Reciclar las botellas de vidrio no sólo previene contaminar o que sean rellenadas de manera ilegal, también es una oportunidad de autoempleo para más de 500 mujeres mexiquenses que son capacitadas por la organización Cerrando el Ciclo para transformar y vender el residuo en joyería y productos de decoración como vasos y ceniceros.
Ciudad de México, 21 de septiembre (SinEmbargo).– Más de 560 mujeres de Ecatepec y Nezahualcóyotl, en el Estado de México, han encontrado en el reciclaje de botellas de vidrio una vía de autoempleo a partir del acopio, la transformación y el comercio de este residuo.
En colaboración con el DIF e Inmujeres de ambos municipios mexiquenses, la organización y empresa Cerrando el Ciclo realiza talleres desde 2014 para capacitarlas e impulsarlas a vender sus propias creaciones de joyería y decoración.
«Soy madre soltera y empecé sin nada, no tenía trabajo. Ya había hecho varias solicitudes en otros lados y estaba prácticamente sola hasta que encontré este lugar donde me apoyaron mucho», dijo la joven artesana Azucena desde el taller ubicado en Nezahualcóyotl, al cual acuden vecinos con costales para entregar su acopio de botellas. Lleva un año y medio en el sitio.
«Me echaron la mano para sacar a mis hijos adelante y he aprendido muchas cosas. Te das cuenta que puedes hacer demasiadas cosas con el vidrio: aretes, vasos… Qué diferente se ve y los colores son súper padres», aseguró.
EL POTENCIAL DEL VIDRIO
Al año se producen más de 3 millones de toneladas de vidrio en México, pero sólo el 12 por ciento se recicla (Semarnat) y el resto —que tarda hasta 4 mil años en degradarse— queda en rellenos sanitarios, disperso en mares o se rellenan de manera ilegal.
La razón es su poco valor económico, considera la organización Cerrando el Ciclo. Mientras que un kilogramo del plástico PET se vende entre cuatro y ocho pesos, el de vidrio se compra sólo entre 30 y 80 centavos, por lo que no es de interés para los pepenadores o recolectores.
«El vidrio, a diferencia de otros residuos que la gente e industria tiran, no tiene valor en el mercado y la mayoría de los centros de acopio y reciclaje no lo reciben. Al ser más pesado que el plástico, aluminio o papel, genera más trabajo al manejarlo y muy poca ganancia. Para obtener 400 o 500 pesos tendrían que mover una tonelada», dijo José Luis Pérez, fundador junto con Julia Novelo de Cerrando el Ciclo.
Pero para la señora Josefina, también madre soltera y anteriormente desempleada, este residuo tiene mucho valor. «No tenía ni idea de que el vidrio genera mucha basura que puede tapar las cañerías o se presta a que alguien se corte. A lo mejor tienes una cierta idea de que se tiene que reciclar el PET y eso, pero no lo tienes tan definido. Al entrar a Cerrando el Ciclo te das cuenta que puedes reciclar de muchas maneras y transformar el vidrio en un florero, macetitas. A mí lo que más me gusta son los terrarios porque a parte de reciclar le das la oportunidad a una plantita que siga viviendo», aseguró la habitante de Nezahualcóyotl.
La capacitación a las mujeres consta de módulos teóricos y prácticos desde el conocimiento sobre contaminación de residuos hasta autoestima y estrategias de ventas. La cuota de recuperación sólo se pide a las que pueden según un estudio socioeconómico.
«Vemos hábitos de consumo para que tengan el contexto sobre la importancia del consumo responsable y reciclaje. El cambio más radical que vemos en ellas es que les sembramos una semilla respecto al reciclaje para generar un ingreso o darle otro uso», detalló el director de la empresa, José Luis Pérez. «Uno se toma una cerveza en una media hora y después se tira, pero tiene muchas posibilidades de aprovecharla antes de volverse residuo».
También está el módulo «Yo sí puedo» sobre la autoestima, otro sobre finanzas personales para que calculen sus costos, otro que se llama «Detonando tu creatividad» para que innoven procesos y productos, y aprendan su público objetivo y finalmente otro que se llama «Emprende» para que conozcan las partes de una empresa. En la parte práctica les enseñan cómo cortar una botella, cómo decorarla y cómo hacer diferentes artículos con el fin de venderlos.
Carmen, de 22 años, llegó a Cerrando el Ciclo a través del programa federal Jóvenes Construyendo el Futuro. Antes trabajaba en una pizzería. «He aprendido más allá de lo laboral, también en lo personal. Te motivan mucho para crecer. Antes no sabía nada del vidrio, pensaba que era una botella que se desechaba, pero ahora cada vez vas imaginando y creando más cosas», afirmó. «Reciclar es una ayuda al medio ambiente y de ahí también puedes sacar recursos económicos».
En diciembre del 2019 comenzó la estrategia comercial de los productos que elaboran, los cuales son ofertados en dos tiendas ubicadas en la colonia Roma (Coahuila 189) en la Ciudad de México y en el centro de Querétaro (Hidalgo 47), en catálogo de empresas y/o en línea. Ellas, si lo deciden, también pueden generar sus propios clientes.
«Nosotros las capacitamos para tres niveles: si ellas quieren emprender su negocio y vender a parte; vender sus productos en nuestros canales; o se pueden quedar con nosotros ya como parte del staff con nómina y prestaciones de ley. Se retan como personas», planteó el fundador y director de Cerrando el Ciclo. «Rocío entró a capacitación, se integró con nosotros y hoy capacita a otras chicas. Ahora hay alrededor de seis mujeres en el equipo, pero ha habido rotación».