El sector ganadero sigue intentando esconder la realidad cuando cada vez hay más evidencia de que la ganadería es responsable del 30 por ciento de las emisiones de metano de la agricultura, el 77 por ciento de la deforestación en la Amazonía y el 15.4 por ciento de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Se estima que a escala global, las personas consumen más del triple de carne que hace 50 años, causando que las granjas se conviertan en fábricas y los animales sean percibidos como objetos de consumo reemplazables.
Hace algunos años, equipos de ciencias, activistas y la población comenzó a alzar la voz sobre los efectos del uso del carbón, este tema se generalizó cuando cada vez más público empezó a demandar la eliminación gradual de los combustibles fósiles. Gracias a esto, muchos países han implementado cambios radicales y metas para eliminar su uso para el 2050. Si el sentimiento y exigencia del público incentivó cambios para la eliminación del uso de carbón, ¿podrá también lograr eliminar la producción de carne a escala industrial sabiendo las repercusiones en la vida de los animales, el ambiente y nuestra salud?
Carina Millstone, de Feedback Global expresó lo siguiente en 50by40, una coalición de organizaciones dedicadas a reducir la producción y el consumo de productos animales industriales en todo el mundo en un 50 por ciento para 2040 para ayudar al planeta, el ambiente y las personas: “Realmente podemos pensar en la carne industrial como la forma más intensiva en recursos para producir proteínas, así como el carbón es la forma más intensiva en recursos para producir energía. Ambas industrias son lineales, extractivas y marcan la tierra y sus custodios».
Si regresamos a nuestras clases de biología, recordaremos que las vacas y otros animales rumiantes liberan metano como parte de su proceso digestivo. Una sola vaca puede liberar de 250 a 500 litros de metano por día. Cada año a escala global se estima que los animales rumiantes liberan el equivalente al 44 por ciento del metano. Si la industria ganadera mundial fuera un país, se dice que sería el tercer mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo. Según el Índice de Productores de Proteínas de Coller FAIRR, institución que evalúa la sostenibilidad en el sector de las granjas industriales, la industria no está haciendo un gran esfuerzo para hacer algo al respecto. El informe del 2021 encontró que solo el 18% de los productores mundiales de carne y productos lácteos están rastreando sus emisiones de metano.
Hay que reevaluar la manera en la que nos alimentamos y las industrias que apoyamos, exigir cambios. Comer de manera más sostenible conlleva aumentar la cantidad de alimentos de origen vegetal que consumimos. La industria es destructiva, pone en riesgo nuestra salud, pone en riesgo la vida de las y los trabajadores, asesina a millones de animales cada año, contamina la tierra y utiliza una gran cantidad de recursos. La agricultura debe transformarse en la próxima década, según datos de la red FAIRR, el 86 por ciento de los proveedores de carne y lácteos más grandes del mundo aún no logran establecer objetivos de reducción significativos para las emisiones.
Necesitamos una política gubernamental para apoyar el cambio hacia la agricultura basada en plantas y poner fin a la retórica anticuada y errónea de que la carne y lácteos son esenciales para una dieta saludable.