«Pita», Karely, Mario, Miguel Ángel y Edwin están desaparecidos desde la noche del martes 8 de diciembre, luego de haberse reunido en una casa de la colonia Bajada de San Martín, en Irapuato.
Por Edith Domínguez
Guanajuato, 19 de diciembre (PopLab).- Un menor de 5 años espera en casa a “Pita” -como le dicen de cariño a María Guadalupe Mendoza Álvarez- su madre, mientras lo cuidan sus tías y abuelos.
El vestido gris que usaría su prima Cecilia Karely Mendoza López en sus XV años sigue colgado porque no llegó a su fiesta; sus padres no la encuentran.
El abuelo de Mario Fernando Ramírez García dejó todo para recorrer calles y buscar a su nieto. Hasta pagó 30 mil pesos a un vecino del barrio de Santa Anita que le aseguró saber quién se lo llevó y que lo soltarían, pero todo fue una extorsión.
La esposa y sus dos hijos del herrero Miguel Ángel Vera Sierra también lo esperan en casa.
De Edwin Parra nada saben sus familiares.
«Pita», Karely, Mario, Miguel Ángel y Edwin están desaparecidos desde la noche del martes 8 de diciembre, luego de haberse reunido en una casa de la colonia Bajada de San Martín, en Irapuato.
De acuerdo al relato de sus familiares, la tarde de ese martes 8, Miguel Ángel pasó a la casa de su mamá ubicada en la colonia San Martín en el automóvil Astra rojo placas GKF 526D, propiedad de su esposa.
A las 15:07 horas, una cámara de videovigilancia captó el automóvil conducido por Miguel Ángel, quien pasó por Lupita a su casa en la colonia Jardines. En el mismo auto, ambos llegaron a la calle Ojinaga en el Barrio de Santa Anita para recoger a Karely, prima de Lupita, a quien ésta le había llamado por teléfono previamente.
Karely se encontraba de visita ese martes en la casa de su abuela paterna, a quien le avisó que volvía pronto.
En el mismo barrio recogieron a Mario Fernando y a Edwin.
Pasadas las 18:00 horas de ese martes, Lupita mandó un mensaje a su mamá en el que le avisaba que “le compraría un pantalón al niño y regresaba”. Como la señora y su esposo se encontraban en el Hospital de Alta Especialidad en León acompañando a un familiar que sería operado, dejaron al hijo de Lupita con sus hermanas.
A las 22:30 horas, la madre de Miguel Ángel le marcó por teléfono para preguntarle dónde estaba. Él contestó: “en la casa de un primo, (en la colonia Bajada de San Martín). Estoy tomándome unas cervezas con unos amigos”.
Hasta esa hora, personas que se encontraban en dicha casa los escucharon conversar y después se pusieron a cantar.
Pero media hora después, cuando la mamá de Miguel Ángel volvió a llamarle, éste ya no contestó y su teléfono estaba apagado.
Desde ese momento no saben nada de las dos mujeres y los tres hombres.
Por la madrugada, cuando los papás de Lupita volvieron del hospital a su casa, sus hijas les dijeron que ella había salido. Ambos creyeron que se quedaría en su casa y volvería por el niño al día siguiente. Pero eso no pasó.
En la mañana del miércoles, Sergio -novio de Lupita- les preguntó si la habían visto porque no le respondía las llamadas. Comenzaron a marcarle por teléfono, pero el celular estaba apagado; fueron a su casa y no la encontraron. Entonces se alarmaron. Normalmente, dicen, “si no estaba con nosotros estaba con su novio”.
Los padres de Karely también le llamaron por teléfono, pero su celular igualmente estaba apagado.
Ese martes, Mario Fernando Ramírez García no le llamó a su abuelo, con quien es muy unido. La mamá de Mario le marcó el miércoles y le informó que su nieto no había llegado a casa. El abuelo le pidió al papá de Mario que acudiera al Cereso para preguntar si lo habían detenido por alguna falta, pero no estaba ahí.
CINCO FAMILIAS EN VILO Y UNA EXTORSIÓN
«Pita», como le dicen de cariño sus padres y hermanos a María Guadalupe Mendoza Álvarez, tiene 25 años de edad. Es la segunda de cuatro hijos, el mayor es un hombre de 28; le sigue «Pita», luego sus dos hermanas de 24 y 16 años de edad.
Cuando terminó la preparatoria, «Pita» se dedicó a lo que le apasionaba desde pequeña: las ventas, que se le dieron fácilmente. Comenzó a vender maquillaje y luego cambió a la venta de playeras de cómics. Con sus ganancias mantenía los gastos de su casa y los de su hijo de cinco años de edad.
Desde casa incursionó en las ventas por Facebook. Sus familiares aseguraron que es una madre cariñosa, entregada, consentidora con su hijo y con su familia.
“Hace todo normal como una muchacha normal, siempre se comporta lo mejor que se puede, siempre ha sido emprendedora. Desde chica ha tenido facilidad para las ventas, es muy tranquila, pacífica, trataba de no meterse con nadie; lleva una conducta normal, muy cariñosa con su hijo”.
Desde que comenzó la pandemia por COVID-19 casi a diario se la pasa en la casa de sus padres, aunque actualmente mantiene una relación de noviazgo con Sergio.
Cecilia Karely Mendoza López “es una súper niña. Se dedica a estudiar, desde la primaria ha estado becada, con buenas calificaciones. Es una niña inquieta como cualquier adolescente, pero una niña de casa; no tiene más amigos que los de la escuela. Muy tranquila, educada, seria, no hemos tenido quejas grandes de ella”.
Karely cursa actualmente el primer semestre de preparatoria.
Ella se ilusionó mucho porque su fiesta de XV años sería el sábado 11 de diciembre. “Ya tenían todo para hacerle la fiesta”. El vestido que eligió es de color gris, largo y hampón, con encaje en el frente. Está colgado en su casa, en espera de que regrese su dueña para ser usado. La misa y el lugar para el convivio estaban ya listos, pues sólo faltaban 5 días para la celebración, explicaron familiares.
Por la pandemia, la joven la había pasado en su casa. Cuando su madre tiene que salir, se queda a cargo de una tía, como ocurre desde que cumplió 8 años de edad.
Ese fin de semana en que fue desaparecida, Karely se fue a visitar a su abuela paterna en la calle Ojinaga del Barrio de Santa Anita.
Mario Fernando Ramírez García, de 22 años de edad, tiene su casa en el Barrio de Santa Anita con su madre y su abuela. Pero siempre ha mantenido una relación muy cercana con su abuelo, quien trabaja en otro municipio. Cuando quiere salir a alguna fiesta le pide permiso a sus padres o abuelos.
“(Tenemos) una relación excelente, cuando va a salir algún lado siempre me pide autorización para salir. Si no estoy presente siempre me habla por teléfono, aunque no estuviera presente me llama y me dice: ¿puedo ir a una fiesta? y si le digo que no puede ir, respeta la decisión de uno. Mario no es de los que se salgan a la calle sin avisar, no es de los que regresa al otro día, no tiene adicciones”.
Miguel Ángel Vera Sierra, de 34 años de edad, a quien conocen como “El Cabubis” vive con su esposa; tienen dos hijos de 13 y 9 años de edad. Es herrero, pero también trabaja pintando casas o impermeabilizando techos. Visita frecuentemente a su mamá.
De Edwin Parra no se tienen datos. Sólo se sabe que estaba con ellos.
Enterado de la desaparición de Mario, su abuelo pidió permiso en su trabajo y viajó a Irapuato donde comenzó a buscarlo en el barrio de Santa Anita.
Ahí, un vecino le dijo saber dónde están los cinco, le aseguró que “los tiene un amigo” y le pidió 30 mil pesos; “me iban a regresar a mi nieto”, contó el señor.
El hombre le dio un número de cuenta a la que debía depositar, pero en el banco solo le aceptaron el depósito de 15 mil pesos, así que el abuelo de Mario lo llamó para entregarle el comprobante y los 15 mil pesos restantes en efectivo.
El sujeto le habló de un domicilio en la colonia Las Liebres de Irapuato. El abuelo avisó de inmediato a la Policía Municipal y a los agentes investigadores de la Fiscalía. Cinco preventivos ingresaron a la presunta casa de seguridad y les dijeron a los familiares que no había nada.
Después se presentaron ministeriales y personal del Servicio Médico Forense de la FGE, pero no les informaron si hallaron alguna pista o dato para encontrarlos.
El vecino volvió a llamar al abuelo de Mario Fernando. Le dijo que se lo entregarían en la carretera a Silao por Aldama, a la altura del parque industrial Castro del Río. A ese punto acudieron los familiares de Mario, Lupita y Karely, pero tampoco los encontraron.
El extorsionador acabó pidiéndoles 90 mil pesos a cambio de liberar a los tres jóvenes. Las familias exigieron que liberara a uno de ellos como prueba de vida.
Ya no hubo más llamadas.
El miércoles 9, los padres de Karely y Mario Fernando presentaron denuncia ante la Fiscalía general del estado por la desaparición. La familia de Lupita estuvo esperando más de dos horas en la Fiscalía para presentar la denuncia, así que se desesperó y optó por salir a continuar su búsqueda.
El abuelo de Mario regresó a la Fiscalía, esta vez a presentar denuncia por la extorsión por parte de el vecino. Ni con eso el hombre ha sido detenido. A los 8 días de la desaparición de los cinco jóvenes, habitantes del barrio de Santa Anita le avisaron al abuelo de Mario que por ahí andaba el vecino, pero cuando llamó al 911 y a la Fiscalía para avisar, acudieron policías municipales que literalmente “pasaron a un lado de él” y se siguieron de largo.
El martes 15, el abuelo de Mario acudió al Centro de comando de Seguridad Pública Municipal a preguntar por los videos de las cámaras de seguridad de la zona. “Me dicen: señor, ya váyase a trabajar, déjeme descansar”.
También les han llegado versiones de que a los cinco se los llevaron a Romita.
Dos días después de la desaparición de los cinco, la Fiscalía emitió la Alerta Ámber por Karely. No hay Alerta Alba emitida para la búsqueda de Lupita, a pesar de la difusión que en redes la familia ha dado pidiendo ayuda. No han denunciado porque, dicen, han visto que la situación de todos es la misma: ni con las denuncias por los otros cuatro hay resultados.
La página “Desaparecidos Irapuato” difunde también la petición para ayudar a encontrar a Mario Fernando.
Desde el mismo martes la esposa, hijos, madre y familiares de Miguel Ángel recorrieron la colonia donde les dijeron los vieron. El domingo llegaron hasta la calle Abundio Gómez; allí, a varios metros de la estación de bomberos de Irapuato localizaron el vehículo, estacionado a un costado de la calle, cerrado… y vacío. Hablaron al 911 y se presentaron policías municipales, quienes les dijeron que más tarde llegarían peritos de la Fiscalía. “Nos dejaron solos”, narraron. Optaron por retirarse también.
Después se enteraron de que sí llegaron los peritos y tomaron algunas huellas, pero ya no supieron si encontraron algo más en el automóvil, aunque algunos vecinos de la zona les contaron que, aparentemente, personal del Servicio Forense había sacado un cuerpo de la cajuela del auto, lo que les ha sido confirmado por las autoridades ministeriales, a las que en una protesta realizada el miércoles 16 le exigieron actuar y encontrar a los cinco.
“Me dicen que no pasa nada, que si ella no tiene que ver la sueltan”, fue la respuesta que recibió la madre de Karely tras presionar a funcionarios de la Fiscalía regional en Irapuato, a quienes pidió que se pusieran a trabajar y le mostraran la evidencia de lo que están haciendo para encontrarla. “¿De dónde la sueltan? ¡Es una menor, una niña, estudiante! Si alguien sabe díganme donde están, no va a haber represalias”, dice la mujer.
La misma respuesta -“estamos trabajando”- la ha escuchado desde el día que presentó denuncia. “Estoy desesperada; no puedo sentarme el fin de semana como ellos, que los sábados y domingos no están. Dicen que hay alguien de guardia, les hablé el domingo cuando encontraron el auto y eso me dijeron: “no pasa nada; si ella no tiene nada que ver, la sueltan”.
“Nada más quiero que el gobierno haga su trabajo, sabemos que en Irapuato no hay Ley, pero queremos que las autoridades hagan lo que tienen que hacer…Quiero creer que en Irapuato tenemos justicia, pero van nueve días, ¿qué hago?”, pregunta.
“Me dijeron: es que es un combo. ¡Así me dijeron! Pero yo los veo como personas, no como un combo. Encontrando a una, encuentran a todos”, dice la madre de la menor Karely.
Al día 17 de diciembre, 2 mil 505 personas permanecían desaparecidas en el estado, según el Registro Nacional de Personas desaparecidas y no localizadas consultado en la página de la Comisión Nacional de Búsqueda, CNB.
OBLIGAN A FISCALÍA A RECIBIRLOS
El jueves 17, el Fiscal regional Israel Aguado Silva se vio obligado atender al abuelo de Mario Fernando, joven desaparecido, por una cita que los familiares habían solicitado desde el día de la desaparición de los cinco irapuatenses.
Y, ante el arribo de los familiares de todos, el fiscal tuvo que acceder a entrevistarse con ellos también. Todo para decirles que prácticamente no hay más avance en las investigaciones que los datos e información que las propias familias han proporcionado.
“En realidad se informa respecto de lo que ha pasado del día que desaparecieron nuestros familiares hasta hoy que no aparecen lo que le hemos entregado a la agencia investigadora de desaparecidos, pero no veo gran cosa de avances. El fiscal refiere una línea de investigación que es la misma que nosotros le hemos entregado: lo que investigamos, lo que declaramos, de la persona a la que le pagamos para que regresara a mi nieto. Creo que ese muchacho sabe demasiado, he dado la ubicación (del vecino) para que lo detengan y le digo al fiscal. Pero dice que no han tenido éxito para localizarlo”, explicó el abuelo de Mario al salir de la reunión que tuvo con el fiscal desde las 10:30 de la mañana.
Israel Aguado aseguró que era una mentira que hubieran detenido al presunto extorsionador y después lo hubieran soltado. “Ya no sé en qué creer, pero confío en la gente. El muchacho (vecino) ha estado rondando como si nada el barrio de Santa Anita. Ahorita está ahí todavía y no lo detienen, es desesperante que él sabe algo y no lo detienen… no sé dónde lo andarán buscando, la persona es la clave de esto”, piensa el abuelo de Mario Fernando.
El hombre tuvo qué convencer a Israel Aguado de que recibiera también a los familiares de Lupita, Karely y Miguel Ángel, quienes estaban esperando afuera del edificio de la Fiscalía y a quienes ya agentes ministeriales habían pedido sus datos. “Es que no pidieron audiencia”, pretendía justificarse el fiscal regional, quien a fin de cuentas también habló con ellos.
El fiscal también les aclaró que no habían encontrado nada en el vehículo en el que anduvieron los cinco. Les aseguró que ya están revisando las cámaras del Centro de comando de Seguridad Pública, y les dijo que regresaran este viernes porque les proporcionaría más información.
“Donde apareció el carro hay unas cámaras de 360 grados de bomberos que abarca el perímetro, pero las están checando desde hace 10 días”, se quejó el hombre. “No están haciendo justicia, no se mueven, no vemos avance. No vemos nada”.