Los veteranos de guerra se preparan para defender la ciudad en la que nacieron, puesto que en el este de Ucrania los habitantes anticipan una posible invasión rusa en los próximos días.
Por Boris Vichith y Anastasia Becchio
París, 22 de febrero (RFI).– Grandes paneles que explican cómo cargar un arma o quitarle la anilla a una granada, fusiles automáticos y lanzacohetes sobre una mesa: el club de veteranos de la guerra del Donbás en Slavútich organiza una sesión de capacitación sobre el manejo de armas y los primeros auxilios para jóvenes voluntarios.
«VI CÓMO TODO CAMBIÓ»
Entre los entrenadores, Micha luchó en el este de Ucrania y está dispuesto a volver a luchar: «Si hay una ofensiva rusa, no soy de los que huyen. Esta es nuestra tierra. ¿Cómo podemos abandonar esta ciudad en la que hemos vivido durante tanto tiempo?«, dice.
Casi ocho años después del inicio de la guerra en el Donbás, el ejército ucraniano se ha fortalecido, afirma el jefe del grupo de veteranos de Slavútich en traje militar. Este expolicía también luchó en el este de Ucrania hasta 2020 y se presenta con su nombre de guerra, «Abuelo».
«Cuando me apunté a luchar en 2014, vine casi con mi propia ropa y tuve que comprarme las cosas. Pero vi cómo todo cambió. Después de mi primera movilización de un año, volví a casa y me fui de nuevo a los tres meses. Y allí vi que en tres meses había habido grandes cambios. Me equiparon de pies a cabeza. Me dieron todo lo que necesita un combatiente de primera línea», recuerda.
En el actual clima de presión militar rusa en las fronteras, con incertidumbres sobre las intenciones del Kremlin, al «Abuelo» le preocupa una cosa: un partido prorruso fue el que más escaños obtuvo en las últimas elecciones municipales en Slavútich.
«DEFENDER LA CIUDAD EN LA QUE NACÍ»
A unos 40 kilómetros, los militares ucranianos también organizan sesiones de entrenamiento con armas para la población de Chernígov. Uno de estos ejercicios es para los representantes electos de la ciudad. Con uniforme militar y un fusil automático AK-47 en la mano, el Alcalde de Chernígov y otros representantes escuchan a un instructor del Ejército ucraniano.
Roman Reznik, concejal de la ciudad, lleva 15 años sin empuñar un fusil: «Nos gustaría que la gente no tuviera miedo, que no se quedara en sus casas pensando en cómo escapar, sino que pensara en cómo defenderse. Digamos que mañana Rusia lanza una ofensiva; no sabemos si eso ocurrirá o no, pero cada persona debe saber dónde tiene que ir para conseguir un arma y defender la infraestructura para que la ciudad siga funcionando», expresa.
Con chalecos antibalas, cascos en la cabeza, y tumbado en el suelo, el grupo dispara a un objetivo lejano. El consejero regional Vitay Khroustitsky está detrás de esta iniciativa y espera convencer a la población para que venga a aprender: «Si las botas de los huéspedes no invitados penetran en nuestra Patria, quiero estar preparado para defender la ciudad en la que nací, y si es necesario, con las armas en la mano. No queremos que alguien en nuestra casa nos dicte reglas y nos diga cómo debemos vivir», afirma.
En caso de una intervención militar rusa desde el norte, la ciudad sería un objetivo principal, a menos de 100 km de las fronteras rusa y bielorrusa.