Agustín Martínez, Antonio Mercero y Jorge Díaz, los tres hombres detrás de Carmen Mola, hablaron con SinEmbargo con motivo de La Bestia, novela que se hizo con el Premio Planeta 2021, una historia desarrollada en el siglo XIX en donde el horror se respira en cada línea.
Ciudad de México, 4 de junio (SinEmbargo).– Madrid, siglo XIX. La Bestia está suelta. Mata a niñas y deja sus restos en los arrabales de la ciudad, asolada por una epidemia de cólera y por las divisiones de la guerra carlista que llevan a las personas a matarse entre sí. En medio de todos estos horrores, Lucía, una niña de 14 años, se ve obligada a buscar a su hermana Clara, quien ha sido secuestrada por un monstruo que no se sabe si es real o siquiera si es humano.
“Esta niña no tiene cómo encontrar a su hermana, secuestrada, que a todas luces ha caído en las garras de La Bestia, que es un asesino en serie, en ese Madrid desolador, azotado a su vez por una epidemia de cólera y por una guerra carlista, un Madrid violento, convulso, embarrado, ahí cómo va a conseguir esa niña encontrar a su hermanita, pues eso es lo que le proponemos al lector, un viaje de la mano de esta huerfanita por este Madrid aterrador en busca de su hermana”, comentó en entrevista Agustín Martínez, uno de los tres autores que están detrás del pseudónimo Carmen Mola; los otros dos son Antonio Mercero y Jorge Díaz, también presentes en la plática.
La historia es contada en La Bestia, la novela que se hizo con el Premio Planeta 2021, una situación que llevó a develar la verdadera identidad de Carmen Mola, quien antes de recibir este galardón ya había publicado tres novelas que conforman la serie de la inspectora Elena Blanco, la cual tendrá una cuarta entrega este año.
Agustín, Antonio y Jorge fueron criticados en su momento por utilizar el nombre de una mujer como pseudónimo, una cuestión sobre la cual se muestran abiertos y ante la cual Díaz reflexionó: “la polémica la entendemos porque aceptamos las críticas, pero nos pareció que era un poco desproporcionada, qué más da si en la solapa siempre dijo Carmen Mola, es un pseudónimo, por qué te sorprendes ahora, un pseudónimo quiere decir que la ficción no empezó en la página uno de la novela, sino que ha empezado en la portada, en la portada ya había ficción y era en la creación de una escritora”.
Para ellos, para Carmen Mola, el autor no es lo más importante, sino el producto final. “Nosotros queremos que la novela nos represente, nosotros queremos estar atrás de la novela”, añadió Jorge en la plática.
Una muestra de ese producto final es La Bestia, una novela con el pulso de un thriller y una ambientación histórica en 1834, en la que fueron descubriendo otro tipo de influencias, como la de Charles Dickens, cuya esencia, reconoció Agustín, “estaba dentro de la historia y de manera orgánica, no es algo premeditado”. Lo mismo sucedió con otros géneros. ”Conforme íbamos escribiendo la historia van apareciendo otros géneros, va apareciendo la picaresca, aparece el folletín, aparece incluso la novela gótica en esta parte de terror dentro de la novela y termina formando un híbrido a nivel de género que es La Bestia”, compartió Martínez.
“En los inicios de la novela queríamos hacer algo que tuviera un aliento de Dickens, Dickens juega mucho con el niño huérfano, nosotros queríamos que en lugar de un niño fuera una niña porque desde la primera novela de la trilogía hemos querido que hubiera una vertiente feminista en nuestras historias, esto por qué, porque miramos el mundo y aunque hacemos una novela muy entretenida y muy pegada al lector, hacemos género policiaco, la historia está por delante, pero también queremos que tenga un poquito de mirada, de crítica social y en este caso el feminismo y la violencia contra las mujeres en concreto nos parece un tema a resaltar, a meter en nuestras novelas, eso nos lleva a la elección de la niña en lugar del niño que es el personaje típico de Dickens”, añadió a su vez Antonio Mercero.
Si bien, la presencia de La Bestia se respira desde las primeras páginas de la novela. Agustín Martínez advirtió que no se trata de la única expresión de la bestialidad en la obra:
“Nosotros siempre decimos que el título de La Bestia, lo resume muy bien porque no es sólo una bestia, hay una bestia como más inmediata que es ese monstruo mitológico que no se sabe si es real o es humano que está matando niñas y dejándolas descuartizadas en los arrabales de la ciudad, esa es como la primera bestia o mal inmediato, pero la bestia también significa un montón de cosas dentro de la novela, la primera es la diferencia de clases, la desgracia de nacer pobre y como eso te imposibilita el acceso a un montón de cosas […] pero hay otras bestias, está la bestia de la intransigencia, de ver cómo una ciudad en plena crisis, azotada por una epidemia de cólera se está matando entre sí por cuestiones políticas […] y luego también hay otras bestias, está la bestia de la falta de cultura, de una clase que no tiene acceso a la cultura y por lo tanto no tiene capacidad de pensamiento propio […] yo sumaría otra más que es la de la indiferencia, que creo es la más terrorífica, ver cómo el ser humano se convierte en algo egoísta que lucha solo por su sobrevivencia”.
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—Sé que es una pregunta que se las han hecho desde que ganaron el Premio Planeta con La Bestia, pero es que en verdad es interesante saberlo. ¿Cómo han trabajado a seis manos durante su trilogía policiaca y ahora con esta obra galardonada?
—Antonio Mercero: Nosotros empezamos siempre haciendo reuniones exhaustivas para diseñar la historia desde el primer chispazo que se le ocurre a alguno de los tres, ahí empezamos a trabajar toda la historia, con sus giros, la estructura, los personajes el trazado de todos los personajes, los temas que van a pareciendo, que subyacen todo lo hacemos entre los tres, no sé, en tres meses de reuniones muy exhaustivas. Después se trata de trabajo de conseguir un documento muy exhaustivo de la novela, digamos escaleta, palabra que viene del mundo del guión, porque los tres venimos del mundo del guión y esa es nuestra academia y es el modo de funcionar en el mundo del guión, eso lo estamos trasladando a la literatura, sacamos una escaleta que es un mapa exhaustivo de todos los capítulos que componen la novela, en el caso de La Bestia no sé si son 90 o cuántos son, qué pasa en cada capítulo, terminado ese trabajo ya dividimos en tres tercios y lo que queda de trabajo es escribir físicamente la novela y cada uno se va a su casa con sus 30 capítulos y los escribimos. Luego llega la parte final que son las reescrituras y cada uno va reescribiendo las partes de sus compañeros de tal forma que todos hemos pasado por cada página de la novela ¿y cuándo damos por terminado el trabajo? Cuando el plazo de entrega nos apura porque sino seguiríamos reescribiendo al día de hoy La novia gitana que es nuestra primera novela y hay que saber terminar en algún punto.
—En cuanto a La Bestia, la historia tiene elementos de thriller, picaresca y hasta de novela negra, ¿Está fusión de géneros está determinada por el estilo de cada uno de ustedes?
—Agustín Martínez: No, en realidad no. Nosotros cuando nos lanzamos a escribir La Bestia lo que sí nos planteamos fue dar un salto en el universo de Carmen Mola, habíamos estado escribiendo novela negra, novela policiaca y nos apetecía probarnos en un género diferente. La historia tiene una base, un esqueleto de thriller que recorre toda la novela y una ambientación histórica, un marco histórico alrededor de la historia de Lucía buscando a su hermana desesperada en ese Madrid, pero conforme fuimos descubriendo otro tipo de influencias, que quizá sí tienen gustos de cada uno de nosotros, Antonio es muy fan de Dickens y desde el principio la esencia de Dickens estaba dentro de la historia y de manera orgánica, no es algo premeditado, pero sí es verdad que conforme íbamos escribiendo la historia van apareciendo otros géneros, va apareciendo la picaresca, aparece el folletín, aparece incluso la novela gótica en esta parte de terror dentro de la novela y termina formando un híbrido a nivel de género que es La Bestia, pero no hay una decisión predeterminada de ‘vamos a juntar todos estos géneros’, sino que la historia nos fue llevando a hacer ese viaje por el siglo XIX de Madrid y al hacerlo, también atravesar géneros que estaban ahí en esa época.
—¿Al situarla en una pandemia ocurrirá hace más de 100 años buscaron darle un paralelismo a la situación actual?
—Jorge Díaz: Nosotros la pandemia nos la encontramos por casualidad, nosotros queríamos ambientar la novela en el siglo XIX que es un siglo muy levantisco, muy violento, las novelas de Carmen Mola tradicionalmente hemos querido que reflejen el mal, que reflejen la violencia desde la primera y esta no iba a ser distinta. Entonces empezamos a investigar en el siglo XIX en qué momento podíamos situarla, el siglo XIX tenía la influencia dickensiana queríamos una novela de Dickens con niñas pobres y entonces empezamos a buscar y nos encontramos con una matanza de frailes que sucedió en julio de 1834 en Madrid que desconocíamos, pese a que uno de los episodios nacionales de Pérez Galdós estaba ambientado, dedicado a esa matanza.
Nos pusimos a estudiarlo, cuatro iglesias quemadas, las estatuas y 80 frailes muertos cumplían ese requisito de reflejar el mal, la violencia, la ira de una tarde del pueblo de Madrid, entonces nos pusimos a investigar por qué había sucedido esto y nos encontramos con el cólera, en un momento que nosotros vivimos una pandemia y empezamos a ver qué medidas se habían tomado hace 180 años aproximadamente y empezamos a ver confinamiento primero de todos, luego de solo los enfermos, prohibición de reuniones de varias personas, incluso algunos médicos pedían que la gente se embozara, que no deja de ser ponerse un tapabocas, entonces íbamos viendo que en 180 años estamos en el mismo sitio y eso unido a muchas otras cuestiones sociales que tenían equivalencias en un tiempo u otro nos llevaban a pensar que si 2020 era un año malo, 1834 era bien chingón y entonces decidimos meternos ahí y tuvimos esa experiencia que siempre quiere alguien que está escribiendo una novela histórica que es hablar del presente mientras hablas del pasado y entonces eso lo conseguimos en La bestia.
—¿Por qué una niña huérfana, si bien es apoyada por Donoso y Diego, pero por qué ella al frente del horror?
—Antonio Mercero: En los inicios de la novela queríamos hacer algo que tuviera un aliento de Dickens, Dickens juega mucho con el niño huérfano, nosotros queríamos que en lugar de un niño fuera una niña porque desde la primera novela de la trilogía hemos querido que hubiera una vertiente feminista en nuestras historias, esto por qué, porque miramos el mundo y aunque hacemos una novela muy entretenida y muy pegada al lector, hacemos género policiaco, la historia está por delante, pero también queremos que tenga un poquito de mirada, de critico social y en este caso el feminismo y la violencia contra las mujeres en concreto nos parece un tema a resaltar, a meter en nuestras novelas, eso nos lleva a la elección de la niña en lugar del niño que es el personaje típico de Dickens.
Aquí hemos querido que sea Lucía, una niña huérfana de 14 años pobre, de solemnidad, pobre del arrabal, que está en el estrato inferior de la escala y eso como heroína a tres guionistas como nosotros que siempre buscamos el conflicto, nos parece interesante, porque en el viaje del héroe, cuanto más difícil se lo pones, más interesante resulta la peripecia. Esta niña no tiene cómo encontrar a su hermana, secuestrada, que a todas luces ha caído en las garras de la bestia, que es un asesino en serie, en ese Madrid desolador azotado a su vez por una epidemia de cólera y por una guerra carlista, un Madrid violento, convulso, embarrado, ahí cómo va a conseguir esa niña encontrar a su hermanita, pues eso es lo que le proponemos al lector, un viaje de la mano de esta huerfanita por este Madrid aterrador en busca de su hermana.
—¿Qué representa para cada uno de ustedes el horror en esta novela?
—Agustín Martínez: Creo que el horror tiene muchas capas en la novela, nosotros siempre decimos que el título de La Bestia, lo resume muy bien porque no es sólo una bestia, hay una bestia como más inmediata que es ese monstruo mitológico que no se sabe si es real o es humano que está matando niñas y dejándolas descuartizadas en los arrabales de la ciudad, esa es como la primera bestia o mal inmediato, pero la bestia también significa un montón de cosas dentro de la novela, la primera es la diferencia de clases, la desgracia de nacer pobre y como eso te imposibilita el acceso a un montón de cosas especialmente simbolizado en los personajes de Lucía y Clara, que están como decía Antonio, en la parte más baja de la pirámide y que no significan nada para nadie, pero hay otras bestias, está la bestia de la intransigencia, de ver cómo una ciudad en plena crisis, azotada por una epidemia de cólera se está matando entre sí por cuestiones políticas, esos extremos políticos están luchando entre sí, que es algo que hoy en día prácticamente está pasando en cualquier país también, como los extremos políticos luchan por el poder y les da exactamente igual lo que pase con la gente y luego también hay otras bestias, está la bestia de la falta de cultura, de una clase que no tiene acceso a la cultura y por lo tanto no tiene capacidad de pensamiento propio y que de repente se encuentra manipulada por unos rumores, que imagina que hay una bestia mitológica dando vueltas por la ciudad, que acude a la superstición en la enfermedad, existen todas esas bestias que además, yo sumaría otra más que es la de la indiferencia, que creo es la más terrorífica, ver cómo el ser humano se convierte en algo egoísta que lucha solo por su sobrevivencia y le da exactamente igual lo que pase con otros, es el caso de Lucía cuya vida no importa absolutamente a nadie. Entonces, todos esos horrores están repartidos a lo largo de La Bestia y por desgracia tiran un paralelismo con lo que nos está pasando ahora.
—Por último, es una pregunta que tengo que hacerles: ¿Cómo han enfrentado las críticas por emplear como pseudónimo el nombre de una mujer?
—Jorge Díaz: Las críticas siempre son aceptables, hay que tratarlas con respeto y yo diría que hasta con deportividad. Fueron críticas sobre todo en Twitter, nosotros pensamos que en Twitter se critica todo por definición, si yo digo que me gusta el agua, habrá 50 que digan ‘¡el agua, que barbaridad!’ y si digo que no me gusta el agua habrá 50 que digan el agua. Nos da siempre la sensación de que Twitter es la opinión pública y no, Twitter es 50 o 100 enfadados que hacen mucho ruido pero tampoco es tan importante.
La polémica fue más virulenta de lo que esperábamos, siempre supimos que iba a haber algo de polémica, pero pensamos que iba a ir más por el lado de la autoridad colectiva, tradicionalmente el autor es un señor, una señora que está en su casa sólo o sola que plantea su imagen del mundo y repente llegamos nosotros y decimos ‘somos tres, hacemos novelas en conjunto, no creemos que lo importante sea el autor, el autor no es tan importante como el producto final, nosotros queremos que la novela nos represente, nosotros queremos estar atrás de la novela, entonces no vamos a hacer promoción, no vamos a decir quiénes somos’.
Evidentemente pasan los años y van cambiando tanto nuestras ideas como las circunstancias, entonces nosotros cuando llegó la polémica la entendemos porque aceptamos las críticas, pero nos pareció que era un poco desproporcionada, qué más da si en la solapa siempre dijo Carmen Mola es un pseudónimo, por qué te sorprendes ahora, un pseudónimo quiere decir que la ficción no empezó en la página uno de la novela, sino que ha empezado en la portada, en la portada ya había ficción y era en la creación de una escritora.
A veces se nos ha planteado como ‘querían presentarse como un seudónimo, un seudónimo de mujer para hacer una maniobra de marketing’, bueno, eso es desconocer el funcionamiento, si eso fuera tan fácil ya se habría hecho hace mucho, nosotros simplemente escribimos una novela que tuvo la suerte, igual que hay novelas maravillosas que no consiguen llegar a los lectores y no se sabe por qué, pues nosotros tuvimos la suerte de llegar a los lectores, nosotros habíamos hecho una novela que era un juego entre tres amigos y de repente nos pidieron otra y otra y otra y llegó un día que planteamos presentarnos en el Premio Planeta, tuvimos la inmensa suerte de ganar el Premio Planeta y entonces tuvimos que dar la cara.
Hay veces que tu lees una novela y tiene una idea de cómo es el protagonista en tu cabeza y cuando la llevan al cine resulta que no era así, y yo creo que a mucha gente le ha pasado eso con Carmen Mola, se imaginaban a una señora que ya empezaba a tener canas y que se vestía con traje y chaqueta y se ha encontrado con tres tíos, pues perdón pero las novelas siguen siendo las mismas.