Este es un proyecto espacial desarrollado en su 100 por ciento por jóvenes estudiantes mexicanos de diferentes carreras, el cual busca impulsar el desarrollo de la tecnología aeroespacial en México, además de estudiar fenómenos atmosféricos y ayudar a solucionar el problema de la basura espacial.
Ciudad de México, 4 de julio (SinEmbargo).- El Aztechsat-1 se convirtió el año pasado en el primer nanosatélite mexicano en llegar a la Estación Espacial Internacional (EEI) en una misión de alcance global, pero este no es el único proyecto mexicano en el que trabajan los jóvenes talentos del país.
Alumnos de diversas instituciones educativas sueñan con llevar sus planes al espacio, uno de ellos es Misión Colibrí, un proyecto espacial de estudiantes de la Universidad Panamericana en el que desarrollan un nanosatélite, el CubeSat, de tres unidades capaz de obtener mediciones de la densidad atmosférica en la Órbita Baja de la Tierra para estudiar fenómenos atmosféricos y contribuir globalmente a la solución del problema de la basura espacial.
Manlio Aranda, estudiante de Ingeniería Mecatrónica que forma parte de la misión explicó en entrevista con SinEmbargo que este proyecto nació a partir de una iniciativa de 2017 de la Universidad Panamericana en la que formaron un convenio con el MIT, el Instituto de Tecnológico de Massachussets, que permitía a los estudiantes participar en actividades de ciencia y tecnología, por lo que en el verano del 2018 empezaron a formar un grupo de estudiantes que comenzó a colocar los cimientos de lo que sería Misión Colibrí.
«Este nombre se utiliza en la mitología mexica. El colibrí básicamente es un animal que transporta estos grandes sueños de la humanidad a través de la Tierra. Nosotros de una manera poética no sólo estamos cargando nuestro sueño de ingenieros, sino el sueño de los mexicanos de poder decir ‘hey, nosotros también podemos’. Yo creo que más que esta analogía entre lo que significa la palabra mexica y lo que es para nosotros, es eso, es un sueño de poner nuestro talento en órbita», contó Aranda.
IMPULSAR LA INDUSTRIA TECNOLÓGICA ESPACIAL
«[Misión Colibrí] se enfoca en desarrollar un proyecto espacial, en colaboración con el MIT, en donde participan más de 50 alumnos tanto del campus Ciudad de México como el de Aguascalientes de la Universidad Panamericana. Somos un grupo polifacético, somos tanto de Ingeniería como Mecánica, Mecatrónica, Industrial y vamos del otro lado de la paleta a Comunicación, Mercadotecnia y Derecho y el objetivo de todos estos 50 y más alumnos es poner un nanosatélite en órbita para contribuir, para romper ciertos paradigmas en donde México también puede desarrollarse como uno de los grandes promotores del sector aeroespacial», refirió Manlio.
Alejandra Savage, una joven estudiante de la carrera de Ingeniería Mecatrónica de la Universidad Panamericana, compartió a este medio que colocar en órbita al nanosatélite generará un impacto no sólo para su universidad, a la que buscan posicionar como líder en innovación, sino para el país.
Dijo que también buscan tomar algunas mediciones atmosféricas y poder comparar las cifras con otros modelos de densidad atmosférica que ya se han realizado. «Nos estamos inspirando y estamos trabajando muy duro para poder hacer un proyecto de excelencia con experiencia práctica que nos sirva no sólo a nivel universitario sino, a futuro, a nivel profesión», explicó Alejandra.
«Como impacto social es impulsar el desarrollo de la industria tecnológica espacial en México por medio de la colaboración con varios agente como la Agencia Espacial Mexicana, el MIT y otros agentes que son importantes para la misión. Queremos impulsar esta industria desde el diseño, el lanzamiento, la manufactura y el monitoreo que es parte del objetivo de un subsistema en especifico y también el impacto ambiental ya que vamos a tratar de facilitar la ubicación y la mitigación de la basura espacial que es un problema que ahorita no se conoce muy a fondo, pero en un futuro puede llegar a impactar tanto en el desarrollo de nuevos satélites de telecomunicaciones y comunicaciones», señaló Alejandra.
UN TRABAJO LIDERADO POR UNIVERSITARIOS
Alejandra explicó que ha sido un reto porque se integró al proyecto cuando iniciaba en la carrera. Ella estudia Ingeniería Mecatrónica, algo que en sus palabras no tiene mucho que ver con Ingeniería Aeroespacial así que tenía que aprender cómo funciona un satélite, cómo se debe organizar y otra información necesaria.
«Se debe leer muchísimo, investigar el resto, porque es un constante aprendizaje el proyecto. De hecho, nuestros mentores, que son profesores de la UP, maestros y personas bastante capacitadas del MIT y de otras organizaciones nos ayudan y nos dicen: ‘te tienes que conducir por acá, tienes que aprender esto’, entonces hay que investigar y también tener un poco de proactividad».
Savage comentó que el trabajo en equipo es muy importante para poder sacar el proyecto adelante, ya que tras investigar y resolver dudas buscan la manera de coincidir con todos y conocer a todo el equipo para colaborar y trabajar bien. «Ha sido una experiencia bastante gratificante», afirmó.
Por su parte, María Inés Mendoza, estudiante de Ingeniería en Animación y Videojuegos y líder de Media & Marketing de Misión Colibrí, compartió que dentro de la UP no existe la carrera de Ingeniería Aeroespacial así que el conocimiento que tienen en cada una de sus áreas lo complementan para poder usarlo en el proyecto, además de que ha sido un trabajo de mucho autoaprendizaje.
«El proyecto es liderado por puros alumnos universitarios, tenemos estas figuras de mentores, pero más que ellos lleven el proyecto son como guías o consejeros que nos ayudan a decir: ‘sí vas por buen camino, pero investiga un poco más o cambia está aproximación’. Todas las decisiones recaen en nosotros, este sí es un proyecto espacial 100 por ciento de jóvenes mexicanos», recordó Mendoza.
EN BUSCA DE APOYO
María Inés apuntó que este proyecto cuenta con varias fases y ahorita se encuentran en la previa al diseño crítico, es decir, en la revisión que tendrán dentro de unos meses donde van a probar en su totalidad el diseño del satélite, lo que incluye el diseño estructural y todos los componentes que irán dentro para avanzar a la etapa de manufactura y construcción.
Para las pruebas que tienen que hacer necesitan apoyo económico por lo que impulsaron una campaña de fondeo en Donadora.
«Todos los donativos ayudan a la causa, desde un peso y algo que pensamos como agradecimiento para todas las personas que confían y dicen: ‘yo les voy a donar porque sé que es un super proyecto de talento mexicano’. Entonces todos los donadores van a ir al espacio con nosotros, al espacio a través del nanosatélite. Esto quiere decir que su nombre va ir abordo del nanosatélite y como conmemoración de esto estamos dándoles un pase de abordar personalizado con su nombre», contó María.
En la página existen opciones de montos para donar. Quienes participen entran en una rifa semanal de un Lego espacial. Además, la Universidad Panamericana se comprometió con los jóvenes a duplicar el montó recaudado por los donadores. También buscan patrocinadores que puedan donar en especie o monetariamente y que puedan ayudarles a alcanzar la meta, así las empresas se convierten en aliadas del proyecto y de su sueño.