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La historia de Lula sería otra sin él. Es el hacker que desnudó la injusticia. Todavía sufre prisión

11/03/2021 - 9:30 am

Delgatti, oriundo de Araraquara, en el interior del estado de Sao Paulo, hackeó entre marzo y mayo de 2019 las cuentas de Telegram de varias autoridades del país, entre ellas la de Deltan Dallagnol, el jefe de los fiscales de la operación «Lava Jato».

Brasil, 11 de marzo (RT).– Walter Delgatti, conocido como ‘»Vermelho» (Colorado), fue un hombre clave en el caso judicial contra el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, pues ayudó a desmantelar la trama de la operación «Lava Jato» en su contra.

Se trata del hacker que filtró los chats privados que revelaron el complot del exjuez Sergio Moro y algunos fiscales, que terminó en la condena y encarcelamiento de Lula.

Por esa acción, ha sido comparado con el fundador de WikeLeaks, Julian Assange, y el excontratista de la CIA y de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Edward Snowden.

«Creo que este tipo, Delgatti, es una persona muy importante en la historia de Brasil. Creo que es comparable, para nosotros, a Assange, a Snowden», dijo la exmandataria Dilma Rousseff, durante una entrevista en el programa «Pauta Brasil», en TV 247.

Rousseff añadió que este joven «tiene un valor muy importante» porque les permitió «percibir la dimensión del monstruo», término que uso para definir a todo el entramado en la operación «Lava Jato».

¿QUÉ HIZO DELGATTI?

Delgatti, oriundo de Araraquara, en el interior del estado de Sao Paulo, hackeó entre marzo y mayo de 2019 las cuentas de Telegram de varias autoridades del país, entre ellas la de Deltan Dallagnol, el jefe de los fiscales de la operación «Lava Jato».

Según su relato, reseñado por G1, este joven, que se define como un hacker «autodidacta», pirateó primero a Marcel Zanin Bombardi, Fiscal de Araraquara, que lo había denunciado por presunto tráfico de drogas. Mediante la agenda de contactos de este funcionario, llegó a otro Fiscal Superior, del cual no proporcionó su nombre, y entre su información encontró una lista de integrantes del Ministerio Público Federal, en un grupo denominado «Valoriza MPF».

En esa segunda agenda halló el número de Kim Kataguiri, diputado del partido Demócratas (DEM), a través del cual consiguió el número del Juez Alexandre de Moraes, del Tribunal Supremo Federal (STF); desde este accedió al del exfiscal general Rodrigo Janot, que se convirtió en el eslabón para encontrar a Dallagnol.

Delgatti confesó que también accedió a los datos de Rousseff, a través de los cuales consiguió el contacto de la periodista y exdiputada Manuela d’Ávila, excandidata a la Vicepresidencia de Brasil junto a Fernando Hadad, en la fórmula que reemplazó a Lula en los comicios de 2018.

D’Ávila le recomendó contactarse con el periodista estadunidense Glenn Greenwald, quien reveló las filtraciones de Snowden. Tras ese contacto, el comunicador norteamericano publicó el contenido que le facilitó Delgatti —aunque citando una fuente anónima— en el portal The Intercept Brasil.

En concreto, quedó en evidencia que jueces y fiscales se organizaron para perjudicar a Lula y que Moro, además de ser Juez en el caso, orientaba la investigación, cuestión que está prohibida mediante la ley.

¿Qué pasó luego?

Pese al revuelo, las filtraciones no produjeron grandes cambios en el proceso de «Lava Jato» en 2019. Para entonces, Moro ya había renunciado como Juez y ejercía como Ministro de Justicia del Gobierno de Jair Bolsonaro.

En julio de ese año, Delgatti y otros personas fueron detenidos en la «Operación Spoofing», y ahí fue cuando relató lo que había hecho. El hacker estuvo seis meses en la cárcel de Brasilia y ahora cumple domiciliaria. En febrero pasado concedió una entrevista a Brasil 247 y, días después, el Ministerio Público pidió que fuera detenido, pero no se concretó la aprehensión.

En noviembre de 2019, Lula salió de la prisión en la que estuvo durante un año y siete meses, pero lo hizo por una resolución de la Corte Suprema que estableció que, en concordancia con la Constitución, un condenado solo puede ir a la cárcel una vez que hubiese agotado todos sus recursos.

En diciembre del año pasado, el caso contra Lula comenzó a dar el giro: el Juez del STF, Ricardo Lewandowksi, ordenó que la defensa del exmandatario tuviera acceso a la totalidad del material incautado en la «Operación Spoofing», decisión que ratificó en enero, al no cumplirse a cabalidad al principio.

Esta semana, el Juez Edson Fachin, del STF, anuló todas las condenas contra Lula en Curitiba, estado de Paraná, donde era Juez Moro. En concreto, declaró «incompetente» al 13 ° Tribunal Federal, en los casos del apartamento triplex en Guarujá, una hacienda en Atibaia y el relacionado con la sede y las donaciones del Instituto Lula, que estuvieron a cargo el exjuez.

Con la decisión, el exmandatario recupera sus derechos políticos y podría participar en los comicios de 2022.

Durante todo el proceso de «Lava Jato», Lula siempre alegó que se trataba de una trama en su contra y que su encarcelamiento solamente buscaba impedir que se presentara a las elecciones de 2018.

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Redacción/SinEmbargo
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