Después de tantos años y éxitos, pero también separaciones, anuncios de un final, periodos de espera, y una larga estela de reinvenciones que han permitido que el proyecto se revitalice y permanezca fresco aún en 2019, es necesario echar una mirada por el retrovisor y revisar el camino que ha transitado la máquina.
Por Juan Carlos Rios
Ciudad de México, 01 de noviembre (VICE).– Todo comenzó en una boda. Tijuana a finales de los 90. Se unían hombre y mujer, pero también dos raíces musicales. Ahí, sentado en una mesa junto a la agrupación norteña que amenizaba el casamiento como se suele hacer en la frontera, Pepe Mogt procesaba y se imaginaba el acordeón y la tuba, el bajo sexto y la tarola (los elementos tradicionales del regional mexicano), conviviendo con armonía en los ambientes de la escuela electrónica que por años llevaba cargando en la mochila. De esa noche surgieron dos matrimonios: uno cuya persistencia no podemos corroborar a la fecha, y otro que le dio forma a la fusión más provechosa que la música electrónica mexicana haya dado al día de hoy.
Son veinte años. Estamos celebrando las bodas de porcelana de Nortec Collective, saga protagónica del arco narrativo musical de Latinoamérica. Combinar norteño y techno fue la idea bizarra que Pepe le planteó a su amigo y colaborador Ramón Amezcua, quien ayudó a darle forma a la amalgama de elementos que cambiarían su rumbo, y el de su ciudad, hacia lo que prácticamente funciona hoy en día como un género musical por sí solo. Ello a su vez daría forma a un colectivo de personajes que por un par de décadas han marcado su propia agenda dentro del escenario global, con participaciones en tarimas, festivales, películas, fiestas, exposiciones y demás espacios que ningún otro acto nacional ha logrado copar.
Después de tantos años y éxitos, pero también separaciones, anuncios de un final, periodos de espera, y una larga estela de reinvenciones que han permitido que el proyecto se revitalice y permanezca fresco aún en 2019, es necesario echar una mirada por el retrovisor y revisar el camino que ha transitado la máquina. Para ello, Ramón y Pepe, Bostich y Fussible, fundadores del colectivo y cabezas protagónicas del mismo, han lanzado su propia colección de «Greatest Hits», con lo que aprovechamos la oportunidad para sentarnos frente a ambos y que sean ellos mismos quienes cuenten la historia del colectivo más adelantado del norte.
LA CIUDAD
Ramón: Tijuana es una ciudad relativamente joven. Cuando empezábamos a oír música por ahí todos llegábamos a conocernos: en los conciertos, en fiestas, a través de los proyectos de electrónica, que eran contadísimos. Yo nací y crecí ahí. Empecé a componer música electrónica en el 88 y ya mi primera presentación como Bostich fue en el 89. La música que hacía en aquel entonces era música electrónica muy influenciada por todo lo que pasaba en Tijuana, y en esos conciertos de Bostich conocí a Pepe y su proyecto, así que de conocernos son ya casi treinta años.
Pepe: Yo nací en Sonora pero desde muy chico me fui a Tijuana. Lo primero que me encontré en Tijuana es que es una ciudad muy musical, con otro tipo de formas de consumo de cultura, muy diferente a Sonora. Recuerdo que antes la jugada de música en Tijuana era de sonido más como Herb Alpert y se usaba mucho la marimba combinada con saxofón y trompetas; era algo bien raro pero eso era lo que había en cada esquina, además de mucha música gringa que nos llegaba muy fácil. Yo ya a los 11 estaba muy metido con los sistemas de sonido, teníamos en la casa grabadoras de ocho tracks y cassetes y tornamesas. Me dedicaba mucho a grabar programas de radio. Así fue como empecé. Y también tocando el bajo, ya después tomé clases de guitarra, y como no pude entrar a clases de piano, tuve que tomar de guitarra clásica para aprender lo básico. Como a los diecisiete conseguí mi primer sintetizador, y ahí hacía cosas como covers, hasta que decidí hacer algo original.
Pepe: Mi primera presentación fue también en el ‘89, en un lugar que se llamaba el Río Rita ahí en Tijuana, y empecé primero con una onda muy industrial, por ahí hay unos videos. Ya más adelante fue evolucionando hasta ser DJ también, yo tenía un espacio que se llamaba el Techno Club, donde Ramón tocaba a veces, era el invitado especial. Yo creo que eso era por el 2004, 2005.
Ramón: No, no, en el ‘95.
Pepe: ¡Ah no, sí! En el ‘95, perdón. Por ahí hay un video en YouTube. Si buscas Pepe Mogt en el ‘95, lo encuentras. Es un video donde se ve que yo ya veía venir algo, no necesariamente la fusión, sino lo que iba a pasar en Tijuana, que terminó siendo Nortec, cuatro años después. A partir de ahí pues ya cambió todo, después de Nortec cambió todo. Sin embargo, antes de Nortec sí hubo al menos unos diez años súper intensos para ambos, para mí y para Ramón, porque empezamos a tocar juntos, a estar en muchos lados, a ir a muchas ciudades, tuvimos años intensos. Ramón empezó a ir a los raves, me invitaba, yo con Artefakto también empecé a tocar en varios lados. Creo que andábamos entre ubicados y desubicados, jajaja. No definíamos bien qué, pero no quitábamos el dedo del renglón.
Ramón: Jajaja. Justo eso.
LA FUSIÓN
Pepe: Nos conocimos en el Río Rita, ¿no?
Ramón: Sí, en el Río Rita, y luego ya después en un concierto, creo que yo toqué en el CECUT y fue Pepe.
Pepe: Es que sí, yo conocí primero a Ramón, pero él no me conocía, o sea lo ubicaba pues. Fui a ese primer concierto de él, que fue en la Casa de la Cultura.
Ramón: Cierto, en la Casa de la Cultura.
Pepe: Sí, fui a ese primer concierto en la Casa de la Cultura, bueno, fuimos varios amigos, hubo mucha gente, de hecho estuvo lleno. Se me hizo padre, Ramón tocaba lo electrónico como sentado, y tenía a una chica muy guapa ahí bailando, jajaja.
Ramón: Jajaja. Sí, es cierto.
Pepe: Eso es lo que todos habíamos ido a ver pero ya luego nos quedamos a escuchar la música de Ramón, jajaja. Luego de ahí, toqué unos meses después en el Río Rita, y tocaron también unos grupos que Ramón ya conocía, y Ramón fue entonces que me conoció ya ahí. ¿O si sabías de mi proyecto? ¿Más bien fuiste a ver a los otros, no?
Ramón: Ajá, otros grupos que ya desaparecieron.
Pepe: Entonces llegó ya él y se presentó, le dije que ya lo conocía, le platiqué que había ido a su concierto, intercambiamos teléfonos, y a través del ARPANET nos fuimos comunicando, jajaja. O por fax. Así fue como empezamos a conectarnos.
Ramón: Fueron muchos años de comunicación, pero no fue hasta los 90 que empezamos ya a tocar juntos. Es que después también hubo una especie de hueco en la música electrónica de Tijuana, porque llegó el rock en tu idioma y pues desaparecimos todos los electrónicos de la faz del planeta Tijuana. Fue hasta el ‘99 que Pepe me invitó, me dijo que tenía por ahí unos sonidos que quería explorar más, los sonidos nortecos.
Pepe: Lo que pasó es que hubo un momento un poco obscurón para ambos, porque andábamos haciendo cosas, pero la verdad no llegábamos a algo en concreto, porque un sonido era medio drum n’ bass, y otro medio breakbeat, y luego también un poco de techno; no había una definición clara de lo que hacíamos. Lo de Nortec surgió porque se me ocurrió durante una boda, me sentaron al lado del grupo norteño, lo cual me hizo enojar mucho en su momento porque no me gustaba nada la música norteña ni la banda. Ya ahí al calor de las copas y de varias horas empecé a imaginarme cómo procesar ese sonido para que me pudiera gustar, para que pudiera entrar en mi cabeza. Fue una idea medio loca, fui incluso a conseguir los sonidos de ese tipo pero nada más para hacer un experimento; realmente no era la intención ir más allá, mucho menos sabía que después se iba a formar un colectivo. De hecho a la primer persona a quien le dije fue a Ramón, le dije que era un idea muy loca, pero no me creyó. Ya cuando vio que tenía los sonidos y por dónde iba, él también se conectó y nos pusimos a trabajar.
EL COLECTIVO
Pepe: De esa forma surgió la primera semilla del sonido Nortec, tanto así que decidimos hacer un sello, porque vimos que había mucho material. Fue tan inspirador lo que nos sucedió que sentimos que ahora sí teníamos una especie de necesidad.
Ramón: Eso, totalmente, la necesidad de compartirlo. La necesidad de compartirlo con amigos y más gente, porque estábamos muy emocionados, con esa emoción de la creación musical; es decir, estábamos creando canciones por semana.
Pepe: Ramón y yo ya habíamos hecho unas primeras bases antes del primer disco. Eran cosas muy distintas; Ramón hizo Polaris, yo hice Ventilador, que era un poco más ambient. Polaris era más rítmico, más banda, y Ventilador era también norteño pero desde esa parte más ambient. Íbamos sacando varias cosas: “Trip to Ensenada”, “Sin Tacón”, eran cosas muy distintas pero que juntas encontraban ese toque muy Nortec. Hicimos una convocatoria para el colectivo, pero la verdad muchos músicos de Tijuana le hicieron el feo y no se sumaron, porque querían hacer house u otras cosas. Fueron muy pocos los que apostaron; uno de ellos fue Fernando, Murcof [Terrestre], que él desde el principio entendió el concepto. Yo creo que él es la tercera persona que comprendió clara la idea de lo que queríamos hacer con Nortec; él hizo una aportación bastante importante para el primer disco. Las demás personas eran amigos que apenas iban iniciando, no tenían producciones todavía, y fueron trabajando. Ramón y yo nos encargamos de la curaduría de lo que se incluyó y de la producción.
Pepe: Fernando [Murcof], Jorge [Clorofila], Ignacio [Plankton Man], Pedro [Hiperboreal], Roberto [Panóptica] y todos ellos ya formaban parte del colectivo cuando salió el primer disco; por eso se llama Sampler, porque era una muestra, un sampler, de todos. Así fue como lo recopilamos. De ahí, Ramón, Fernando y yo éramos los que tocábamos más, entonces pudimos juntar ya varios tracks y hacer un repertorio Nortec para poder tocar una hora por lo menos. Aunque igual, después podía tocar una versión de “Ventilador” de una hora, Ramón igual tenía sus versiones, Fernando también. Los demás solo tenían un solo track, o quizás dos.
LAS SESIONES
Pepe: Hubo un crecimiento antes de llegar a Nortec. Creo que lo que pasó con Nortec, y es una de las cosas que más nos gustan y nos ponen contentos de esto, es que del primer día para acá no le cambiaría nada. No sé Ramón, pero yo no le cambiaría nada a los primeros tracks, esos tracks fueron la semilla, al menos para nosotros. Y no hubieran llegado si no hubiéramos tenido la madurez que teníamos en el ‘99. Como dijo Ramón, esto fue en el ‘89, el primer concierto con música original en el ‘89, ya estábamos todos para ese momento creando nuestra propia música y experimentando, compartiendo, haciendo colaboraciones. Con Ramón tengo por ahí unas colaboraciones del ‘95, de monitor y otras cosas que hicimos. Llegamos a la idea con unas bases, y aunque la idea de Nortec se gestó en unas semanas, en un mes ya estaba un disco, esos diez años no fueron en vano, fueron la escuela para poder llegar a un sonido propio.
Ramón: En general de hacer ese sello, que se llamó Mil Records, que recopilaba a los grupos, se hacía la curaduría, y a partir de eso se dio ese gran salto cuando llegó Chris Blackwell de Island Records, la disquera de King Crimson, U2, Bob Marley, etc. De ahí fuimos a Palm Pictures, que también es de Chris, y a partir de eso cambió la historia de Nortec.
Pepe: Que nosotros hayamos salido a tocar en vivo creo que dio pie a que empezara a formarse el Tijuana Sessions Vol. 1, que ya era una versión depurada del Sampler con tracks nuevos y una mejor producción. Después ya salió el Bostich+Fussible Remixes; yo siempre digo porque es importante que antes del Tijuana Sound Machine ya habíamos sacado uno nosotros. Fernando por ahí sacó también otros tracks, posteriormente se fue para concentrarse en Murcof, y sacamos nosotros ya el Tijuana Sessions Vol. 3, que de alguna forma fue ya una versión más desarrollada del sonido Nortec. De ahí en adelante hubo una especie de estancamiento porque ya no salió más material, eso en 2005, pasó un poco de tiempo para sacar algo más.
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Pepe: Aunque desde 2006 ya Ramón y yo teníamos algo en puerta, incluso recuerdo que cuando tocamos en 2006 en el escenario principal del Vive Latino tocamos “The Clap”, ya estaba esa canción en ese entonces, Ramón tenía “Tijuana Sounds Machine” también, pero todavía sin voces. Ya teníamos nosotros perfilado ese álbum, estábamos con Nacional Records, les propusimos incluso sacar un disco de Bostich y otro de Fussible, pero ellos comentaron que mejor sacáramos un disco conjunto, como el primero, y de ahí surgió Tijuana Sounds Machine, el disco, que tiene bastantes canciones porque eran dos discos en uno. Ese disco creo que fue el que ya definió y creó un parteaguas dentro de ese Nortec distinto, porque el sonido fue cambiando hacia otro lado de la experimentación. Después estuvieron Bulevar 2000 y Motel Baja, más todo lo demás que se hizo en el inter, esas giras por tantos países, colaboraciones, etc.