La revista científica Proceedings of National Academy of Sciences de los Estados Unidos hizo público un nuevo estudio llamado “Animal production responsible for vast majority of air quality-related health impacts from U.S. food.» por la universidad de Minnesota en donde se habla del daño a la calidad del aire provocado por la ganadería.
«Las discusiones sobre los impactos ambientales de diferentes alimentos generalmente se enfocan en sus emisiones de gases de efecto invernadero, el uso de la tierra, el agua y los impactos en la biodiversidad, pero se sabe poco acerca de cómo los diferentes alimentos afectan la calidad del aire. Nuestra investigación permite que esta importante pieza del rompecabezas sea incluida en la conversación”, Nina Domingo, Departamento de Ingeniería de Bioproductos y Biosistemas de la Facultad de Ciencias de la Alimentación, Agricultura y Recursos Naturales y Facultad de Ciencias e Ingeniería de la Universidad de Minnesota.
El estudio se centró principalmente en un tipo de partículas categorizadas como PM2.5, se refiere a partículas que tienen un diámetro menor a 2.5 micrómetros y que permanecen suspendidas por más tiempo. La exposición a este tipo de partículas tiene impactos en la salud a corto y largo plazo. A corto plazo puede provocar irritación en ojos, nariz y garganta, tos, estornudos y dificultad para respirar. Mientras que la exposición crónica aumenta la incidencia de mortalidad prematura debido a enfermedades cardiovasculares, cáncer y accidentes cerebrovasculares.
En Estados Unidos, la producción agrícola es responsable de 17 mil 900 muertes cada año relacionadas con la calidad del aire, de las cuales 15 mil 900 provienen de la producción de alimentos y el 80 por ciento se le atribuye a los productos de origen animal, incluyendo la crianza de animales (emisiones de amoníaco) y la producción de alimento para los mismos (fertilizantes a base de nitrógeno).
En el estudio se toman como referencia una porción de distintos productos para conocer el daño que provocan a la salud humana debido a su afectación a la calidad del aire y los resultados fueron alarmantes. El daño promedio de una porción de carne roja es dos veces mayor que el de los huevos, tres veces mayor que el de los productos lácteos, siete veces mayor que el de las aves de corral, 10 veces mayor que los de nueces y semillas, y al menos 15 veces mayor que el promedio de otros alimentos de origen vegetal.
Cada vez existen más estudios sobre el impacto de nuestras elecciones alimentarias y cómo afectan al ambiente y nuestra salud, como el informe de The Lancet publicado en el 2019, donde se compararon modelos de cambios en la producción de alimentos y se estimó la reducción de gases de efecto invernadero tras hacer estos cambios. Se concluyó que hacer un cambio a una alimentación basada en plantas podría reducir las emisiones relacionadas con los alimentos en un 80 por ciento para el 2050.
En conclusión, el equipo de investigación hace énfasis en que debe haber mejoras en las prácticas ganaderas, en las prácticas relacionadas con la fertilización de los suelos y también hacen énfasis sobre hacer cambios en nuestros hábitos de consumo, ya que esto disminuiría en gran medida la problemática del aire.
“Los cambios en la dieta hacía una con más alimentos de origen vegetal que mantengan la ingesta de proteínas y otras necesidades nutricionales podrían reducir la mortalidad relacionada con la calidad del aire agrícola entre un 68 y un 83 por ciento”, equipo de ciencias de la universidad de Minnesota