Provocó un aumento sin precedentes en los niveles de pobreza en Latinoamérica: la tasa de pobreza alcanzó el 33.7 por ciento de la población y la tasa de pobreza extrema se situó en 12.5 por ciento.
México perteneció al grupo de países con niveles de pobreza más elevados, pero en el período 2014-2019 la pobreza extrema registró una reducción de 0.6 puntos porcentuales.
Ciudad de México, 4 de marzo (SinEmbargo/Europa Press/EFE).- La crisis derivada de la pandemia de la COVID-19 en América Latina supondrá un retroceso de 12 años en términos de pobreza y de 20 años en términos de pobreza extrema, según un nuevo informe elaborado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) de Naciones Unidas. Las proyecciones para México supusieron un avance de la tasa de pobreza extrema del orden de 7.8 por ciento, con un aumento del 10.6 en 2019 al 18.4 en 2020; en tanto que para la tasa de pobreza será de 9.1 por ciento (del 41.5 al 50.6 por ciento).
Durante 2020, el año del Gran Confinamiento por el nuevo coronavirus, la región cerró el año con un total de 209 millones de personas en situación de pobreza, 22 millones más que el año anterior.
La secretaria ejecutiva de Cepal, Alicia Bárcena, ha presentado este jueves dicho informe, en el que se recoge que si bien las medidas de proyección social han evitado un mayor aumento de la pobreza, las consecuencias económicas y sociales de la contingencia sanitaria serán significativas entre los países de la región más afectada por el virus en el mundo, con el 27.8 por ciento de muertes registradas por la COVID-19 en el mundo.
La proyección de la Cepal para el PIB de México, comprendido en el informe «Panorama Social de América Latina 2020» fue que este descendería -9.0 por ciento. La caída del Producto Interno Bruto fue de 8.5 por ciento, tan profunda que hizo historia, según las cifras revisadas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). No fue de dos dígitos, por arriba del 10 por ciento, como algunos analistas calculaban.
.@aliciabarcena en lanzamiento informe Panorama Social de América Latina 2020: la tasa de desocupación regional se ubicó en 10,7% al cierre de 2020. Solo 21,3% de los ocupados en la región puede llevar a cabo el trabajo a distancia. Más información: https://t.co/O0XxMGQlNZ pic.twitter.com/ZY9LB1GmRQ
— CEPAL (@cepal_onu) March 4, 2021
El director del Inegi, Julio Alfonso Santaella Castell, expuso que desde el 2019 el PIB mostró una tendencia a la baja, pero se contrajo fuertemente hasta el segundo trimestre de 2020, periodo coincidente con el inicio de la emergencia sanitaria por coronavirus.
La Cepal proyectó una reducción del PIB de América Latina de 7.7 por ciento, lo que se traduciría en una reducción del PIB per cápita regional del 8.5 por ciento, «que significa un retroceso a niveles similares a los registrados a mediados de la década de 2000 e implica el crecimiento de la pobreza y la desigualdad», destacó el informe.
AUMENTA LA POBREZA
La pandemia del coronavirus está provocando un aumento sin precedentes en los niveles de pobreza en Latinoamérica, la región más desigual del mundo. El organismo dependiente de la ONU estimó que el año pasado la tasa de pobreza alcanzó el 33.7 por ciento de la población y la tasa de pobreza extrema se situó en 12.5 por ciento, niveles que no se han observado en los últimos 12 y 20 años, respectivamente.
El total de personas en situación de pobreza aumentó así a 209 millones, de las cuales 78 millones se encuentran en situación de pobreza extrema, lo que supone 8 millones más que en 2019, según el informe.
Las proyecciones de crecimiento de pobreza en México mostraron que hasta 2019, el país perteneció al grupo de países con niveles de pobreza más elevados, en los que la tasa de pobreza iguala o supera el 30 por ciento de la población y la tasa de pobreza extrema se sitúa por encima del 10 por ciento.
Al tomar como referencia el período 2014-2019, en la mayor parte de los países analizados se registró una disminución de la pobreza y la pobreza extrema. En cuanto a la pobreza extrema México registró una reducción de 0.6 en el periodo.
La Cepal estima que 491 millones de latinoamericanos (8 de cada 10) están en una situación de vulnerabilidad, ya que viven con ingresos inferiores a la línea de pobreza. Para compensar las pérdidas de ingresos de hogares, en 2020 los gobiernos implementaron 263 medidas de protección social de emergencia e inyectaron 86. mil millones de dólares entre marzo y diciembre en transferencias monetarias y en especie.
No obstante, Bárcena ha advertido de que la región no alcanzará la inmunidad de rebaño en 2021, debido al «fuerte acaparamiento» internacional al acceso de las vacunas, así como otras restricciones en aspectos logísticos que podrían afectar de manera negativa a las campañas de vacunación.
La Cepal ha vuelto ha incidir en la creación de un ingreso de emergencia para las personas en una situación de pobreza o de pobreza extrema. En el primer caso, el coste de distribuir un ingreso de emergencia equivalente a una línea de pobreza supondría un coste del 7 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB), mientras que, en el caso de la pobreza extrema, el coste alcanzaría el 3.3 por ciento del PIB.
DESEMPLEO EN AUMENTO
La pandemia irrumpió en América Latina en un panorama complejo, ya que desde 2014 se observaba un crecimiento continuo de la pobreza y la pobreza extrema, con altos niveles de pobreza en los sectores rurales, indígenas y afrodescendientes, además de descensos continuados en el índice de desigualdad de Gini, altos niveles de informalidad y altos niveles de desigualdad de género.
Entre 2014 y 2019, la pobreza en Latinoamérica aumentó desde 162 millones de personas hasta los 187 millones, mientras que en el caso de pobreza extrema el incremento fue desde 46 a 47 millones de personas.
En este escenario, la tasa de desocupación alcanzó el 10.7 por ciento en 2020, un incremento de 2.6 puntos porcentuales respecto al valor registrado en 2019, con una importante salida de personas de la fuerza de trabajo y una escasa posibilidad de teletrabajo, ya que solo el 21.3 por ciento de los ocupados en la región pudo llevar a cabo el trabajo a distancia.
La variación anual de la tasa de desocupación en México durante el trimestre abril-junio significó un aumento del 0.7 por ciento. La tasa de ocupación descendió (-)12.6 por ciento y la de participación (-)12.8 por ciento. La pandemia también tuvo efectos en la subocupación, en el mismo periodo pasó de 7.8 por ciento a 29.9 puntos porcentuales.
La tasa de informalidad aumentó del 47.7 al 55.1 por ciento entre abril y agosto de 2020, período en el cual la población ocupada pasó de 43.3 millones a 50.4 millones de personas.
«En ese país la recuperación ha sido más rápida para el empleo informal que el formal: el crecimiento de la informalidad laboral representó un 63.8 por ciento del aumento de los ocupados totales entre mayo y junio», destacó el documento.
Los datos disponibles para México también sugieren una recuperación del empleo a partir de junio. Ya en septiembre, la tasa de participación laboral se recuperó desde su nivel más bajo registrado en mayo e hiló cuatro meses consecutivos de alza. Sin embargo los avances aún dejaban 4.5 puntos porcentuales de distancia con respecto al mismo mes de 2019.
La dinámica de la recuperación no es igual para hombres y mujeres. Para los primeros se observó una recuperación sostenida hasta agosto, seguida por una ligera disminución en septiembre; para las mujeres fue menos dinámica con un aumento hasta septiembre, después de dos meses consecutivos de baja.
Los países con mayores tasas de desempleo registradas a lo largo del año fueron Argentina (20.9), Colombia (21.8), Costa Rica (20.1) y Perú (39.5). Asimismo, la tasa de desocupación más alta se observó en los hogares más pobres. «Los grandes perdedores, como siempre, son los pobres», ha indicado Bárcena.
Los trabajadores más golpeados por esta caída del empleo fueron los informales. «La gran pérdida que ha tenido la región en términos de trabajo es el informal», ha destacado Bárcena, quien ha explicado que del total de empleos perdidos en Brasil, Costa Rica y México, el 76.8, el 72.5 y el 72.6 por ciento, respectivamente, fueron informales.