Álvaro Delgado Gómez
30/08/2022 - 12:05 am
La oposición: Entre la lona y la luna
«A los opositores partidarios, intelectuales y periodísticos les vendría bien deponer su frenesí y hablar con personas fuera de su burbuja, salir a caminar y conocer el país, o al menos traspasar el corredor Polanco-Las Lomas-Condesa-Roma-Coyoacán».
Como los boxeadores fanfarrones y mediocres que no atinan ningún golpe y les entran todos, la oposición en México se pone de pie sólo para volver a la lona, cada vez más iracunda y cada vez más maltrecha.
Cuando faltan sólo 21 meses para la lección federal del 2 de junio 2024, a dos años y medio de Gobierno que le quedan al Presidente Andrés Manuel López Obrador, todos los estudios registran que la oposición será vencida otra vez por Morena y sus aliados no sólo en la Presidencia de la República, sino en la mayoría de dos cámaras del Congreso.
La unión PRI, PAN y PRD, concebida por Enrique Krauze y Héctor Aguilar Camín y amarrada por el magnate Claudio X. González en su propia mansión, ha sido un fiasco: lo fue el año pasado, cuando fracasó su plan de arrebatarle a Morena la mayoría en la Cámara de Diputados, y lo ha sido hasta ahora en las gubernaturas, luego de su aplastante derrota de 2018.
Más que sus virtudes, si las tienen, la alianza de esos partidos potenció sus defectos: a la reputación corrupta e inepta del PRI se unió el racismo y la prepotencia del PAN, un coctel putrefacto y mediocre del que forman parte la mayoría de los medios y sus periodistas, articulados todos en una narrativa que tampoco da para más.
Sólo por estrategia, porque no van a dejar de creerlo, a los opositores le vendría bien modificar su discurso de llamar estúpidos a los electores que no votan por el PRIAN, de describir a México como un páramo en llamas, de masas famélicas que se arrodillan por unos pesos y mazmorras repletas de opositores, a quienes los militares infligen torturas por órdenes de un dictador.
A los opositores partidarios, intelectuales y periodísticos les vendría bien deponer su frenesí y hablar con personas fuera de su burbuja, salir a caminar y conocer el país, o al menos traspasar el corredor Polanco-Las Lomas-Condesa-Roma-Coyoacán, en la Ciudad de México, desde cuyos escritorios describen un México dictatorial sin que nadie los moleste.
No lo van a hacer, claro, porque los opositores también andan en la luna, allá arriba, en los fumaderos de opio de Polanco y Las Lomas, alejados de la costra terrestre, pero lo malo para ellos es que la realidad es necia y se resiste a empatar con sus juicios y prejuicios.
Por ejemplo, será el PRI, el partido más desprestigiado del país y presidido por Alejandro Moreno “Alito” –a punto de ir a la cárcel por corrupto–, el que ponga a los candidatos a Gobernador en el Estado de México y en Coahuila, las dos elecciones preparatorias a la federal de 2024 y las únicas que le quedan a ese agónico partido.
El Gobernador Alfredo del Mazo ha tomado el control de la sucesión en el Estado de México, el más poblado del país, y perfila la candidatura de la coalición a Alejandra del Moral, Secretaria de Desarrollo Social, también favorita de Enrique Peña Nieto, por encima de otros prospectos del PRI y, sobre todo, por encima de Enrique Vargas del Villar, el empresario panista que se quedará en proyecto.
En Coahuila, el PAN también será monaguillo del PRI: Manolo Jiménez Salinas, también encargado de los programas sociales del estado, es el favorito del Gobernador Miguel Riquelme, el último candidato priista que ganó una gubernatura, en 2017, porque el PRI de Del Mazo obtuvo menos votos que Morena y sólo ganó con sus aliados.
En ambos estados el PRI ya perdió y depende, en el mejor de los casos, de sus aliados del PAN, pero para la Presidencia de la República pinta peor el escenario con los malos y los peores.
Ricardo Anaya, el de mayor potencial, huyó de México; Margarita Zavala, siempre asida a Felipe Calderón, no brilla ni como Diputada; Lilly Téllez no es tomada en serio ni por Ricardo Salinas Pliego, y quiere hasta Enrique de la Madrid, hijo del Presidente que inició el modelo neoliberal en México hasta su derrota en 2018, cuya bandera de los cuatro es sólo el regreso del pasado.
Así está y así seguirá la oposición: en la lona y en la luna.
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