El Centro Lesbian Herstory Archives (LHA) se inauguró en 1974, en el departamento de Upper West Side que Edel compartía con su pareja y cofundadora Joan Nestle. Comenzaron llenando un cartón de leche con algunos folletos, fotografías, panfletos y materiales efímeros. Una vez que se llenó, hicieron espacio en la despensa.
Cuando eso empezó a desbordarse, su colección pasó a adueñarse de una habitación que tenían libre, luego de la sala, y mientras acaparaba el resto del departamento, el colectivo –que en ese entonces estaba conformado por media docena de mujeres– se dio cuenta de que el inventario necesitaba una casa propia.
Ciudad de México, 29 de junio (Vice).- A principios de la década de 1970, con el entusiasmo y las posibilidades del movimiento de liberación gay, un grupo de lesbianas de Nueva York comenzó a hacer un inventario de su comunidad. Se dieron cuenta de que, como cualquier otro grupo marginado, si querían preservar las luchas, los triunfos y los perfiles específicos de su movimiento, necesitaban recopilar sus propias historias. «Nuestra historia estaba desapareciendo tan rápido como la estábamos creando», dice Deborah Edel, cofundadora de Lesbian Herstory Archives, en un video que la organización realizó sobre sus orígenes. “Así que dijimos: ¿Por qué no empezamos nuestra propia colección? Reuniremos lo que tengamos y construiremos algo a partir de eso».
El Centro Lesbian Herstory Archives (LHA) se inauguró en 1974, en el departamento de Upper West Side que Edel compartía con su pareja y cofundadora Joan Nestle. Comenzaron llenando un cartón de leche con algunos folletos, fotografías, panfletos y materiales efímeros. Una vez que se llenó, hicieron espacio en la despensa. Cuando eso empezó a desbordarse, su colección pasó a adueñarse de una habitación que tenían libre, luego de la sala, y mientras acaparaba el resto del departamento, el colectivo –que en ese entonces estaba conformado por media docena de mujeres– se dio cuenta de que el inventario necesitaba una casa propia.
En 1990, después de muchos meses de recaudación de fondos, giras de presentaciones y de fiestas en casa, el grupo compró un edificio de tres pisos en Park Slope, Brooklyn. En 1993, abrieron sus puertas al público, invitando a cualquiera que quisiera aprender sobre el lesbianismo. Hoy, 45 años después de que comenzó con un cartón de leche, el Centro contiene unas 20,000 fotografías, miles de libros, colecciones masivas de boletines, revistas, publicaciones periódicas, folletos, diarios, correspondencias, videos y casetes, guiones de teatro, carteles, pancartas, botones, y la lista continúa.
A medida que la cultura pop estadounidense se ha ido haciendo cada vez más inclusiva, incluso las personas que no se enfocan demasiado en historias queer probablemente conocen fragmentos específicos de la historia LGBTQ: el auge y la caída de Harvey Milk, los héroes y las víctimas de la crisis del VIH, los retratos eróticos de Robert Mapplethorpe. Sin embargo, muy pocos de esos datos dan visibilidad a la historia de las lesbianas. Hoy en día, lo efímero, como lo que se aloja en el LHA, nos permite vislumbrar las historias ricas y sorprendentes que han sido ignoradas durante mucho tiempo. Estos objetos revelan detalles íntimos sobre las lesbianas que se sentían excluidas y las fascinantes vidas que tenían. A continuación, hay una lista de 11 de esos momentos y personas que vale la pena recordar, ilustradas a través de artefactos del LHA.
LA PRIMERA REVISTA NACIONAL LÉSBICA
The Daughters of Bilitis, la primera organización social y política lésbica de Estados Unidos, se fundó en San Francisco en 1955. Al año siguiente, el grupo comenzó a publicar The Ladder, la primera publicación serial de lesbianas de distribución nacional del país. La revista mensual, que siempre se enviaba en sobres de manila anónimos, contenía noticias, editoriales, poesía, cuentos, cartas y una bibliografía actualizada de literatura lésbica. Cuando Daughters of Bilitis se separó en 1972, el grupo donó toda su biblioteca de préstamos al LHA.
EL DYKETIONARY JAPONÉS
En el LHA, los libros se guardan alfabéticamente, por el primer nombre del autor, «como un recordatorio del hecho de que las mujeres pierden sus nombres muy a menudo», explica Saskia Scheffer, quien se ofreció como voluntaria y es parte de las 10 coordinadoras del Centro desde 1989. Por lo tanto, el Dyketionary japonés se encuentra en la «J», del (presunto) seudónimo Joni van Dyke. El hermoso libro, escrito y encuadernado a mano, contiene cientos de palabras y frases como «femme», «bush», «clítoris» y «fag hag» en tres idiomas: inglés, japonés informal y japonés formal. Durante mucho tiempo ha existido una corriente de activismo lésbico en el Japón moderno, que se remonta a 1975, cuando una docena de mujeres se convirtió en el primer grupo en identificarse públicamente como lesbianas, lanzando un único número de una revista llamada Subarashi Onna(Mujeres Maravillosas). En Tokio, en los años 80, se formó una comunidad de lesbianas angloparlantes, y en 1985 comenzaron a celebrar reuniones en persona denominadas uiikuendo («fines de semana») como parte de la conferencia Internacional de Feministas de Japón. Uiikuendo era un lugar donde circulaba el Dyketionary. Como lo explica Van Dyke en la página del título, el libro es «un intento de ayudar a cerrar la brecha de comunicación para luchar contra las estrategias patriarcales para bloquear la energía lésbica”.
UNA PLAYERA QUE RESCATA UN AGUERRIDO EPÍTETO
El 1 de mayo de 1970, la escritora y activista Rita Mae Brown dirigió a un grupo de 40 mujeres en una acción colectiva en el Segundo Congreso para unir a las mujeres en la ciudad de Nueva York. Betty Friedan, una prominente feminista de la segunda ola y fundadora de la Organización Nacional de Mujeres, había enfurecido a Brown (y muchas otras) al referirse a las lesbianas, a quienes no quería como parte de su movimiento, como una «amenaza lavanda». Brown y sus seguidoras se infiltraron en el congreso cuando Friedan estaba a punto de hablar, apagaron las luces y llenaron los pasillos del auditorio. Cuando las luces se encendieron, todas las mujeres llevaban camisetas hechas a mano grabadas con la frase «Lavender Menace» (Amenaza Lavanda). Comenzaron a gritar demandas para que el movimiento feminista aceptara a las lesbianas, y entregaron copias de «Woman-Identified Woman» («La mujer identificada con la mujer»), un manifiesto escrito para la ocasión y firmado por «Radicalesbians» (Lesbianas radicales). Después de eso, las organizadoras continuaron usando el nombre. Siguieron sirviendo como figuras clave en el movimiento feminista lésbico.
NOVELAS PULP QUE BURLARON LAS LEYES DE OBSENIDAD DE LA ÉPOCA
Con títulos como That Other Hunger, The Delicate Vice, The Evil Friendship y The Odd Girls, las novelas pulp lésbicas de los años 50 y 60 no fueron ciertamente sutiles en su lascivia. A pesar de que los editores tradicionales permitieron que las novelas arriesgadas circularan, debido a las estrictas leyes de obscenidad de la época, los personajes femeninos tuvieron que ser castigados por sus indiscreciones y ofensas contra la heteronormatividad para que los libros pudieran imprimirse. Para superar la censura del gobierno, cualquier personaje lésbico debía renunciar a sus formas «perversas» al final del libro y conformarse con un hombre, o bien perder a su hijo, su trabajo o incluso la vida. «Podías ser tan lujuriosa como quisieras», dice Scheffer, «pero no podías darles un final feliz». Sin embargo, cuando se estaban produciendo estos libros, «estaban entre los únicos lugares donde las lesbianas podían leer sobre sí mismas”, añade Scheffer. Es por eso que las archivistas del LHA los etiquetan como «literatura de supervivencia”.
FOTOS DEL ÍCONO LÉSBICO MABEL HAMPTON
Mabel Hampton es un ícono de la historia lesbiana de la ciudad de Nueva York. Fue bailarina e intérprete durante el Renacimiento de Harlem, activista de los derechos de los homosexuales y filántropa más adelante en la vida. Nacida en Carolina del Norte en 1902, Hampton vivió en la ciudad de Nueva York durante casi toda su infancia. Pasó gran parte de su juventud como bailarina en el medio artístico de Harlem, además de actuar en Coney Island y en toda Nueva York, rodeándose con orgullo de muchas de las mujeres negras queer más prominentes de la época. Hampton conoció a su compañera de toda la vida, Lillian Foster, en 1932, y la pareja vivió en el Bronx durante más de 40 años, hasta que Foster falleció en 1978. (Su edificio está catalogado como un sitio histórico LGBT de la Ciudad de Nueva York). Después de eso, Hampton se fue a vivir con la cofundadora del LHA, Joan Nestle, en el apartamento que originalmente albergaba los archivos. Nestlé creó una extensa historia oral de la vida de Hampton a través de muchas entrevistas, y después de su muerte, Hampton donó todos sus documentos personales, recuerdos, cartas, libros y materiales efímeros a ella y a Foster para el Centro.
LA PRIMERA REVISTA ERÓTICA LÉSBICA DIRIGIDA POR MUJERES
Como reacción a lo que muchos sintieron había una tensión de mojigatería en el movimiento feminista de la época, On Our Backs se fundó en 1984 como la primera revista erótica de lesbianas, dirigida por mujeres en Estados Unidos. A lo largo de los años 70 y 80, hubo una fuerte división entre las lesbianas que minimizaban hablar de sexo porque no querían que eso las definiera en la cultura general, y aquellas que querían que el sexo fuera celebrado y era fundamental para sus identidades. On Our Backs, que se publicó hasta 2006, fue nombrado en reacción al periódico feminista radical (y, a menudo anti-porno) llamado off our backs, que se publicó de 1970 a 2008. Durante sus más de 20 años, On Our Backs publicó una variedad de innovadores y controvertidos escritos eróticos, que con frecuencia exploran temas sociales y políticos relacionados con el sexo y las relaciones lésbicas, de escritores como Dorothy Allison, Lucy Jane Bledsoe, Sarah Schulman, Thea Hillman, Jewelle Gomez, Patrick Califia y Red Jordan Arobateau.
LA PRIMERA PORNOGRAFÍA LÉSBICA
Nan Kinney, una de las cofundadoras de On Our Backs, quería que las lesbianas tuvieran algo más que solo erótica, por lo que en 1985 fundó Fatale Media, la primera compañía en hacer porno para mujeres, que, hoy en día, sigue activa. Shadows, el primer lanzamiento de Fatale Media, promete «la pasión y espontaneidad [que es] refrescantemente genuina» de dos mujeres que son amantes tanto en la película como en la vida real. Otro filme de Fatale fue, Bathroom Sluts, que en parte fue grabada en el Centro LHA, «y como buen material lésbico, el video termina con las participantes hablando con orgullo sobre por qué lo hicieron», dice Scheffer.
LA ÚNICA GRABACIÓN CONOCIDA DE PAULA GUNN ALLEN
A lo largo de su vida, la galardonada poeta, crítica literaria y erudita nativa estadounidense Paula Gunn Allen produjo varios libros de poesía, obras académicas y antologías editadas. Su innovador libro de 1986, The Sacred Hoop,postuló que las obras académicas e históricas europeas habían estructurado a la sociedad nativa estadounidense a través de una lente patriarcal, disminuyendo los importantes roles que las mujeres asumían en la política y la cultura. Su trabajo académico fue considerado controvertido e influyente, y sus aclamados libros de poesía ayudaron a traer una presencia literaria de nativos americanos a los Estados Unidos. No se identificó como lesbiana hasta más adelante, después de varios matrimonios con hombres. Unos años después de su muerte en 2008, un investigador del LHA descubrió un casete con una interpretación de poesía de Allen en 1980, que tuvo lugar en la locación original del Centro en el Upper East Side. Es la única grabación conocida de la voz de Allen.
EL CONMOVEDOR DIARIO DE UNA LESBIANA DE LOS AÑOS 50 EN OHIO
Uno de los principios del LHA es que una persona no tiene que ser conocida para ser recordada. «No nos importa si eres importante o famosa o incluso buena o mala», dice Scheffer. «Puedes tener tu propia colección especial aquí». Una de las colecciones especiales más grandes es la de Marge McDonald, una lesbiana que vivía en una pequeña ciudad del medio oeste de Ohio en los años 50. Era una solitaria tímida, que vivió la mayor parte de su vida sin salir del clóset. Pero escribió diarios extensos y detallados de sus esperanzas y temores, su comprensión incipiente de su propia sexualidad y su incapacidad para actuar o discutir con alguien en su mundo de mente cerrada. Entre las 1,500 páginas del diario de 1955 a 1957, cuenta su primera visita a un bar de lesbianas: había inventado una fantasía elaborada para sus amigos, con un novio imaginario que quería ver cómo era el bar por dentro, «solo por curiosidad», y su primer beso lésbico, del cual escribió: «Nunca podría describir mis sentimientos, así que ni siquiera lo intentaré. Es suficiente decir que mientras viva, nunca olvidaré ese momento o el beso». Cuando McDonald murió, un abogado llamó al LHA y dijo que tenían tres días para recoger todos sus archivos personales; ella les había dejado todo en su testamento, efectivamente saliendo del clóset frente a su familia por primera vez.
RECUERDOS DE LA DOCTORA DEL EJÉRCITO DE VIETNAM MARY MINUCCI
Mary Minucci era una doctora del ejército y una oficial no comisionada en Vietnam. Estaba altamente condecorada, recibió varias medallas durante su carrera. Después de su servicio militar, viajó a Papúa, Nueva Guinea, para enseñarle a los nativos a usar la medicina occidental. Ella y su pareja, que también estaba en el ejército, vivieron sus vidas sin salir del clóset. Minucci contrajo tres tipos diferentes de cáncer después de su tiempo en el servicio, y fue solo después de su muerte que su familia le dio permiso para que la nombraran y la reconocieran como lesbiana. Era improbable que la historia de Minucci y su lesbianismo saliera a la luz ; dada la extensa vigilancia policial de la sexualidad para los miembros del servicio de Estados Unidos a lo largo de la historia, son pocas las historias de personas queer en las fuerzas armadas que se darán a conocer.
CALENDARIOS Y AGENDAS QUE FUERON USADOS COMO SEÑALES SUTILES
Entre los artículos más personales que cuentan historias extrañas se encuentran los artículos de papel hechos a mano y en pequeños lotes que organizaron la vida de las personas. Antes de la era digital, cuando las lesbianas podían congregarse en salas de chat y foros en línea, a menudo manifestaban sus intenciones en calendarios y agendas. Algunos de estos luego serían producidos en masa, como calendarios de pared, la popular serie de cómics de Alison Bechdel, y «Sirens Leather Calendars», creados por el Sirens Women’s Motorcycle Club, el más antiguo y más grande en Nueva York. Otros solo se produjeron en series mucho más pequeñas, y otros se hicieron a mano y se distribuyeron solo entre amigos. En los años 80 y 90, este tipo de libros eran fáciles de producir a bajo costo y se usaban ampliamente. La misma Scheffer llevó el pequeño Vrouwen Kalender rojo año tras año; esa agenda en particular también estaba disponible en inglés («Calendario de la mujer») y en alemán («Frauen Kalender»).