El 71 por ciento de mexicanos adultos padecen exceso de peso, mientras que el problema afecta a tres de cada 10 menores de edad.
Por Cristina Sánchez Reyes
México, 3 mar (EFE).– Vivir en el mundo de las tallas y los kilos extras es algo a lo que están condenados siete de cada diez mexicanos y, pese al gran problema que representa en el país, la falta de políticas públicas eficientes y la estigmatización de quienes padecen obesidad y sobrepeso agudizan esta problemática.
«No es una culpa que se pueda asignar a alguien. Es consecuencia de un ambiente alimentario no favorable, de la transición alimentaria», afirma este martes a EFE la nutricionista Otilia Perichart, en el marco del Día Mundial de la Obesidad que se celebra a partir de este año el 4 de marzo.
Fue en la década de los 80 cuando el fenómeno de la obesidad se duplicó en todo el mundo. De hecho, de acuerdo con estudios de la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre 1975 y 2014, la prevalencia global de la obesidad en hombres se triplicó y en mujeres aumentó más del doble a nivel global.
Se estima que a nivel mundial mil 900 millones de adultos padecen sobrepeso y 650 millones obesidad. Del mismo modo, alrededor de 3.4 millones de personas mueren cada año debido al exceso de peso.
En México, esta enfermedad se ha apoderado del 71 por ciento de mexicanos adultos y ha traspasado a otro sector de la población: los niños, afectando a tres de cada 10 pequeños.
De hecho, esta población ha sido la más afectada pues hoy los niños presentan enfermedades que antes solo eran diagnosticadas en la edad adulta como diabetes, hipertensión, problemas respiratorios, alteraciones del sueño, insuficiencia renal, dislipidemias, además de sobrepeso.
Kilos, kilos y kilos de más. Y las causas, dicen los expertos, son diversas: desde la falta de buenos hábitos de vida, la pobre alimentación, nula activación física o factores genéticos u orgánicos.
«Actualmente el ambiente alimentario que rodea a la población infantil no es ideal, ahora los alimentos que están más a la mano son los que, generalmente, son menos saludables», lamenta Perichart, jefa de departamento de nutrición y bioprogramación del Instituto Nacional de Perinatología.
IMPUESTOS Y LEYES QUE NO FUNCIONAN DEL TODO
A decir del doctor Simón Barquera, especialista del Instituto Nacional de Salud Pública, uno de los factores que explican el aumento de la obesidad en la población mexicana es el elevado consumo de bebidas azucaradas.
De hecho, México es el campeón del mundo en consumo de refrescos. De acuerdo con un estudio divulgado en 2019 de la Universidad de Yale, en Estados Unidos, en promedio en el país una persona al año bebe 163 litros de refresco.
En 2014, entró en vigor el impuesto de un peso (0.05 dólares) por litro a las bebidas azucaradas, el cual se ha ido actualizando conforme a la inflación y, de acuerdo a Barquera, esto ha influido en que se consuman 67 mil toneladas de azúcar menos, «pero no es suficiente porque se siguen consumiendo millones de toneladas», lamenta.
En noviembre de 2019, el Congreso mexicano aprobó un nuevo etiquetado para alimentos ultraprocesados y bebidas azucaradas, el cual debe contar con sellos de advertencia que alertarán a los consumidores sobre el exceso de calorías, azúcares, grasas saturadas, grasas trans y sodio.
Sin embargo, hace unos días, la industria que produce este tipo de alimentos promovió un amparo, el cual fue concedido el 26 de febrero, y logró una suspensión temporal para que no se emita la nueva norma oficial mexicana (NOM-051) con la que se dará inicio al nuevo etiquetado en alimentos y bebidas.
ESTIGMA Y BULLYING
«Gorda, bola de manteca. Era lo menos que me decían en la escuela. Ser gordo es lo peor que te puede pasar y más cuando eres pequeño», dice a EFE Alma, quien padece obesidad.
Recuerda que en su infancia había compañeros que la molestaban y que llegó a sentir miedo, al punto de no querer regresar a la escuela «era demasiado traumático, hubo veces en que pensé en quitarme la vida. No quería vivir siendo gorda».
A la llegada de la adolescencia su deseo de bajar de peso se convirtió en obsesión. Dietas, fajas, ejercicio, nutricionistas, bariatras, naturistas. «De todo he intentado, pero cuando bajo dejo la dieta y lo que perdí lo vuelvo a ganar al doble», lamenta.
En casa, el ambiente tampoco ayuda porque siempre hay al alcance comida chatarra, pan y refrescos que son irresistibles, explica. Y, ahora, en un último intento, admite que buscará bajar los 114 kilos de peso que tiene para así ser candidata a una cirugía bariátrica.
«Es mi única opción. La obesidad es un enemigo muy difícil de vencer», reconoce.
El psiquiatra y experto en depresión y salud Edilberto Peña, reconoce que muchos pacientes con sobrepeso sufren del estigma «porque mucha gente cree que es culpa de ellos». Y además se estima que «más del 50 por ciento de las personas con obesidad tienen depresión», manifiesta.
Es por ello que expertos piden cambiar el enfoque de este padecimiento y enfocar las políticas públicas a modificar los modelos de alimentación saludable en familias y escuelas, promover la lactancia materna y mejorar la legislación sobre etiquetado y publicidad de alimentos poco saludables.