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Mi cine habla del México que no quiere ver el propio México: Michel Franco

18/06/2021 - 11:00 am

El realizador mexicano insistió en que la respuesta que tuvo Nuevo Orden en su país quiere decir que estaba «haciendo bien el trabajo», una confirmación, añadió, de que las películas «sacuden las emociones y provocan reacciones fuertes».

Huesca (España), 18 jun (EFE).- El realizador mexicano Michel Franco cree que el retrato que hace en sus películas de su país, en especial en su última producción, Nuevo Orden, «no es el que quiere ver el propio México«, lo que ha provocado que este filme se convirtiera en foco de discusión social y política, algo de lo que se muestra orgulloso.

Michel Franco hizo esta afirmación en rueda de prensa, en el marco del 49 Festival Internacional de Cine de Huesca, en España, horas antes de recoger, de manos de un cineasta español que asegura admirar, Carlos Saura, el Premio Ciudad de Huesca por su trayectoria en el cine desde que se alzó, hace 20 años, con el premio del certamen oscense al mejor cortometraje.

El realizador mexicano insistió en que la respuesta que tuvo Nuevo Orden en su país quiere decir que estaba «haciendo bien el trabajo», una confirmación, añadió, de que las películas «sacuden las emociones y provocan reacciones fuertes». «Y eso me enorgullece», enfatizó.

«Los directores que admiro, (el español Luis) Buñuel y los autores italianos (en referencia a los neorrealistas) siempre fueron polémicos en sus estrenos, especialmente en sus primeras o medias etapas», destacó.

Según este realizador, Nuevo Orden es una película distópica que habla sobre un país que explota en caos por las desigualdades sociales que sufre: «Mi manera de decir que el status quo es insostenible y debe de cambiar y que tenemos que tener empatía con la mayoría de la población, que viven una vida muy precaria», relató.

También afirmó que en el momento que la rodó era consciente de que esta película no sólo hablaba de México, sino que era universal, como le confirmaron los productores franceses que la financiaron al asegurarle que su producción podría ser «perfectamente francesa».

«En todo el mundo urgen cambios, hay muy poca fe en los políticos y en la clase política y hay un desencanto tremendo, como mostraron hace un tiempo los chalecos amarillos en Francia», dijo Franco, para quien «por motivos particulares, cada país se enfrenta a retos similares de ese tamaño».

El realizador se sirve de una de las películas que más le influyeron cuando tenía 15 años, Los olvidados, de Luis Buñuel, para denunciar la «estupidez» con la que fue recibida en México por el retrato de las zonas marginales de la capital federal.

«En su momento -explicó- fue perseguido por voces que decían que qué hacía un español hablando de lo que no conoce, y el propio Jorge Negrete, un actor importante, le hizo la vida todo lo difícil que pudo por hacer Los olvidados«.

Según su opinión, ha mostrado en su cine «muchos Méxicos», y aunque muchos creen que porque pertenece a la parte privilegiada es lo único que filma, no es así, ya que su interés es hacer una radiografía distópica sobre el país, y hay al menos ocho puntos de vista diferentes que buscan la diversidad.

Michel Franco, que confesó considerar a Cría Cuervos, de Saura, como una obra maestra desde que la vio junto a Los olvidados, no quiso hablar de los nuevos proyectos que tiene entre manos para «no matar» el elemento sorpresa, aunque anunció que «pronto habrá película nueva».

Defendió, por otra parte, la figura del director sobre la del productor, labor que ha ejercido en los últimos años para otros cineastas y que le ha permitido darse cuenta de la necesidad de no interferir en el trabajo de los realizadores.

Cuando hizo su primera película, Daniel y Ana, con la productora de un amigo, se dio cuenta de que tiene que controlar la producción, y que «el error más grande de los productores es no entender lo que cada película necesita y aplicar el machete del presupuesto como límite».

En su opinión, como director y productor hay que estar dispuesto a «filmar sin dinero» y, aunque en casos como Después de Lucía o A los ojos hubiera tenido diez veces más de presupuesto, «las películas serían las mismas».

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