#MetaDatos: Signa_Lab, laboratorio interdisciplinario del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), analizó la movilización en Twitter en torno al caso de Ingrid Escamilla e identificó dos dinámicas contrapuestas: por un lado la normalización de la violencia en las redes sociales en torno a los feminicidios, y por el otro una acción colectiva para contrarrestar el horror y la revictimización de la joven.
De acuerdo con el laboratorio esta acción»impuso la voluntad política de las y los usuarios para cambiar la narrativa y la memoria digital», algo que resulta atípico en esta red social.
Ciudad de México, 19 de febrero.– El feminicidio de Ingrid Escamilla, a manos de su pareja el pasado 9 de febrero, supuso una victoria desde el discurso para quienes actuaron en las redes sociales y detuvieron la agenda de horror que naturaliza la violencia en México, concluye un nuevo reporte del laboratorio Signa_Lab del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente (ITESO).
«Ingrid Escamilla: apagar el horror», es el título del análisis desarrollado por el laboratorio interdisciplinario centrado en la comprensión multidimensional del mundo sociodigital, en el que exponen los resultados de una revisión en tiempo real llevaron a cabo durante el periodo de mayor actividad en Twitter en torno al caso de Ingrid Escamilla.
El análisis se centra en dos momento decisivos de la movilización: el primero, correspondiente a la elevada actividad que se generó en torno a la deshumanización y deterioro de la empatía y sensibilidad por el feminicidio de la joven. En esta primera etapa de las reacciones, el ITESO destacó la inmediatez con la que se posicionó el discurso «atravesado por la normalización de la violencia» sobre todo durante las últimas horas del 11 de febrero y las primeras del siguiente día.
La segunda etapa que identificó el laboratorio fue la correspondiente a las acciones emergidas desde un marco tecnopolítico que lograron imponer un discurso frente a la reproducción masiva del horror.
«La estrategia tecnopolítica (el uso político y estratégico de las redes por parte de la sociedad) redireccionó de manera muy rápida la narrativa que se imponía en torno a la revictimización de #Ingrid, a través de la circulación de imágenes de su cuerpo ultrajado», sostiene Signa_Lab.
TECNOPOLÍTICA EN TWITTER
Signa_Lab define a la tecnopolítica como «el uso político y estratégico de las redes por parte de la sociedad». De acuerdo con el Psicólogo Javier Toret, estas acciones resumen «la capacidad de las multitudes conectadas, de los cerebros y cuerpos conectados en red, para crear y automodular la acción colectiva”.
Rosanna Reguillo, Víctor Hugo Ábrego y Yann Bona a su vez interpretaron a la tecnopolítica en el texto «Resistencias en red: Tecnopolítica y violencias», publicado en la revista DeSignis en 2019 desde «las posibilidades de sub-jetivación crítica a través de los usos de Internet».
El caso de Ingrid Escamilla exhaltó la capacidad de los usuarios para organizarse desde la colectividad y hacer frente por medio de la viralización de imágenes de paisajes a un discurso violento que contextualizó en la Red la fotografía del cuerpo de la joven, y que la revictimizó al mostrar aspectos sórdidos de su muerte.
«La inteligencia colectiva y especialmente de una comunidad de afectos de larga data, que ha buscado revertir el relato terrible de nuestras violencias, logró colocar y viralizar -en pocas horas-, miles de imágenes de paisajes naturales, atardeceres, fauna viva, entre otras, con tuits que apelaban al #IngridEscamilla», señala el informe.
«CONTAGIO CULTURAL DEL HORROR»
El análisis semántico realizado a la conversación sobre #IngridEscamilla muestra que la narrativa que se posicionó de manera inmediata la circulación de las fotografías del cuerpo violentado de la joven provino de individuos acostumbrados a la normalización de la violencia agravado por la viralización y el «contagio cultural del horror». Términos como «cuerpo», «desolló», «burla» y otros se colocaron al centro del debate.
ESTRUCTURA DEL HORROR
La cotidianidad violenta fuertemente vinculada a las discusiones se evidenció en el caso de Ingrid desde tres aspectos: La «cobertura mediática mayormente espectacularizante», la «reproducción de la violencia en diálogos en redes a través de la burla o la condena a la víctima» y las «búsquedas de información en internet relativas al hecho que sólo capturan la brutalidad sin contexto estructural».
La manera en que este discurso se diseminó en las redes sociales en torno al caso de Ingrid se produjo de cuatro maneras distintas: desde las palabras más utilizadas en la cobertura mediática alrededor del feminicidio, desde los términos de búsqueda más ligados a la palabra Ingrid, así como dese la difusión de imágenes del asesinato de la joven y desde los sitios de Internet consultados para buscar imágenes de la víctima.
RESPUESTA AL HORROR
Por la tarde del 12 de febrero, Signa_Lab detectó un cambio en los relatos que se reprodujeron en torno al caso que de acuerdo con el laboratorio procedieron de la activación de una «memoria colectiva afectiva y crítica» que tuvo por objeto reivindicar a Ingrid Escamilla a través de la circulación de datos masivos para posicionar una gramática de esperanza en torno al caso y que fue definido en el análisis como una acción de «resistencia colectiva frente a la colonización del horror».
La intervención del algoritmo con miles de fotografías de escenas paisajistas, continuó el 13 de febrero con el posicionamiento de la tendencia #IngridEscamillaChallenge, una continuación de la gramática esperanzadora pero que el incluir la palabra challenge (reto) indicativo de un reto en la Red amplificó la convocatoria entre usuarios.
Después del mediodía del 13 de febrero, el hashtag #IngridEscamillaChallenge comenzó a ocupar el número uno en México. Esta etiqueta no sólo es una continuación de la gramática de la esperanza activada desde un día atrás, sino que permite pensar en un alcance mayor de dicho relato en la medida en que la palabra “challenge” alude a una práctica común en las redes, donde el “challenge” (reto) invita a un mayor número de usuarios a sumarse y sincronizarse para la creación intencional de una tendencia.