A los números rojos en el sector automotriz por la escasez de microchips se agrega que la próxima semana el Senado estadounidense votará una iniciativa que, de aprobarse, afectará la exportación mexicana de vehículos eléctricos como el Ford ensamblado en el Estado de México y el que GM planea fabricar en Coahuila, estima el Gobierno y la industria.
Ciudad de México, 9 de diciembre (SinEmbargo).– La relación entre México y Estados Unidos con respecto a la industria automotriz está al borde de impactarse por una iniciativa legislativa, que, de aprobarse, afectará la exportación mexicana de vehículos eléctricos, un factor que se sumaría a la crisis que ya atraviesa el sector por la escasez mundial de semiconductores.
México ha optado por ensamblar este tipo de vehículos. Desde noviembre de 2020 la planta de Ford en Cuautitlán Izcalli, Estado de México, fabrica el auto eléctrico Mustang Mach-E y en abril de este año General Motors anunció que está invirtiendo mil millones de dólares para fabricar desde 2023 autos eléctricos y baterías en su complejo en Ramos Arizpe, Coahuila.
Sin embargo, el Gobierno de Joe Biden busca dar hasta 12 mil 500 dólares de estímulos fiscales para adquirir automóviles eléctricos, siempre y cuando sean fabricados en territorio estadounidense con mano sindicalizada. Una iniciativa que se discutirá en el Senado de EU la próxima semana y que —a decir de la Secretaría de Economía y la industria— «discrimina» y pone «en desventaja» a las exportaciones mexicanas de esos vehículos eléctricos y otras futuras inversiones, lo que a su vez «viola» al T-MEC y los acuerdos de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
«No veo una guerra comercial como tal ni esperamos que así sea», dijo a SinEmbargo el presidente de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), José Zozaya. «Los gobiernos deben incentivar el cambio a esta nueva tecnología y motivar la compra con este tipo de estímulos, pero lo que no es bueno es que incentive la compra sólo de aquellos vehículos fabricados en Estados Unidos; ahí es donde está la discriminación».
El sector automotriz es clave para la economía mexicana: representa cerca del 4 por ciento del PIB nacional, más del 25 por ciento de las exportaciones, un millón de empleos directos, así como el 13.3 por ciento de Inversión Extranjera Directa (IED).
Zozaya expuso que lo «más preocupante» y «dañino» es que de continuar con esta medida se puede cambiar la tendencia de la inversión de algunas empresas en el país, es decir, que las que están planeando establecerse para fabricar autopartes o autos «empiecen a reemplantearse y lo hagan mejor en Estados Unidos para aprovechar los estímulos».
Para evitarlo, el Gobierno mexicano y el sector están cabildeando con los congresistas norteamericanos. Pero la Secretaria de Economía Tatiana Clouthier advirtió que de aprobarse la iniciativa en los siguientes días, se recurrirá a una imposición de aranceles a su socio comercial o a instrumentos legales como «regalo de Navidad» o de Reyes, una tensión que asemeja a la crítica de legisladores y la Embajada estadounidense entorno a la propuesta de la Reforma Eléctrica por atropellar el acuerdo trilateral.
“En caso de que la propuesta se apruebe y se instrumenten los créditos fiscales, México recurrirá a los instrumentos legales que tiene a su disposición para hacer valer nuestros derechos”, advirtió la semana pasada en rueda de prensa Clouthier.
En este marco, el mes pasado la producción (-20.25 por ciento) y exportación (-16.46 por ciento) de vehículos ligeros sufrieron su quinta reducción consecutiva a doble dígito respecto al mismo mes de 2020, derivado de la escasez de microchips y otros componentes eléctricos que está provocando paros técnicos en las plantas. Se trata de las mayores caídas para un noviembre al menos desde que se tiene registro previo a la crisis internacional de 2009.
Sin embargo, el mercado de autos eléctricos e híbridos avanza.
En los primeros nueve meses del año, se han exportado principalmente a Estados Unidos 60 mil 766 unidades y se comercializaron en el país 35 mil 696 vehículos con este tipo de tecnologías, un 117 por ciento más que el mismo periodo de 2020.
«México va un poco adelante que otros países porque ya fabricamos algunos vehículos eléctricos en nuestro país. Pero nos falta un camino por recorrer en la infraestructura que se requerirá para que de 2030 a 2050 todos los vehículos que circulen sean eléctricos y que la energía que se utilice para la fabricación de esos vehículos sean energías limpias», reconoció el presidente de la AMIA, José Zozaya.
LA INICIATIVA Y LOS ESTÍMULOS FISCALES
La Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó el 19 noviembre la iniciativa de ley Build Back Better Act. De pasar también en el Senado la próxima semana, se dará un incentivo fiscal de 7 mil 500 dólares a quienes compren un auto eléctrico, de 12 mil dólares si es ensamblado en Estados Unidos por mano de obra sindicalizada y hasta de 12 mil 500 dólares si además ese auto usa baterías de litio «made in US».
Dado que los sindicatos del sector sólo se ubican en el norte del país norteamericano, por ahora sólo dos modelos de más de 50 carros estadounidenses cumplen con los requisitos de contenido local para acceder al crédito completo de los 12 mil 500 dólares, observó en rueda de prensa Alberto Bustamante de la industria de autopartes.
Pero el director de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz, Fausto Cuevas, dijo que aún así la medida pone en desventaja a la producción del Mustang Mach-E y arriesga los planes de General Motors para 2023.
El presidente del sector José Zozaya agregó en entrevista que las inversiones ya anunciadas no están comprometidas, pero «corren riesgo aquellos proyectos de inversión a mediano y largo plazo», aunque hasta el momento ninguno ha sido cancelado.
En videoconferencia ante los secretarios de Desarrollo Económico de los estados, la semana pasada la Secretaria Tatiana Clouthier criticó que «no se vale que estemos jugando a que somos socios cuando me conviene y, cuando no, te aplico la vía de lo oscuro”.
«Esta propuesta de crédito fiscal reduciría la competitividad del sector automotriz de América del Norte frente a otras regiones del mundo e iría en sentido opuesto a los esfuerzos que hemos venido realizando con el gobierno de Estados Unidos no solamente para fortalecer las cadenas regionales de suministro, a través del Diálogo Económico de Alto Nivel, sino también en detrimento de la política migratoria que han estado manejando», expresó.
También cuestionó la contradicción, ya que por un lado ambas naciones están coordinando una estrategia para enfrentar la crisis de semiconductores originada por un desbalance entre la demanda y la oferta de fábricas de electrónicos y, por el otro, el Gobierno de Biden lanza esta iniciativa que abollará a la industria mexicana.
En entrevista con Bloomberg, detalló además que ocho estados podrían perder las expansiones de fabricantes de automóviles debido a esta legislación, por lo que Estados Unidos puede esperar un «regalo de Navidad» o de los Reyes Magos a principios de enero, cuando se prevé acudir a los tribunales o paneles internacionales.
LA ESCASEZ DE CHIPS
A la par que esta iniciativa de ley promovida por el Presidente Biden avanza en el Congreso, el Gobierno México alista una colaboración con Estados Unidos para la cofabricación a mediano plazo de insumos electrónicos a causa del problema de suministro que se originó por el desequilibrio entre el aumento de la demanda del sector por la recuperación económica pospandemia y la capacidad de producción de las fábricas de Taiwán, Corea del Sur y China, que en 2020 enfocaron en abastecer a la industria de telecomunicaciones con celulares, videojuegos o computadoras solicitados por el confinamiento.
México ha dejado de producir casi medio millón de automóviles este año por el desabasto de estos semiconductores, una crisis que ha ido escalando y que podría extenderse hasta el segundo semestre de 2022. Analistas y miembros de la industria han advertido del impacto que tendrá en los empleos y en los niveles de exportación de este sector clave para la economía mexicana.
La escasez mundial de chips, sensores y otras piezas se ha reflejado en paros parciales a lo largo del año en plantas de General Motors en Guanajuato, Coahuila y San Luis Potosí; de Nissan en Aguascalientes y Morelos; de Volkswagen en Puebla; y recientemente de Ford en Sonora y de KIA en Nuevo León.
Como resultado, la Industria Nacional de Autopartes (INA) estima que a final de 2021se habrán dejado de fabricar 550 mil autos ligeros por la falta de estos componentes, un 14 por ciento de los 3.8 millones producidos en 2019, año prepandemia.