. Por este motivo, dice, es obligación de las autoridades legislar para proteger lo hecho en México y asegurar un espacio de exhibición.
«En el cine nacional hay de todo, hay películas buenas, malas, comedias, dramas, hay un gran universo, el problema es que el público no sabe que existe, como que hay un gran prejuicio de que el cine nacional es malo de por sí […] Que haya un espacio garantizado para el cine nacional y que el público por lo menos tenga la oportunidad de no ir el miércoles a las 10 de la noche a ver una película mexicana sino también esté el fin de semana en un horario razonable donde también están otras películas estadounidense».