Julio Boltvinik: Sí hay más pobres, aunque AMLO insista en que tiene otros datos

Julio Boltvinik: Sí hay más pobres, aunque AMLO insista en que tiene otros datos

Julio Boltvinik: Sí hay más pobres, aunque AMLO insista en que tiene otros datos

12/08/2021 - 12:05 am

El académico especialista en pobreza, Julio Boltvinik, habló en entrevista con SinEmbargo sobre su perspectiva de la población pobre en México luego de los datos publicados por el Coneval. Asegura, como lo ha hecho desde hace años, que la pobreza en México es mucho mayor a la que oficialmente se reporta, lo que impacta directamente en cómo se atiende. Pero el problema va más allá y aseguró que el Gobierno federal, no quiere reconocer el problema ni los errores.

Ciudad de México, 12 de agosto (SinEmbargo).- “El panorama seguirá empeorando y no aprenden de los errores. Les muestran que crece la pobreza y Andrés Manuel López Obrador dice ‘yo tengo otros datos’ y cuando explica qué son esos otros datos dice que él mide la cara y la fe de la que cree que es una muestra representativa de la población. Pero se equivoca, él solo ve, habla e interactúa, lo poco que la pandemia le permite, con la gente que es seguidora de la 4T que son los que van a los mítines, el resto de la población no”.

Esa es una de las conclusiones que Julio Boltvinik Kalinka, académico e investigador mexicano experto en política social para combatir la pobreza, tiene sobre los datos dados a conocer el pasado jueves por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). Sus notas sobre el tema van en dos caminos: el primero —y uno en el que ha insistido durante décadas— es que la cantidad de pobres que anuncia el Consejo cada dos años es mucho menor a la real, y por otro, que el actual Gobierno federal se quedó a la mitad del camino en la erradicación del problema.

De acuerdo con los últimos datos sobre pobreza, de 2018 a 2020, la población que vive en esa condición pasó de 51.9 millones a 55.7 millones de personas. En el caso de pobreza extrema, ésta pasó de 8.7 millones a 10.8 millones de personas. El principal factor del aumento, como ocurrió en todo el mundo, fue la pandemia. 

Al siguiente día de dar a conocer los datos, al Presidente le preguntaron sobre los datos de pobreza: “Debe de modificarse la forma de medición sobre bienestar, no depender todo lo relacionado con el bienestar sólo con indicadores económicos. Yo tengo, por ejemplo, mi manera de medir, ahora sí que tengo otro dato”.

Boltvinik Kalinka, al igual que el Presidente, pone en duda los datos del Consejo y no desde hace unos días. A lo largo de su carrera ha señalado que se subestima la pobreza en México. De acuerdo con sus cálculos, la pobreza no es del 40 por ciento, sino que está por arriba del 70 por ciento, es decir, cerca de más de 90 millones de personas viven en esta situación.

“Son tres cuartas partes de la población en pobreza y no menos de la mitad. Es una diferencia radical. Las políticas que se requieren para modificar la pobreza de las tres cuartas partes de la población son muy diferentes a las que se aplican”, comentó Boltvinik.

Agregó: “Andrés Manuel se quedó a la mitad del camino. ¿Cuál es la discusión en el mundo de los que estudiamos las políticas sociales en cuanto al combate a la pobreza? la focalización y universalización. Esa es la gran polémica en el mundo. En países con gran desarrollo del estado de bienestar, en donde Dinamarca se ha convertido en el más importante, Suecia, Noruega, todos los programas son universales, no son focalizados. ¿Y qué logran con eso? Eliminar la pobreza”.

Una mujer de la tercera edad en situación de pobreza pide monedas en las escalinatas de la estación Centro Médico de la línea 8 del Sistema de Transporte Colectivo Metro (STC). Foto: Galo Cañas, Cuartoscuro.

Pero para cumplir este punto, señaló, lo que se tiene que hacer es una Reforma Fiscal, que es otro de los asuntos a los que el actual Presidente se ha negado.

Puso en ejemplo: el programa Prospera, que fue la política principal del combate a la pobreza de la administración pasada, que encabezó Enrique Peña Nieto.

De acuerdo con Boltvinik, a la mitad de a quienes se les daba una transferencia no eran pobres extremos, que era su grupo de atención. Esto ocasionó que a la mitad de los pobres no les llegara el programa porque tenían una idea del monto total de pobres y lo que querían era cubrirlos a todos y cuando llegaron a 1 millón, detuvieron los apoyos.

“La localización no funciona, se cometen muchos errores. Tiende a poner etiquetas, de usted es pobre y usted no y hasta rompe el tejido social. La salida correcta es la universalización y esa cuesta mucho dinero, pero es el único camino para eliminar la pobreza. Obvio que hay que hacer las otras cosas: el crecimiento económico, empleos, pero eso tiene un futuro opaco por la automatización a nivel mundial […] Eso requiere una Reforma Fiscal a fondo y eso es una de las cosas que se niega a hacer López Obrador  […] un país pobre requiere más gasto público y el gasto público hay que financiarlo con impuestos”.

¿QUÉ PASA CON LOS PROGRAMAS SOCIALES?

Por tal razón, aseguró, el Presidente “se quedó a la mitad del camino”, ya que lanzó la pensión universal para adultos mayores y el Instituto de Salud para el Bienestar (lnsabi) tenía esa intención, pero no obtuvo el presupuesto ni la organización necesaria.

Justo en el terreno de los programas sociales, Boltvinik habló de la información difundida por el investigador Máximo Jaramillo en varios medios de comunicación:

“Las conclusiones son durísimas: durante el Gobierno de Andrés Manuel, los pobres han recibido menos atención relativa que la que recibían antes. Las personas que reciben transferencias monetarias por programas sociales, de los deciles 1, 2, 3 y 4 —los deciles con más pobreza—, están recibiendo un porcentaje menor del total de lo que recibían en el 2018. Y los ricos, los de deciles 8, 9 y 10 —los de mayores ingresos— están recibiendo un porcentaje mayor. Es evidente porque los programas nuevos que echó a andar López Obrador no están dirigidos a los pobres”.

En el caso por caso, dijo sobre la pensión de adultos mayores, los hogares de las personas de esta población no son los más pobres, sino los que tienen muchos niños pequeños. Universalizar ese programa, mencionó, sin duda fue un beneficio hasta para el autoestima de las personas de edad avanzada, pero no son los que tienen menos recursos.

Filas de personas mayores a los 65 años para tramitar su tarjeta del bienestar a fin de recibir la pensión del Gobierno federal. Foto: Galo Cañas, Cuartoscuro.

Sobre el de Jóvenes Construyendo el Futuro considera que tampoco está focalizado a los pobres, ya que los jóvenes que no estudian ni trabajan son, con frecuencia, clase media y a veces clase media alta.

“No es un programa social, les pagan por trabajar. No es cierto que se necesite un año de capacitación. El 90 por ciento de los trabajos del país son así de sencillos con algunas semanas de capacitación. Están sustituyendo el sueldo que está siendo pagado con impuestos. Es un subsidio a las empresas, trabajadores gratis”, añadió.

Finalmente, sobre Sembrando Vida dijo que es similar a aquellos programas de mano de obra temporal de la administración anterior, que le pagaban a la gente para hacer caminos rurales: “eso no es una transferencia social, ese es un pago por trabajo. No están llegando a los más pobres”.

LA PERSPECTIVA DE LA POBREZA

Sobre los datos presentados por el Coneval hace una semana, el economista mantiene las mismas críticas desde hace tiempo: las cifras de pobreza están minimizadas por la metodología: “estamos hablando del 43.9 por ciento de la población pobre y es una imagen totalmente falsa. Este es un país de 75 millones de pobres, tres cuartas partes pobres y el resto entre clase media baja, clase media y clase alta, muy poquitos”.

Mencionó que los datos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH), en la que se basa Coneval para sacar los datos de pobreza, muestra que los ingresos de los hogares disminuyeron, pero no  tan dramáticamente como se esperaba y esto en parte por los meses en que se levantó, que fue a fines de agosto y terminó en noviembre, es decir, cuando las medidas de confinamiento ya se habían relajado y comenzaba la recuperación económica.

“Parece razonable lo que dan los datos del Inegi. Es importante comentar que el confinamiento causa sobretodo pobreza de ingresos. La gente pierde su empleo, los perceptores de los hogares bajaron entre 2018 y 2020, por hogar en promedio, de 2.38 a 2.25. Es una fuerte baja relativa porque disminuye el número de personas en cada hogar que está recibiendo ingresos y entonces aumenta la taza de dependencia, que es el número total de miembros del hogar dividido entre los que perciben ingresos o entre los ocupados”, agregó.

Una madre y sus hijos intercambian pequeñas casas de cartón por artículos de despensa en Calle Diez y Periférico. Foto: Rogelio Morales, Cuartoscuro.

Sin embargo, el doctor en Ciencias Sociales mencionó que la crítica que se ha hecho a la metodología de la ENIGH es que no capta del todo bien los ingresos por más capacitados que estén los encargados.

“Los más ricos no abren las puertas, es imposible encuestarlos, por más que el Inegi lo haga muy bien y escoja 100, 200 viviendas de Las Lomas, a la hora de ir a tocar la puerta no les abren y no pueden levantar la encuesta. Todos los más ricos, el 1 por ciento, queda fuera y se subestima el ingreso total de los hogares. En segundo lugar hay una subestimación en las zonas monolingües de indígenas de la población mexicana porque no hay cuestionario de la ENIGH en lenguas distintas al español y los más pobres son ellos, los que hablan una lengua indígena y no el español”.

Sobre la recuperación de los niveles de pobreza que se tenían previo a la pandemia, mencionó que se depende aún de lo que suceda con la contingencia sanitaria. “La recuperación dependerá mucho de la pandemia. Muchos creíamos que la pandemia se iba a controlar porque ya estaban las vacunas, pero los países con altos índices de población vacunada les están creciendo los contagios. Y no han vacunado a los niños, es una estupidez”.

Daniela Barragán
Es periodista por la UNAM, con especialidad en política por la Carlos Septién. Los últimos años los ha dedicado al periodismo de datos, con énfasis en temas de pobreza, desigualdad, transparencia y género.